En varios parques de Bogotá, desde hace tres años se práctica un nuevo deporte llamado slackline, en el que se realizan movimientos sobre una cuerda tensada entre dos árboles, poniendo a prueba el equilibrio del que lo practica.
En el parque El Virrey, Santa Bárbara y Parque de los Periodistas se reúnen a diario jóvenes para entrenar sobre cuerdas planas de poliéster que son amarradas de un árbol a otro. Durante la práctica se pone a prueba la habilidad para mantenerse en pie y se ejecutan algunas posiciones de yoga y trucos sacados del patinaje, con el fin de relajarse y mejorar su condición física.
Esta práctica empezó en Estados Unidos, en los años 80, con un grupo de escaladores del Valle de Yosemide, que empezó a practicar con cadenas de aparcamientos y líneas densas, para después tener la conciencia de su cuerpo, treparse en alturas y cruzar un cañón o una ronca a más de ocho metros de altura.
Para Andrés Felipe Díaz, fundador y director de EquilibrArte, escuela de slackline en Bogotá, la llegada de esta práctica a Colombia se dio en el año 2008, con los extranjeros que empezaron a practicar el deporte en los parques, haciendo que se empezara a difundir de esta forma.
El deporte tiene cinco modalidades dependiendo de la dificultad de la práctica, en Bogotá solo se practican tres, que son las que no requieren alturas. Estas son: classic line, donde el practicante se mantiene sobre la línea, caminando hacia adelante y hacia atrás; yoga slackline, que se trata de realizar posturas y acrobacias; y finalmente el trickline, modalidad de trucos en donde se salta y se hace una mezcla de acrobacias.
El slackline aún no puede ser catalogado como un deporte, según Diego Cortés, gestor de comunicaciones del IDRD, por ahora solo es una práctica y se está definiendo si es un deporte o una tendencia, aunque es manejado dentro del Programa Dunt (Deportes urbanos y nuevas tendencias) como un deporte urbano o tendencia urbana.
Dentro de este programa, el IDRD ha buscado abrir espacios de visibilización de la práctica y apoyar actividades para llevarlo a diferentes localidades, pero más allá de esto no han recibido más apoyo, pues el slackline no hace parte del Programa Dunt. Según Díaz, la respuesta que han recibido es que el IDRD no tiene el presupuesto para incluirlos por el momento.
“Se supone que para las 2014 nos deberían haber incluido dentro del programa, pero no sé qué pasó, por ahora hemos hablado con Cristian Gaitán, director del departamento Dunt, tenemos acuerdos de reunirnos entre las comunidades de slackline y así lograr que nos habiliten un espacio dentro del programa”, indicó Díaz.
Frente a esto, Cortés le dijo a Plaza Capital que “aparte de no haber el presupuesto para incluir la práctica dentro del programa, nos encontramos con que no hay unos parámetros específicos para su práctica y la participación es baja. Igualmente, no hay espacios para que practiquen, pero esto se está analizando con la Secretaría de Ambiente”.
Los practicantes de slackline al hacer uso de los parques y colgar sus líneas en los árboles han tenido problemas, pues las cuerdas están causándoles daño, recibiendo hasta el momento varias quejas para que cese su práctica.
“Con el uso de las líneas, hay fricción con el salto y el árbol sin protección empieza a lacerarse con la cuerda. Es por eso que siempre estamos pendientes de que todo árbol usado tenga protección, si no la tiene, no los usamos”, dijo Díaz. Adicionalmente, han buscado concientizar a los principiantes del uso de los protectores especiales para los árboles.
A pesar de que los practicantes han tomado estas medidas, las quejas siguen. Según Díaz “la administración de los parques han molestado para que nosotros tomemos otros espacios y nos han salido con algunas querellas que van precisamente en contra de la práctica”.
La Asociación de residentes del Chico ha hablado en varias ocasiones con el IDRD para revisar las condiciones en las que se da el deporte. “Nosotros quisiéramos que no se practicara más en el parque, por eso hemos hablado con el IDRD, pero más allá de esto no podemos prohibir la práctica”, señaló Beatriz Arango, presidente de la Archi.
De acuerdo a Andrés Sedano, administrador del Parque Virrey, en varias ocasiones se ha hablado con los practicantes para mostrarles el memorando realizado por la Ingeniera Ambiental, Zoraida Acosta, en el que dice que dicha práctica no está permitida por dañar a los árboles, así como por poner en riesgo la vida de los practicantes y de terceros.
Los practicantes son conscientes de esto, por lo que están buscando con el IDRD un espacio ideal que cuente con todos los equipos de seguridad. “Sería un gimnasio que tuviera sus colchonetas, unos buenos pilares, lo ideal sería no usar árboles, sino que fuera algo más adecuado para la práctica”, indicó Díaz.
Tanto el IDRD como los líderes del slackline, están esperando a que inicien las reuniones para poder hablar de la práctica y dar solución a estos problemas, con el fin de encontrar un espacio adecuado para su entrenamiento y evitar el daño a los árboles.