Desde las 4 de la tarde del pasado sábado 19 de mayo, personas de toda la ciudad llegaron con libros de todo tipo al café bar Das Haus (calle 53 con carrera Cuarta) con la ilusión de llevarse otros.
Un café rodeado de tranquilidad y una luz amarilla que daba la impresión de un ambiente familiar, paredes blancas con mesas alrededor, mesas llenas de letras e ideas que marcaron vidas y momentos de quien así lo quiso. Dos cocineros y un administrador se adueñaron del sitio aquella noche. La elección de los libros era propia y sin vigilancia.
Las personas que ahí estaban, aproximadamente unas 15, primero se acercaban a las mesas un poco tímidas y, antes de dejar sus libros, buscaban uno que les llamara la atención. La mayoría de los asistentes se demoraron en escoger, pero luego se les veía en los ojos que habían encontrado el que era, de manera exacta y un tanto curiosos.
Siempre me ha parecido que escoger un libro no es algo que se pueda hacer a la ligera e, incluso, no eres tú quien lo elige, es el libro mismo. Entregar un libro es una cuestión importante, compartir palabras que en algún momento fueron importantes para ti o que simplemente te acompañaron, sin ser del todo importantes.
La selección de los libros que se van dejar en aquella mesa fría, no es fácil; el proceso de selección resulta tedioso y da nostalgia. Se siente apego por los libros y, aunque no fuesen importantes o no hayan marcado algo en la vida, era mi libro y la idea de pensar que quizás no le hubiese dado la atención suficiente, me agobia. Libro tras libro, historia tras historia, dejo ir personajes y tomo los primeros tres ejemplares que encuentro.
En medio del trueque de palabras, personajes e historias, a las 7 pm se llevó a cabo una lectura de poemas que volvió el ambiente más íntimo y las personas que de a poco iban llegando, se integraban con facilidad.
En el café, lo lindo no era dejar tu libro en la mesa, sino sentarte alrededor de ella con otras personas que también habían pasado por un difícil proceso de selección y que no solo intercambiaban ejemplares, sino también sus historias.