“Es un trabajo pesado… la gente no cree que los políticos trabajen, y sí lo hacemos harto”, dice el concejal del Centro Democrático Daniel Briceño mientras esboza una sonrisa culposa. Sabe que lo que ha dicho no sería muy popular en la opinión pública, pero precisamente por eso halla una especie de ironía graciosa en sus palabras.
Antes de continuar, mira de reojo la pantalla de su celular para revisar si le ha llegado algún mensaje de sus compañeros de bancada. Está con el tiempo corto porque en cualquier momento inicia una reunión importante con ellos para coordinar un comunicado conjunto que deben sacar al día siguiente.
No parece gustarle pasar mucho tiempo en su oficina, pues incluso prefirió salir de ella para atender la entrevista al aire libre en el patio del claustro del Concejo de Bogotá, que guarda en el color amarillo pastel de sus arcos y el piso pedregoso el estilo propio de la ciudad colonial de la que hoy ya solo queda el recuerdo en contadas edificaciones como esa.
En un segundo día, sentado en un banco al lado opuesto del claustro de donde se ubicó la primera vez, tiene mayor tiempo para justificar su afirmación sobre su carga de trabajo con pruebas que saca en un instante de su calendario de Google: inició su día a las 7 de la mañana con una junta de voceros en el Concejo de Bogotá, seguido de un debate de la Comisión de Hacienda de 9 a 12 (que ha interrumpido brevemente para responder esta pregunta y otras más), luego un programa con el periodista Juan Diego Alvira a las 12:45 (a esto añade que ya tiempo para almorzar no tiene), en las horas de la tarde una mesa de trabajo con el IDU en la localidad Rafael Uribe, una reunión con unos abogados a las 5, y finaliza el día con participaciones en programas radiales hasta las 9 de la noche.
En otras palabras, vive casi tan ocupado como un universitario en semana de entregas, de lo cual también conoció en su momento, y mejor que muchos por haber estudiado derecho en la Universidad Externado.
Con todo eso, poco tiempo le ha quedado para dedicarse a sus otros intereses fuera de la política, en la cual dice que ha estado inmerso casi de lleno desde el inicio de su campaña por el cargo que actualmente ocupa. Los días que no está trabajando como concejal o como ‘influencer’, Daniel Briceño está leyendo (aunque aclara que casi siempre de política de todas formas), subiendo Monserrate trotando, u ocasionalmente asistiendo a conciertos.
Su día a día está acompañado por los sonidos del reguetón, su celular -que siempre carga literalmente en mano para ver el calendario, recibir llamadas, o revisar redes-, y por supuesto, sus chaquetas puffer negras o azul oscuro con las que casi siempre viste, de las cuales tiene 24.
Antes de ser concejal
Briceño es cristiano desde su crianza, y su fe siempre ha jugado un rol importante tanto en su vida personal como en su carrera profesional, porque fue precisamente en el entorno de la iglesia donde desde muy joven conoció al concejal Emel Rojas Castillo, del partido Nueva Fuerza Democrática.
El concejal Rojas ha sido una pieza fundamental en la carrera de Daniel Briceño, porque fue uno de los primeros en orientarlo desde muy joven hacia la política como carrera cuando le propuso una precandidatura como edil de La Candelaria en 2011, la cual no pudo materializar por priorizar su carrera universitaria. Es con él también que trabajó por primera vez en el recinto del Concejo de Bogotá siendo asistente suyo durante seis años; dice que ese ha sido hasta el momento su trabajo favorito en la vida.
Fue precisamente el concejal Rojas quien lo orientó a la hora de escoger partido político por el cual lanzar su candidatura. La decisión inicial de intentar llegar al Concejo “fue realmente familiar”, como lo pone Briceño, y a partir de ahí su siguiente apoyo fue su jefe Emel Rojas para buscar el partido que más le permitiera crecer en el voto de opinión, y tras quedar con las opciones de Cambio Radical y Centro Democrático, tomaron la decisión de irse por este último.
Por supuesto, era de fundamental importancia priorizar el voto de opinión a la hora de tomar esa decisión, ya que la popularidad de Briceño como figura pública inició desde la red social ‘X’, antiguamente conocida como Twitter.
El SECOP
El concejal cuenta que durante la pandemia encontró, por algunos posts virales que tuvo, el potencial de darse a conocer en esta red social como líder de opinión, y especialmente tras enfocar su contenido en las famosas denuncias de contrataciones cuestionables que encontraba cada tanto tiempo en el Sistema Electrónico para la Contratación Pública (SECOP). A sol de hoy, este sigue siendo un elemento fundamental de su presencia digital.
El secreto detrás de las denuncias que lo hicieron estallar en popularidad es la constancia: "Las denuncias son un trabajo diario, constante; no es que te las encuentres esporádicamente. Es un tema de estar revisando siempre; todos los días, todo el tiempo, todas las entidades. Tenemos un método de revisar unas entidades todos los días. Yo todavía lo hago, a pesar que ahora tengo un equipo que me ayuda, lo sigo haciendo".
Las denuncias son un trabajo diario, constante [...] Es un tema de estar revisando siempre; todos los días todo el tiempo, todas las entidades.
Pese a no ser la más viral de todas, Briceño resalta que la denuncia más grave que cree haber hecho en su 'carrera' de control político en redes sociales es una presentada en abril de 2023, cuando reveló que por ineficiencias en la contratación del Programa de Alimentación Escolar en Magdalena, más de 140.000 niños llevaban un mes sin recibir alimentación escolar.
Desde el pasado 17 de marzo más de 140.000 niños en el Magdalena se encuentran sin alimentación escolar por cuenta de la ineficiencia del gobernador Carlos Caicedo.
— Daniel F. Briceño (@Danielbricen) April 16, 2023
En su gobierno 4 de los 6 procesos de contratación del PAE se han declarado desiertos.
Abro hilo ?? pic.twitter.com/DDnwWrOANF
'Nación Sabrosa'
Es por esta misma fama que pudo, seis meses antes de llegar al Concejo de Bogotá, montar junto con el empresario y también tuitero Julio Iglesias el programa semanal ‘Nación Sabrosa’ en YouTube, el cual fue clave para darlo a conocer a nuevas audiencias de ideologías afines a la suya al invitar como entrevistados a personajes muy reconocidos de la derecha colombiana como los senadores María Fernanda Cabal y Miguel Uribe.
Este programa fue idea de Julio, cuenta el concejal; se lo propuso como una colonización del espacio de YouTube desde la derecha, que según él estaba controlado casi en su totalidad por líderes de opinión de izquierda en el momento. Briceño aceptó, y tras asesorarse con unos conocidos suyos profesionales en la producción de contenido audiovisual, pudo darse el hoy reconocido proyecto.
Enfrentando a las críticas
Emel Rojas dice de Briceño que demostró “una capacidad de trabajo impresionante” como asesor. Sin embargo, el mayor defecto del concejal Briceño pareciera ser, al menos según él mismo, un tanto contradictorio con ese generoso calificativo del concejal Rojas: “Soy una persona que está haciendo una cosa y después salta a hacer otra… muchas veces me disperso en los temas, o se me olvidan otros por hacer varias cosas a la vez”, dice. Afortunadamente, para evitarse posibles problemas por eso, tiene a su jefa de prensa María Alejandra Gaitán, que destaca de trabajar con él la confianza que se pueden tener.
Un defecto que al menos según sus opositores tiene, es el de hacer su trabajo de control político de manera sesgada. No son pocas las voces prominentes desde la izquierda, como Carlos Carrillo o Gustavo Bolívar, que han criticado a Daniel Briceño por apresurarse a denunciar cuanta conducta o contratación personalmente considere indebida en el gobierno actual, al punto de generar escándalo por situaciones a su juicio normales, y al mismo tiempo pasar por alto serias denuncias de corrupción contra su sector político (la derecha) y en ocasiones incluso miembros de su mismo partido.
Contra esos ataques, la respuesta de Briceño es que sus denuncias nunca son en vano, ya que calan en la opinión pública y a él le parece que eso ya las justifica porque significa que a la gente le importan, así a sus opositores no.
Hasta cierto punto reconoce su ‘sesgo’ (no lo llama como tal), pero no lo ve como algo malo: “Primero, yo soy un político, no soy un periodista; segundo, yo hago oposición es a Petro, precisamente”. Con eso, el concejal deja claro que no cree que su trabajo requiera denunciar a ambos lados por igual, como sí esperaría que lo haga un periodista.
Yo soy un político, no soy un periodista...
El futuro de Briceño
“Todo lo que he hecho desde hace dos años tiene que ver mucho con hechos de fe”, está convencido que parte de lo que ha vivido y hasta donde ha llegado es porque Dios lo ha permitido.
Todo lo que he hecho desde hace dos años tiene que ver mucho con hechos de fe.
¿Hasta dónde quiere llegar? No lo sabe con certeza. Tras pasear la mirada por todo el patio del Concejo un momento, abre su respuesta con “como dijo alguien por ahí, todo soldado quiere ser general”, pero aclara que al final del día eso no lo determinará él por su cuenta, sino que será en base a las agendas y los momentos políticos que se van dando; “también hay que determinar cómo actúa Dios en la vida y cómo esta misma lo va llevando a uno”.