A raíz de la imposición de régimen talibán en Afganistán, varias organizaciones de los derechos de la mujer, tales como la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA), han emitido alertas sobre el futuro incierto y peligroso de los derechos de las mujeres en el país.
En abril de este año, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció, luego de 20 años de presencia militar, su decisión de retirar todas las tropas estadounidenses del territorio afgano. Cuatro meses después, en agosto, los soldados americanos abandonaron la base militar más importante, situada en la capital, Kabul, y el presidente afgano Amrullah Saleh huyó del país a causa de las amenazas a su seguridad por parte de los talibanes.
A partir de esto, los talibanes se tomaron Kabul y el palacio presidencial con el propósito de instaurar un nuevo gobierno talibán en el país. Este hecho ha derivado en grandes preocupaciones por parte de la población afgana en relación a los avances logrados en materia de Derechos Humanos de mujeres y minorías étnicas y religiosas. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Internacionales, en julio de este año cerca de 200.000 afganos se vieron forzados a abandonar sus hogares.
Comunidad internacional, en alerta
A pesar de que el vocero de los talibanes, Zabihullah Mujahid, emitió un comunicado afirmando que los derechos de las mujeres serán respetados, la comunidad internacional se encuentra preocupada por la forma de protección particular que les darán a estos.
Lo que ha llamado la atención de los debates internacionales es la aplicación de la ley sharía en relación a los derechos de las mujeres, y la gran discusión que está ocurriendo en este momento es descifrar la forma de interpretación que le darán los talibanes a esta norma.
La ley sharía abarca "el principio de tratar a otras personas con justicia, de asegurarse de que el sistema financiero trate a la gente con equidad... y lo más importante, los principios básicos del destino islámico", le explicó Noah Feldman, profesor de Derecho de Harvard, a CNN en Español.
Los talibanes se han caracterizado por tener una de las interpretaciones más rigurosas del Corán, siendo estas incompatibles con los sistemas sociales y jurídicos de Occidente, sobre todo en materia de derechos de la mujer. Por ejemplo, ellos consideran que las mujeres, a pesar de tener derechos, no se encuentran en igualdad a los hombres, mientras que en Occidente las luchas feministas han tenido cada vez más influencia en el mundo jurídico.
“En el régimen talibán no hay precisamente una interpretación del Corán, se aplica este libro y sus castigos tal y como están escritos. Sin embargo, a esto se le mezcla también los códigos Pastu, donde los crímenes de honor se pagan con sangre y la que guarda el honor de la familia es la mujer”, explicó Margarita Cadavid, internacionalista especializada en derechos humanos.
El gran problema de la aplicación de esta ley del derecho islámico es que es un principio general por medio del cual no hay una separación entre lo religioso y político público. “Creo que, en términos generales, la sharía es nociva para las mujeres, porque hablar de derechos humanos con los dogmas es absolutamente imposible. No obstante, el problema de Afganistán no es la sharía, sino la interpretación de los talibanes respecto a la ley coránica”, afirma Mauricio Jaramillo Jassir, profesor e internacionalista de la Universidad del Rosario.
La gran pregunta que se está debatiendo es: ¿la comunidad internacional podrá ejercer control sobre el régimen talibán? Según Jaramillo, “no da para ilusionarse” sobre la situación de Afganistán debido a que ya hay múltiples denuncias de ataques contra mujeres por no seguir los lineamientos de los talibanes, tales como salir solas o utilizar obligatoriamente la burka.
“Ni la religión, ni la cultura pueden ser excusas para violar los derechos más básicos de las personas. Siempre que hay crisis de este tipo, con grupos fundamentalistas, los derechos de las mujeres son los primeros en correr peligro”, concluye la profesora y abogada civilista Lina Céspedes.
La realidad, apuntan los expertos consultados por Plaza Capital, es que la comunidad internacional de Occidente ya no tendrá tanta influencia sobre el desarrollo de Afganistán. Por el contrario, quienes estarán llamadas a ejercer un poco de control sobre la situación de los derechos de mujer serán Rusia, Irán y China
En una entrevista con BBC Mundo, Seth Jones, director del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Estados Unidos (CSIS) afirmó que "Rusia ha estado ayudando al Talibán, no sólo con su diplomacia, sino también con dinero y posiblemente inteligencia". Esta ayuda ha sido vista por muchos expertos, entre ellos Jones, como un favorecimiento al establecimiento del régimen talibán. "Uno de sus intereses es simplemente contrarrestar el poderío de Estados Unidos en regiones que considera como dentro de sus esferas de influencia: Asia del Sur, Medio Oriente y Europa del Este", añadió Jones.
Por otro lado, el apoyo de Iran a Afganistan se ve muy influenciado por la frontera entre los dos países, mediante la cual fluyen migrantes, drogas y grupos armados. En constantes ocasiones, Estados Unidos ha denunciado a la Fuerza Quds, un grupo paramilitar del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, de apoyar el resurgimiento de los talibanes.
No obstante, China será el gran aliado de la comunidad para exigirle a los talibanes el respeto y protección de los derechos de la mujer, debido a que este país ha tendido a favorecer el resurgimiento del régimen talibán.
Geng Shuang, alto diplomático chino, advirtió ante el Consejo de Seguridad de la ONU que era hora de responsabilizar a Estados Unidos y otras fuerzas occidentales por los crímenes cometidos en Afganistán. "Es necesario que la comunidad internacional se comprometa con los talibanes y les brinde orientación activamente", afirmó el diplomático.
El caso de Aisha
En 2010, la imagen de una mujer afgana generó controversia en los medios de comunicación. Aisha Mohammadzai posó para la revista Time luego de ser mutilada por su esposo. El artículo destinado a su historia se titulo Las mujeres afganas y el retorno de los talibanes, y retrató la violencia que sufrían las mujeres en este país.
Según la historia contada por Aisha en la revista, a sus 14 años fue prometida por su padre bajo la práctica baad (matrimonio forzado de niñas para resolver disputas) a un combatiente talibán. Vivió cuatro años de constantes abusos y a los 18 años intento escapar de su violento matrimonio, pero fue atrapada por la Policía y devuelta a su esposo.
Por castigo de su fuga, un tribunal talibán liderado por un líder religioso permitió la mutilación de su nariz y sus orejas por parte de su esposo, debido a que su actuación fue “deshonrosa” para su matrimonio y para la sociedad. Aisha es uno de los miles de casos que ejemplifican la brutalidad a la que las mujeres deben enfrentarse bajo las creencias y el régimen talibán, el cual vulnera abiertamente los derechos de estas. De acuerdo con ONU Mujeres, el 87% de las mujeres afganas experimentan al menos una forma de violencia.
Una de las mayores preocupaciones de la comunidad internacional es el status jurídico de las mujeres en el país bajo el nuevo Gobierno talibán, debido a que su anterior mandato, entre 1996 y 2001, se vio reflejado por control excesivo e injusto sobre ellas, que propició serias violaciones a sus derechos humanos.
Sin embargo, la situación para las mujeres sí mejoró desde la caída del Gobierno talibán en 2001. La política afgana se vio reconstruida con la participación de mujeres, tomaron mucho más protagonismo las activistas de género y más niñas pudieron acceder a educación. Un claro ejemplo de esto es la Constitución Política de 2004, en donde se incluyen disposiciones sobre la igualdad de derechos de toda la ciudadanía y la inclusión de las mujeres en la vida política del país. Por ahora, el mundo está a la expectativa de lo que viene en materia de derechos para ellas.