Dentro de un proyecto que busca alejar a los estudiantes de las drogas, alumnos de la Universidad Nacional realizaron una actividad cultural que buscaba revivir el carnaval universitario de los años 20. El evento, que se llevó a cabo el pasado 25 de marzo en el auditorio Virginia Gutiérrez de Pineda, también sirvió como marco del lanzamiento del décimo número de la revista estudiantil Contestarte, dedicado en esta ocasión a dicha festividad.
Durante el evento se presentaron grupos musicales que interpretaron las partituras del carnaval que hace 90 años realizaron los estudiantes de la Universidad Nacional como protesta contra la hegemonía conservadora. Una fiesta en la cual participaron intelectuales de gran envergadura como Germán Arciniégas, quien fue su director.
El primer grupo tocó el himno del carnaval universitario. Los grupos de estudiantes del conservatorio de la Universidad Nacional interpretaron algunas piezas que reconocidos compositores de antaño escribieron en honor al evento. El tiplista Oscar Santafé, ganador del Mono Núñez, también expuso junto a su agrupación obras insignia de la desaparecida festividad.
La exposición de imágenes y videos del carnaval de antaño corrió por cuenta del profesor Marco González Pérez. Para González, la importancia del evento no sólo reside en que los nuevos estudiantes imaginen cómo era el mundo de la Universidad Nacional hace 90 años, sino que significa recuperar el legado de un evento que fue de gran envergadura para la ciudad. A tal punto que su organización duraba todo un año en una época en la cual la población Bogotá era de sólo 100.000 habitantes.
Durante el carnaval de 8 días se realizaban enormes desfiles por la carrera octava y concursos de jinetes. Comparsas con carrozas, reinados de belleza, concursos musicales y sátira política son algunas de las características que el desaparecido evento comparte con los festivales contemporáneos. Además del enjuiciamiento y entierro de Pericles, homólogo del moderno “Joselito Carnaval”. Es, en resumen, una invitación a recordar uno de los grandes acontecimientos de la Bogotá de antaño y a lograr, a partir de la fiesta, una convivencia más sana, lejos de las drogas.
Para Catalina Bohórquez (directora de Contestarte e impulsora de la recuperación del legado del carnaval), también es un lugar propicio para entender la importancia política y social que tuvo dicho evento. Según Bohórquez, a partir del carnaval se empezó a cuestionar la exclusión de la mujer de la universidad. Esta festividad ha aparecido intermitentemente en los últimos años como elemento de protesta. Un ejemplo de ello fue la minga indígena de 2008. Entre los proyectos del grupo Contestarte está la realización de un documental que narre la historia de dicho evento.