Sáchica: donde la cerveza es más que solo una bebida

Jueves, 21 Marzo 2024 07:19
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Este pueblo boyacense es conocido por ser la capital nacional de la cebolla, sin embargo, en los últimos años ha ganado popularidad por ser en el que más se toma cerveza. 

La cerveza es la bebida más consumida en Sáchica, Boyacá||| La cerveza es la bebida más consumida en Sáchica, Boyacá||| Alcaldía de Sáchica|||
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A las 10 de la mañana, comienzan a caer al suelo las primeras tapas de cerveza en las tiendas de Sáchica. Los clientes habituales suelen ser obreros que trabajan en los cultivos de cebolla; llegan en grupo, se sientan y piden cervezas para todos. Beben la primera en apenas dos sorbos y en menos de un minuto, como si fuera agua. Algunos llevan en sus mochilas de lona unas cuantas más, para tomar mientras siguen con la jornada. La cerveza es la principal fuente de hidratación en Sáchica, el pueblo que más consume esta bebida en todo el país. En este lugar, la cerveza juega un papel importante que va más allá de su simple consumo.

Entre las montañas del departamento de Boyacá, se encuentra el municipio de Sáchica, un lugar que destaca por sus extensos campos de cebolla y su cercanía con la icónica Villa de Leyva. Aquí, la vida sigue el ritmo marcado por las labores agrícolas, donde una gran parte de los habitantes se dedican a la siembra, cultivo y extracción de la cebolla. Al pasear por el pueblo, la rusticidad de los adoquines de piedra y la arcilla de sus calles, transporta a propios y visitantes a una época colonial. La mayoría de las fachadas de las viviendas están pintadas de color blanco, las tejas son en barro y las puertas color marrón.

A diferencia de otros lugares en Boyacá, el clima en Sáchica es caliente y ocasionalmente templado. Esta es una de las principales razones por las que la gente aquí consume tanta cerveza: para refrescarse del calor. También, para saciar la sed de las largas jornadas de trabajo. “La cerveza no hostiga, no es dulce y se pueden tomar más de cinco fácilmente, además, tiene un grado de alcohol que resulta satisfactorio en este tipo de condiciones”, expresó Javier Enrique Rojas, historiador y guía turístico de Sáchica, mientras destapaba una lata de Club Colombia. Este es uno de los motivos por los que esta bebida es la predilecta para algunos sachiquenses.

La tienda Mercafamiliar es la más conocida y la que más vende cerveza en todo el pueblo. Por lo que ha sido premiada en dos ocasiones con la tapa roja de Bavaria, un reconocimiento otorgado por la empresa a las tiendas que más venden póker, la cerveza favorita de muchos. Este establecimiento se encuentra en un costado del parque principal y no es muy grande, las sillas y mesas se encuentran en el exterior. Generalmente, suele llenarse desde antes del mediodía, ocupada principalmente por hombres. A esa hora, ya se han destapado unas 200 cervezas, según los tenderos. Cuando las mesas se llenan de envases, estos empiezan a apilarse en el piso hasta que los meseros los recogen.

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El descorchador es un utensilio que no hace falta, destapan la cerveza usando diferentes técnicas y objetos poco convencionales. Pueden usar la tapa de otra cerveza o la misma canasta donde vienen. Un cuchillo, una cuchara o un tenedor. Una piedra plana, el borde de las sillas y mesas, e incluso, cuando no hay ningún objeto cerca, la destapan usando sus propios dientes. Abrir una cerveza se convierte en todo un ritual y una competencia, donde gana el que lo haga de la forma más ingeniosa.

Según la Cervecería Bavaria, cada persona que consume alcohol en el municipio ingiere aproximadamente 190 litros de cerveza al año, lo que equivale a 576 cervezas, con un costo de 1.728.000 pesos. Sin embargo, algunas personas consumen muchos más litros anualmente, se toman en promedio de 12 cervezas al día. Estas cifras ubican a Sáchica como el municipio en el que más se consume este tipo de licor en toda Colombia. Algunos sachiquenses se sienten orgullosos de este título. Es común escucharlos decir en las tiendas “Acá si se toma como se debe”. Mientras que, para otros, es irracional tomar tanto e incluso les avergüenza que su pueblo sea conocido por este tipo de cosas.

 En promedio cada sachiquense consume 190 litros de cerveza al año, lo que equivale a 576 cervezas anuales, con un costo de 1.728.000 pesos. Sin embargo, algunos habitantes del municipio consumen unas 12 cervezas al día.

En algunas épocas del año, como en enero y diciembre, es común que haya escasez de cerveza en todo el pueblo. Durante estos meses es cuando más aumenta la venta y el consumo de licor debido a las fiestas. El camión repartidor suele llegar por las mañanas a todas las tiendas, pero en horas de la tarde, ya solo quedan unas cuantas. Por lo tanto, es común que se abastezcan de pueblos vecinos o que se deje más mercancía de lo habitual. Además, también aumentan las riñas y peleas. "Sáchica es un pueblo muy tranquilo, pero a veces los tragos se suben a la cabeza y empiezan las peleas", afirmó Javier. Este es uno de los aspectos negativos del alto consumo de alcohol, aunque no es muy común que ocurra.

Uno de los clientes más fieles de Mercafamiliar es Alirio Tolosa, un campesino de 56 años oriundo de Sáchica. Suele ir casi todos los días a tomarse unas cuantas cervezas, menos los domingos, ya que ese día es el de ir a la iglesia para encomendarse y prometerle a Dios que dejará el alcohol. Hasta el momento, no ha podido cumplir esa promesa. “Yo tomo cuando estoy triste, feliz o aburrido. Me gusta cualquier cerveza, lo único que no me gusta es no tener plata para comprarla”, mencionó en medio de carcajadas y con una póker en su mano, la sexta hasta el momento. En algunas ocasiones, prefiere tomar que almorzar, para él, es más importante la pola que el almuerzo, además, esta bebida también lo llena.

En un día normal, Alirio puede beber entre 12 y 15 cervezas. Pero cuando se dedica a tomar en compañía de sus amigos, ha llegado a consumir hasta 60 cervezas diarias. Él paga menos de la mitad de la cuenta de su consumo, el resto se las gastan. Cada cerveza cuesta en promedio 3.000 pesos, aunque es un precio asequible para la mayoría de las personas, cuando se toma en gran cantidad las cuentas suelen ser bastante elevadas. “Mi mujer me regaña, ¿pero que más hago yo?, tomar me gusta y es mi recompensa después de joderme tanto trabajando”, expresó mirando al piso, mientras le quitaba con las uñas la marquilla a una póker.

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Al igual que muchos otros hombres en Sáchica, Alirio comenzó a tomar cerveza a temprana edad, exactamente a los 11 años. Su padre lo llevaba a trabajar en el campo, donde solo se hidrataban con esta bebida, y fue ahí donde le cogió el gusto. Aunque suele consumir casi todos los días y en grandes cantidades, esta no ha afectado su salud. No padece ninguna enfermedad relacionada con el consumo excesivo de alcohol. Todos sus órganos están en perfecto estado y sus únicas dolencias han sido ocasionadas por otras cosas, pero no por su amada cerveza. "Yo estoy alentado es por la pola, si no tomara tanto ya estaría muerto”, mencionó entre risas, justificando su gusto por la cerveza.

Tomar cerveza es una costumbre muy arraigada en algunos habitantes del pueblo, por lo que se empieza a consumir desde una edad temprana. Sin embargo, esto era mucho más común años atrás. Actualmente, los niños no consumen este tipo de bebidas alcohólicas en el pueblo. En el parque central del pueblo se pueden observar a algunos jóvenes que aún no tienen la mayoría de edad consumiendo cerveza. Las tiendas tienen prohibido vender alcohol a menores de edad, pero esto no impide que ellos puedan conseguir cerveza.

Los hombres no son los únicos que consumen cerveza en Sáchica; las mujeres también lo hacen, pero de manera más controlada. Doña Cecilia, de 52 años, se dedica a las labores domésticas y al cuidado de sus dos hijos. Antes del mediodía, cuando sale a comprar los ingredientes para preparar el almuerzo, aprovecha para tomarse una cerveza en la tienda y pide otra para llevar. Aunque afirma que lo hace para calmar la sed, uno de sus hijos sostiene que ya es una costumbre diaria. “Yo salgo a mercar y con ese sol me antojo de tomarme una polita. La gaseosa es dulce y no me gusta, además, aprovecho para echar chisme con la vecina”, afirmó mientras elegía unos lulos para el jugo del almuerzo.

Las tiendas en Sáchica comienzan a llenarse a las cuatro de la tarde, cuando ya casi todas las labores han terminado. En los parlantes de los establecimientos suena carranga, la música típica de la región. Para algunos, la cerveza es la compañera perfecta para sus tristezas, desilusiones, alegrías o para volver más amenas las conversaciones. Otros revisan sus billeteras para saber cuántas cervezas más pueden comprar, ya que ninguna tienda fía. Cuando cae la noche, empiezan a llegar las esposas, que se llevan a sus maridos a punta de regaños para la casa. Al final, solo quedan los solteros, quienes se retiran a las ocho o nueve. Poco a poco se convierte en un círculo repetitivo, donde los tenderos seguirán destapando cervezas y los clientes piensan en cuentas se tomarán el día siguiente.