En los últimos años, en Colombia se ha evidenciado una alta demanda laboral en el sector audiovisual, a pesar de la escasez de oferta en el mismo. Según opina Oscar Durán, docente de Comunicación y Periodismo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, “hay un buen número de jóvenes que quieren probar en esta industria, pero en la que no existen suficientes espacios para mostrar su capacidad”.
Es por esta razón que productoras como La Follia apuestan por brindar nuevas miradas a una fresca producción cinematográfica que se apegue a la realidad del país. Al Ritmo del Agua es una película sobre los sacrificios que debe hacer el ser humano por cumplir sus sueños. Una obra que invita a cuestionarnos el qué estamos haciendo por nuestras pasiones e intereses y sensibilizarnos con la vida misma y nuestra identidad como colombianos.
Para Carlos Chinchilla, cofundador de La Follia y productor de Al Ritmo del Agua, el afán por desarrollar proyectos de calidad y narrar historias diferentes fueron el motor de arranque para seguir su pasión de hacer cine. Siendo egresado del programa de Cine y Televisión de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Carlos decidió emprender y fundar su propia productora junto con sus compañeros Andrés Franco y Felipe Bernal en 2019.
“Queríamos representar el cine colombiano, de verdad”, afirma Chinchilla al preguntarle sobre la ambición de su compañía. Con este objetivo en mente, comenzaron a escribir y producir variedad de cortometrajes tales como Invierno, Nosotros y Bestiario. No fue hasta el año pasado cuando la ilusión por realizar su primera película los alcanzó.
La preproducción de Al Ritmo del Agua se remonta al año 2017. Felipe Bernal, director del largometraje y también fundador de La Follia, escribió un guion genuino y real apoyado por el Fondo de Desarrollo Cinematográfico (FDC) a través de un estímulo monetario de escritura.
Desafortunadamente, no corrieron la misma suerte para obtener el financiamiento del filme. El productor opina que la aparente falta de experiencia y credibilidad fueron factores en su contra para que el FDC no les otorgara ese voto de confianza con la segunda fase de su proyecto.
Para esta película, La Follia estimó 41 días de rodaje, una cifra que espantaba al Ministerio de Cultura sabiendo que el tiempo promedio para rodar este tipo de producciones audiovisuales no suele pasar de los 25 días en Colombia. A la frustración por no encontrar la financiación necesaria, se le sumó la llegada del Covid-19 al país. Las cuarentenas y restricciones de bioseguridad provocaron que los ensayos y trabajos de mesa tuvieran que ser migrados a los espacios digitales. Sin embargo, ser jóvenes cineastas en medio de una pandemia no fueron obstáculos suficientes para frenar su sueño.
Gracias a la inversión de una persona natural en el extranjero, La Follia logró sacar adelante la producción del largometraje. “Creo que hay puertas muy pequeñas, pero que con esfuerzo se podrían abrir”, enfatiza el productor Carlos Chinchilla. Él mismo asegura que la verdadera motivación para continuar con el proyecto fue el amor por el otro. El observar cómo cada día, cada uno de los integrantes del equipo de producción aportaban sus conocimientos técnicos y creativos para darle forma a su opera prima. Puede que la búsqueda de locaciones, el cumplimiento de aforos y el reducido presupuesto hayan sido fuertes dolores de cabeza para todos, pero la felicidad y dicha de, no solo estar cumpliendo el sueño cinematográfico, sino también cambiando el panorama de cine colombiano, son razones más que suficientes para seguir rodando.
Gabriela Martínez, asistente de producción, recalca que mucha gente los ve como niños jugando a hacer cine, en lugar de profesionales jóvenes tratando de marcar un antes y un después en el cine nacional. Su visión, compartida por muchas otras productoras del país, es abrir campo en la industria para los jóvenes emprendedores con buenas historias por contar, alejándose de los paradigmas tradicionalistas en el sector que favorecen la trayectoria del artista por encima de su talento.
Chinchilla recalca que varios directores colombianos que se forman en el extranjero vienen a Colombia a rodar con una “visión diferente a la propia identidad del país”, apartándose de nuestra realidad cultural. Es por esto que La Follia busca crear productos de calidad autóctona que compitan a nivel nacional e internacional.
La película Al Ritmo del Agua espera ser estrenada en mayo del próximo año, luego de su paso por festivales de cine. Para ampliar la información y seguir de cerca el proceso cinematográfico de este joven talento, visite la cuenta de la película @alritmodelagua o la de su productora @lafolliaproducciones en Instagram.