Diego Carreño Neira es el primer objetor de conciencia que logra graduarse, después de 5 años de haber terminado sus materias en la Universidad Libre.
Nicolás Rodríguez, vocero de la Acción Colectiva de Objetores y Objetoras de conciencia (ACOOC), aseguró que más de un millón de jóvenes tienen la condición de remisos en el país, muchos de estos se reconocen como objetores de conciencia.
La Constitución de 1991 establece la obligación que tienen los ciudadanos de tomar las armas y luchar en nombre de su país, con este discurso más de 52.000 jóvenes fueron reclutados para septiembre del año pasado y siguen siendo enlistados en la actualidad.
Sin embargo, según la ACOOC, otra opción paralela a prestar el servicio militar es la objeción de conciencia, que se define como la condición que tienen todos los individuos de hacer valer el libre desarrollo de la personalidad, la libertad de conciencia y la libertad de cultos, sustentada en los artículos 16, 18 y 19 de la Constitución Política de Colombia.
Esta organización, que tiene respaldo de la Alcaldía Mayor de Bogotá, busca promover la objeción de conciencia como una razón más, aparte de ser hijo único o salir no apto en las pruebas físicas, para no prestar servicio militar. Lo hace resaltando la búsqueda del respeto a la libertad de conciencia y haciendo uso del derecho a rehusarse a participar directa e indirectamente en la guerra.
La objeción de conciencia se ha establecido en el país y se ha reafirmado obteniendo varios logros tales como: la sanción a la ley 1738 de diciembre de 2014 en la que se elimina la libreta militar como requisito para graduarse de la universidad, con esto el objetor de conciencia Diego Carreño Neira, que dice no estar de acuerdo con la guerra, se gradúa finalmente de la Universidad Libre.
Otro logro, es el que se establece en la sentencia 789 del año 2011, en la que se reconoce las batidas como un acto arbitrario de reclutamiento militar denominándolo como ilegal. Aunque se ha comprobado que las batidas se siguen presentando, es evidente que han disminuido y gracias a la sentencia, ahora los jóvenes tienen una herramienta jurídica con la cual defenderse.
Para septiembre de 2014, el coronel Mauricio Martínez, jefe de reclutamiento del Ejército Nacional de Colombia admitió que la cifra de remisos es de 900.000, sin embargo, según Nicolás Rodríguez dicha cifra actualmente es mayor a un millón. Muchos de estos jóvenes se reconocen como objetores de conciencia, que por falta de orientación y conocimiento todavía no saben cómo ejercer su derecho.
Rodríguez menciona que en el proceso para ser objetor de conciencia es necesario que la persona tenga convicciones válidas que reafirmen la razón por la cual prestar el servicio militar va en contra de sus principios. El proceso se basa en defender los pensamientos del individuo por delante de todo y en hacer uso de las herramientas jurídicas. Después de todo, él admite que el proceso no es fácil y que es un instrumento que hasta ahora está tomando fuerza en el país.
Gloría María Tomás Garrido, profesora de la Universidad Católica de Murcia en España, experta en el tema de la objeción de conciencia, dice que resulta imposible hablar de objeción de conciencia a nivel general en el contexto de Colombia, ya que este es un derecho que se hace valer solamente en casos individuales, es decir, de un solo ciudadano. Cuando se quiere hablar de un grupo de individuos que evaden el servicio militar se hablaría de desobediencia civil que significa no obedecer una ley, en este caso, prestar el servicio militar en un país que vive el conflicto armado día a día.