Maicao, cultura y crisis económica en la frontera con Venezuela

Viernes, 12 Marzo 2021 22:08
Escrito por

El municipio de Maicao, en el departamento de La Guajira, al norte del país, conocido por su riqueza cultural, afronta una de las mayores crisis económicas de su historia ligada a la situación de Venezuela. La frase “vitrina comercial de Colombia” de hace muchos años, era eslogan que se usaba para referirse a Maicao. 

Mercado de Maicao||| Mercado de Maicao||| Daniella Mazo|||
6473

A este municipio de La Guajira llegaban, en gran cantidad, visitantes que compraban mercancía a bajo costo para abastecer sus negocios en las diferentes partes del país, así como también de países vecinos del Caribe. De esta frase, solo quedan las historias de los mayores y algún que otro chiste de quienes son oriundos del municipio. Las calles parecen atrapadas en el pasado, la falta de trabajo formal hace que no se avance en infraestructura y desarrollo. Desde la época de la abonanza mercantil, por las polvorientas calles de Maicao, carros ambulantes de café eran empujados por personas originarias de Tuchín-Córdoba llamados “tuchineros”, hoy en día la mayoría de estos carros son fuente de trabajo para los migrantes venezolanos y decenas de vendedores antiguos han tenido que dejar el municipio por falta de ingresos. A una escala más étnica se encuentra la comunidad indígena Wayuu, que se ha visto afectada por la llegada de migrantes al Municipio. 

En una entrevista realizada a miembros comerciantes de esta comunidad, lo que contaron fue que “Los Wayuu siempre hemos estado entre Colombia y Venezuela”, datos que son corroborados en cifras del Dane. Estos miembros llevan vendiendo artesanías Wayuu, cerca de 30 años y comentan en la entrevista “lo que no es justo es que quienes vivían en Venezuela lleguen a vender productos más económicos y nos hacen bajar los precios por la competencia”.

Maicao ha sido construido por las diferentes culturas en tradiciones, costumbres y economía. La otra colonia es la libanesa, que dominan el comercio de electrodomésticos, canasta familiar y porcelana. Samir Safadi, es miembro de la Asociación Libanesa de Comerciantes de Maicao y es el miembro más antiguo con 45 años ejerciendo en el campo del comercio. Safadi comentó que “Maicao estaba grave desde la caída de la moneda venezolana, logramos mantenernos de alguna manera por años, pero en los últimos años todo se ha complicado por la llegada masiva de inmigrantes que hace que las pocas oportunidades se escaseen”.

“La informalidad no alcanza para todo el mundo”

Un informe de la cámara de comercio de la Guajira de 2020 encuestó a 306 comerciantes en el que preguntaba cuál era la situación del comercio, tuvo como resultado tres factores en la crisis económica, la inseguridad, la migración y el poder adquisitivo. En otra ocasión se tuvo el testimonio de un comerciante guajiro y fue “las medidas que se toman son paños de agua tibia, mucho más ahora es necesario un control en la migración ya que por la pandemia se golpea mucho más lo que se está tratando de reconstruir”. En las tres entrevistas se toca el mismo punto, “la informalidad no alcanza para todo el mundo”, los comerciantes no pueden competir con los precios de productos y mano de obra más económica, además que aseguran que la inseguridad aumenta porque quienes quieren trabajar de forma legal se van a otras ciudades, abriendo espacio para negocios clandestinos.

La otra cara de la moneda es a quienes todos ven como el “mal común”, los migrantes venezolanos quienes llegan del país vecino “huyendo del régimen” como lo asegura “María” una mujer que se dedica al tráfico ilegal de productos. María es madre cabeza de familia de 3 hijos y dice que su único sustento es el contrabando a precio mucho más bajo que el de Maicao. “Yo no tengo otra opción… no tenemos otra opción, es venir y enfrentar comentarios de muy mal gusto para vender o pasar hambre ¿cuál escoges tú?”. Así son muchos los casos de madres que se dedican al peligroso negocio del contrabando, atravesando la frontera para llevar un poco de alimento a su casa”. Un último comentario de Safadi resume la problemática en un plano más general “ayudar a los migrantes no molesta, lo malo es que la crisis no la notan a nivel nacional. La Guajira solo les sirve para el carbón y el gas”.