Las sustancias psicoactivas han estado presentes en la sociedad desde hace muchos años, su consumo no deja de ser una decisión personal, pero es una realidad que en los últimos años han estado mucho mas presentes por varios factores, como internet y las redes sociales, que hacen parecer estas sustancias como algo divertido y bueno. Esto hace que los jóvenes tengan mayor presión social para consumirlas y así no quedar como los “aburridos” en su grupo social.
Hablamos de la realidad que vive el colegio Nueva Granada (CNG) de Bogotá, uno de los mejores colegios de la ciudad; con una mensualidad de casi $3'500,000, los padres pensarían que sus hijos están siendo educados de la mejor manera y además protegidos, por lo menos dentro de las instalaciones escolares. Hablamos con tres estudiantes del colegio, que han tenido situaciones con sustancias psicoactivas en las instalaciones y explican la realidad que se vive dentro del colegio.
El primer estudiante, al cual no se le revelara la identidad, está en el último curso del colegio, es un joven que fuma marihuana al menos dos veces a la semana y drogas mas fuertes en fiestas, se le preguntó como la conseguía y dijo lo siguiente: “es fácil conseguir drogas en el colegio, sobre todo marihuana, a veces toca por encargo, pero la mayoría de las veces la tienen ahí lista, uno se siente mas seguro comprándola aquí, porque es gente como uno y nadie sospecharía del colegio”. La segunda estudiante, que tampoco desea revelar su identidad, es una estudiante del grado décimo, se considera consumidora ocasional y dijo lo siguiente: “no consumo drogas habitualmente, no es algo que haga cada semana, pero cuando sé que tengo una fiesta pesada, como un concierto o algo así, trato de llevar alguna droga como para pasarla chévere, pueden ser pastillas o incluso cocaína, es fácil conseguirla con estudiantes del colegio; como no soy compradora habitual me dan unos precios un poco más altos, pero de calidad garantizada”.
El tercer y último estudiante entrevistado, es del último curso y solía vender drogas, pero se retiró del “negocio”. Al preguntarle cómo maneja la situación, responde: “la verdad es un buen negocio, es fácil enganchar a la gente y uno sabe que en el colegio todo el mundo tiene plata, eso pues ayuda a que paguen el precio que uno diga, eventualmente la gente ya te empieza a buscar y te vuelves una especie de dealer, me retiré por la pandemia”.
Drogas desde hace más de 10 años en el mismo colegio de Bogotá
Como podemos ver es una situación bastante alarmante, además, viene desde hace algunos años; en el 2007 fue publicado en un blog de internet un caso que hace evidente que el colegio es consciente de que hay drogas en sus instalaciones, Afirman que en ese año en la enfermería del Colegio Nueva Granada de Bogotá, se repetía la misma escena: una fila de alumnos de bachillerato esperando con un recipiente de plástico en el que habían escupido, a que la enfermera deslizara una tirilla de papel; si salía blanca, los estudiantes regresaban tranquilos al salón de clase. Si salía azul, el alumno se sometía a examen de orina, para descartar o confirmar si había consumido una sustancia psicoactiva, informa el diario El Espectador.
Esto nos demuestra que este problema es una realidad social presente en todos los estratos sociales, que no hay que juzgar un libro por su portada y que en estos tiempos más que nunca hay que saber qué hacen los jóvenes. Cualquier tipo de información puede ser de gran utilidad, como por ejemplo, saber cuál es el proveedor principal, cómo ayudarlos una vez están en ese mundo y no asumir que por estar en un colegio de elite, no están expuestos a las drogas.