Las esquirlas del conflicto urbano en Barrancabermeja

Miércoles, 20 Septiembre 2023 21:18
Escrito por Yilmar Escalante

El conflicto que vive Barrancabermeja ha trastornado el comportamiento de los barranqueños. La pesadilla se agrava con el paso de los meses y las personas no se sienten condicionadas por esto.

 

 

Barrancabermeja se encuentra en la ribera del río Magdalena.||| Barrancabermeja se encuentra en la ribera del río Magdalena.||| Yilmar Escalante|||
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  • Coautor 1: David Leguízamo Arias

Los latidos del corazón retumban a una velocidad presurosa, mientras que el resto del mundo pareciera moverse en cámara lenta. La adrenalina invade explosivamente las entrañas de Andrés Martínez mientras debe refugiarse detrás de un vehículo. Acaban de dispararle a cuatro personas a quemarropa a pocos metros de él; así es la guerra urbana, no respeta horario, testigos y menos la vida de las personas que no están involucradas.

El tendero de la cuadra quedó petrificado, el señor que reparte encomiendas pequeñas tuvo que arrojar su bicicleta y tirarse al suelo, los niños que jugaban a la pelota en medio de la calle corrieron pavorosos ante espeluznantes detonaciones a menos de dos metros de las víctimas. Casi todas las miradas presentes vieron cómo las balas perforaron las extremidades de dos de ellas, un panorama espantoso para todos.

Andrés, un estudiante de ingeniería de las Unidades Tecnológicas de Santander, venía de clase después de cumplir con su jornada habitual. Una vez finalizó el tiroteo, se asomó por un costado, ya gente estaba acercándose a auxiliar a las víctimas que reposaban agonizando en el suelo. Todos parecían estar conscientes, la gente los subió a taxis y vehículos particulares para llevarlos a la Clínica Magdalena. Allí van a parar todos, pero no todos salen vivos de este centro asistencial.

Al llegar a su casa Andrés tuvo que calmar a su mamá, pues ellos viven a tan solo tres calles del lugar de los hechos y las ráfagas se escucharon en casi todo el barrio, provocando que su madre se imagine lo peor. Agua con azúcar es lo que le brindó a la señora, afortunadamente no hubo tragedia para la familia Martínez. Todos los días puede caer un inocente.

Quienes hemos vivido en Barrancabermeja nos hemos tenido que acostumbrar a convivir con las noticias relacionadas con la violencia en este último tiempo. La frase “cuídese que están matando” pasó de ser un chiste a una advertencia que amarga a cualquiera, estar en el lugar equivocado también puede ser parte de esto, no solo resultar impactado por un proyectil con dirección errónea, sino también traumado por presenciar una muerte violenta.

Esta ciudad se ubica en el departamento de Santander junto al río Magdalena, en una región llamada Magdalena Medio. La ubicación de este distrito es estratégica en muchos aspectos, entre estos, se resalta la parte petrolera y su desarrollo como zona franca, donde entran los intereses comerciales tanto legales como los que son al margen de la ley.

En Barrancabermeja se libra un conflicto armado hace más de un año. El dominio y el poder delincuencial de la región se encuentra en medio de una transición, con diferentes grupos. Se les atribuyen diversos nombres, entre ellos: Autodefensas Gaitanistas de Colombia, Clan Del Golfo, ELN, Los Bucaros y el Frente de Guerra Urbano, entre otros.

Las autoridades siempre han brindado la misma información a los medios de comunicación y público en general. Se trata de una guerra por el control del microtráfico en la región del Magdalena Medio. La comunidad también especula sobre una “limpieza” que se le adjudica a uno de estos grupos en busca de combatir el expendio de drogas de la ciudad, esto debido al mensaje de unos panfletos que prometen una “contraofensiva” a la delincuencia, específicamente al Frente de Guerra Urbano.

Las autoridades se han reunido con el alcalde Alfonso Eljach, el gobernador Mauricio Aguilar y hasta con la cúpula del presidente Petro. Han incrementado la presencia de la policía y hasta el ejército, lo que provocó un aumento en las capturas y el número de procesados, pero sin éxito alguno, ya que los asesinatos siguen con la misma tendencia ascendente.

(Le puede interesar: "Pedirán Ejército para afrontar ola de violencia en Barrancabermeja").

A la comunidad barranqueña poco le ha importado la autoría de cada asesinato, pues en la calle los sicarios se ven igual, vestidos de civil, con las placas cubiertas en sus motos, bajo el sol abrasador y montando el modelo de moto más popular.

Según la Fiscalía y Policía del Magdalena Medio en sus declaraciones oficiales hacia la opinión pública, las cifras por asesinatos en el año 2022 eran preocupantes, ya que se registraron homicidios relacionados con este conflicto casi cada cuatro días. Estos ataques sicariales superaron las 100 muertes. En lo corrido del 2023 la cifra aumentó un 106% con respecto al año anterior, con tan solo un 55% de esclarecimientos de homicidios por parte del CTI.

A mediados del presente año, específicamente el 29 de julio, las autoridades ya habían reportado un total de 80 muertes de las cuales 77 fueron por homicidios en casos de sicariato. Desde ese entonces el número solo ha aumentado.

“Tenemos un incremento en este delito, con respecto al año anterior. Básicamente los hechos obedecen a un control de tráfico de estupefacientes, esa es la raíz de los hechos que se vienen presentando y a eso obedece ese incremento en las estadísticas”, expuso el coronel Luis Alejandro Cubillos para el medio Vanguardia Liberal.

(Siga leyendo: "Homicidio aumentó 106 % en Barrancabermeja este año, ¿qué hay detrás de la ola de violencia?").

Según la Corporación Regional De Derechos Humanos CREDHOS, en la constancia presentada por la Comisión de Derechos Humanos del Senado, la violencia en Barrancabermeja se agudizó a finales de 2021 y continúa hasta la actualidad. El conflicto también ha afectado de manera directa a los líderes sociales que sirven a la comunidad en un trabajo de acompañamiento a las víctimas. Estos líderes han sufrido amenazas, estigmatizaciones, hostigamientos, atentados y desplazamientos forzados.

(Denuncias a favor de CREDHOS: Haga clic aquí para ir a la primera denuncia - Haga clic aquí para ir a la segunda denuncia). 

Esta persecución hacia los líderes sociales comenzó a partir de una respuesta en rechazo a un vídeo intimidante publicado por las Autodefensas Gaitanistas y el lanzamiento de la Mesa Humanitaria del Magdalena Medio (una Organización civil y social de Derechos Humanos).

(Lea también: "Constancia presentada por la comisión de derechos humanos al senado"). 

La comunidad internacional logró conocer la delicada situación de derechos humanos de Barrancabermeja y entidades como el Fondo Noruego para los Derechos Humanos o International Action for Peace (IAP), demostraron su apoyo públicamente ante los ataques hacia los líderes sociales.

(También le puede interesar: "Ampliación sobre la publicación del Fondo Noruego para los Derechos Humanos").

El fantasma de la violencia deambula por las calles todo el tiempo, a toda hora, sin importar si llueve o hace sol, no importa si hay testigos o no. Ya no hay límite. Barrancabermeja ha tenido diferentes periodos violentos en su historia y para muchos de los habitantes, es solo una actividad con tendencia a repetirse cada tantos años.

Rara vez se habla de estos temas por miedo a una repercusión negativa, pero William un celador de la comuna dos, se abrió a hablar conmigo con frases cortas. Trabaja en uno de los barrios mejor ubicados de la ciudad y de los más seguros debido a que la base principal de la policía está justo al lado, pero esto ya no significa una garantía para la comunidad.

-Por acá pasaron dos en una Bóxer hace días -dice el guardia en un tono de voz muy bajo- El de atrás llevaba una chaqueta de jean que lo protegía del sol, se le veía una pistola en la pretina del pantalón, ellos patrullan de vez en cuando.

-¿Ya no importa que la policía esté tan cerca?

-Nunca ha importado.

-¿Qué se puede hacer para intentar tener tranquilidad?

-Pedirle al de arriba que todavía no nos llame.

La gente no suele hablar con libertad de estos temas porque todos le temen a la exposición y a las consecuencias. Antes la violencia se quedaba en los barrios del norte, lo que hacía que el resto de la ciudad hiciera la vista gorda. Ahora es algo que afecta a todos los habitantes y a todos los estratos. Cada persona que me habla sobre lo doloroso que es convivir con la violencia debe lanzar una mirada al vacío y bajar la velocidad al hablar mientras escoge las palabras que dice. Nadie quiere aparecer en una nota, nadie desea que su nombre y su familia sean parte de este conflicto si es que este aún no toca a sus puertas.

En la ciudad muchos presencian asesinatos, balaceras, hurtos y amenazas, pero al mismo tiempo nadie ha visto nada. En confianza conmigo, un miembro del grupo armado relacionado con la elaboración de un panfleto con amenazas de muerte a consumidores y expendedores de drogas de la comuna dos, se abrió a hablar:

-La ciudad necesita orden, ese despelote viene desde antes de la pandemia, pero empezaron a matar hasta ahorita.

-¿Cuánto durará esta guerra?

-Lo que la gente quiera que dure.

-¿Ustedes tienen recursos ilimitados?

-Sí, igual que los otros combos, suponemos que esto irá hasta donde se aguante, la munición y la gente es ilimitada.

-¿Hace cuánto hacen presencia en esta región?

-Desde que surgimos (a finales de 2021) hacemos presencia acá en Barranca, en el sur de Bolívar, en Antioquia y hasta en Norte de Santander.   

Con una mirada fría y total seguridad, me miró y aseguró que su organización está dispuesta a ir hasta el final de la situación. Su objetivo es muy claro y no se sienten limitados ni por las autoridades, ni por otros grupos.

El comportamiento del barranqueño ha mutado. Todos los días amanece para salir a trabajar, estudiar y demás. La gente sale de fiesta y a comer con total cotidianidad, la economía de la ciudad sigue dinámica. Se ha decidido continuar a pesar de las macabras escenas que se desarrollan constantemente en las calles.

Rubén Ramírez, un trabajador de un reconocido hotel de la ciudad, dialoga al lado mío sobre la situación de la violencia. Luego de un extenso turno de dos a diez como recepcionista, menciona que le gustaría tomarse una cerveza, dice que eso le calma el estrés que le deja la jornada.

Admite que es peligroso estar en la calle, observando precavidamente a su alrededor. Expone que se siente agradecido con Dios por mantenerlo a salvo, dice que prefiere tomarse una cerveza con el olor de la pólvora y el estruendo de los disparos ambientando su momento de ocio. No teme por su vida, pues asegura no estar ligado con el conflicto y se rehúsa a condicionar su diario vivir por una problemática de la que no se siente parte.

La ciudad se mantiene con un actuar corriente de sus actividades, constantemente interrumpido por hechos violentos que perturban a los ciudadanos. La comunidad desarrolló un miedo que no permite circular con relativa tranquilidad como se hacía hace un par de años y la creencia en que las autoridades establecerán control sobre la situación es un deseo que se va desvaneciendo efímeramente como el humo de los disparos.