El pasado primero de marzo se conmemoró con una marcha por el centro de Bogotá el día del reciclador, el cual, además de honrar los hechos registrados hace 27 años en Barranquilla, cuando 11 recicladores fueron asesinados en la Universidad Libre de Barranquilla, motivó a que los recicladores reclamaran por lo que consideran un plan para eliminar su trabajo.
Se convocó la movilización de diferentes asociaciones por el centro de la ciudad, desde las ocho de la mañana hasta las doce del mediodía. La marcha pasó por las principales calles del centro e hizo presencia en diferentes universidades.
Los recicladores se manifestaron en contra del proyecto de la Unidad Administrativa Especial de los Servicios Públicos (UAESP) que busca la implementación de contenedores subterráneos en la capital. Lo anterior dejaría a los recicladores sin acceso a los residuos e impediría que los trabajadores reciban el pago por el servicio de aprovechamiento; así lo señala Silvio Ruiz, miembro del sindicato de recicladores.
Los recicladores alzaron su voz pidiendo la protección de su trabajo, que si bien está constitucionalmente reconocido no cuenta con las prestaciones sociales suficientes. Según lo expresa Lina Méndez, representante legal y presidenta de la Asociación de Recicladores Ora Marianis.
La gran mayoría de los recicladores no cuentan con una vivienda digna ni fácil acceso a la salud, además por las difíciles condiciones económicas no es posible contribuir a un fondo de pensión.
Por su parte Julián Velázquez, asesor de Ora Marianis, señaló que las asociaciones se enfrentan a grandes problemas administrativos y organizacionales. “Se necesita que hayan políticas ambientales y de concientización que incentiven el cuidado de la fuente, que se vele por las familias recicladoras y la enseñanza a los hijos de estas”, añadió.
La marcha se vivió de manera pacífica y estuvo escoltada por miembros de la policía. Por medio de pancartas, unas grades y otras pequeñas, decenas de trabajadores salieron a hacer un reclamo al abandono de sus garantías y a manifestar el inconformismo que sienten con la UAESP por las débiles medidas de aseguramiento del oficio. En Bogotá hay aproximadamente 136 asociaciones de recicladores oficiales en la capital y una cifra cercana a 13.600 de personas trabajando en ellas, según datos de la UAESP.