“He tomado la decisión, en el seno de mi hogar, junto al cuerpo de generales y de cara al país, de pedirle al señor presidente que me aparte del cargo como director general de la Policía Nacional, estoy en los próximos minutos presentando mi solicitud de retiro, sabiendo de mi absoluta inocencia frente a los cargos que se me imputan”, anunció el general Rodolfo Palomino en febrero de 2016, durante el Gobierno de Juan Manuel Santos, tras el inicio de los procesos que se llevaban a cabo por parte de la Procuraduría General de la Nación en su contra.
Rodolfo Bautista Palomino López se despedía del más alto cargo de la Policía Nacional en el que estuvo por dos años y medio y, a su vez, daba fin a su carrera de 38 años en la que consiguió 95 condecoraciones y 110 felicitaciones. Mientras estaba acompañado de su esposa, sus tres hijos y toda la cúpula de la Institución, destacaba: “no puedo permitir que un director de la Policía esté siendo investigado, que esté puesta en duda su transparencia, su honorabilidad”, haciendo referencia a las tres investigaciones disciplinarias que el procurador general, Alejandro Ordóñez adelantaba en su contra por incremento de patrimonio injustificado, acoso laboral e instigación y su presunta complicidad en la red de prostitución masculina al interior de la Policía conocida como, la ‘Comunidad del Anillo’ .
Aquel hombre de 63 años con una tez ligeramente morena en la que resaltan algunas marcas a causa de su edad, gafas de montura delgada y reconocido especialmente por el ‘gran bigote’ negro decorado con algunas canas. Ha sido recordado por diferentes causas, por ejemplo, los revuelos en los que se ha visto envuelto y por la frase “Palomino, su amigo en el camino” que se acuñó en la mente de los colombianos cuando él aún se encontraba en la dirección de Tránsito y Transportes de la policía.
Es el quinto de una línea sucesoria de doce hijos compuesta por ocho hombres y cuatro mujeres, descendientes de campesino y una modista del departamento de Santander. Rodolfo nació en Bolívar, un pueblito pequeño ubicado aproximadamente a una hora del municipio de Vélez, el 4 de noviembre de 1957 en donde permaneció hasta sus 13 años. A esa edad, se trasladó a San Gil para realizar su bachillerato en el colegio San José de Guanentá.
Con gran admiración se refiere a su madre, de quien no se conoce su nombre, como “una mujer inmensamente valiosa” a causa de las responsabilidades que acarreaba luego de que decidiera, junto con su esposo, vender la finca en que cultivaban y fabricaban productos a base de la leche de las vacas (cuajada, queso y mantequilla) para sostener de manera adecuada a la familia que estaban construyendo. Contaban con una tienda de telas, ubicada en el casco urbano, con bastante actividad a causa de las prendas que confeccionaba su madre. Recuerda que las premisas que acompañaron su infancia y juventud fueron las señaladas por ella cuando era pequeño: haga algo útil siempre y dese a querer.
En enero de 1978 ingresó a la Policía, luego de que uno de sus hermanos se convirtiera en subteniente del Ejército, en donde encontró en la actividad del servicio su labor. “Estar en la Policía es buscar contribuir a generar, lograr, mantener y propender orden”, señala el general (r) Palomino, al igual que proteger la vida, integridad y los bienes entre los ciudadanos. Apenas había ingresado a esta Institución cuando conoció, en una finca de Asturias en Bucaramanga, Santander, a quien se convertiría en su esposa, Eva Ardila Castillo. “Cuando lo vi, yo dije: con ese me tengo que casar y a Dios gracias, con ese me casé”, recuerda con una voz dulce. Contrajeron matrimonio cuando aún eran jóvenes: ella a la edad de 22 años y él a los 26. Tuvieron tres hijos: Iván Andrés, Juan Sebastián y José David a quienes criaron para el mundo y para ellos mismos bajo los principios de honestidad, responsabilidad, temor a Dios e inculcándoles que fueran éticos en sus acciones. Además, actualmente tienen dos nietos de 4 y 2 años, Raúl Andrés y Rodolfo Andrés.
El exdirector de la Policía Nacional resalta que el tiempo que pasó en la Institución no solo implicó un escalamiento de grados, sino de responsabilidad. Rodolfo es una persona muy dedicada y lo fue con su Policía, enfatiza su esposa, e igualmente su familia que, por intermedio de él, aprendieron a querer dicha Institución. Eso fue lo que más los caracterizó como familia: trabajar para la comunidad policial y para quienes más lo necesitaban.
Su labor policial
Su carrera, según un artículo de agosto del 2013 publicado en el portal de las Fuerzas Militares, inició en la Escuela de Carabineros de la cual fue comandante al igual que en la Zona Oriente de Antinarcóticos en San José del Guaviare. Posteriormente, hizo parte del equipo de Estrategas del Plan de Transformación Cultural en 1996, en 1999, fue comandante del departamento de Policía Sucre y, entre 2002-2005, del Departamento de Policía Caldas. Desempeñó otras labores durante los siguientes años como ser Agregado de Policía a la Embajada de Colombia en México, Coordinador del Programa Interinstitucional Departamentos y Municipios Seguros, comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, Director de Tránsito y Transporte y, finalmente, director general de la Policía Nacional.
Las responsabilidades con las que contó a lo largo de su servicio policial requirieron una serie de sacrificios familiares, al ser una labor que impone estar disponible las 24 horas. Estar ausente en varias fechas importantes (Navidad, Año Nuevo, el nacimiento de sus hijos, bautizos, primeras comuniones, etc.) se convirtió el diario vivir. “Son situaciones complicadas que el mundo civil no entiende, lo que implica pertenecer a las instituciones”, manifiesta Eva. El general (r) Palomino, por su parte subraya que esos sacrificios trajeron gratificaciones completamente grandes como la sensación indescriptible que obtenía luego de colaborar en el reencuentro entre una persona secuestrada o desaparecida con su familia
Algo que no se debe pasar por alto es la dura situación por la que pasó esta familia mientras se desarrollaba el paro nacional en Norte de Santander del 2013, cuando le diagnosticaron a Eva un cáncer de seno. “Yo creo que fueron los momentos más difíciles para él, pues él estaba atendiendo una situación, mientras yo me encontraba en Bogotá en mis exámenes y cirugía”, enfatiza Eva.
Lucha judicial
La situación que le puso punto final a su trayectoria en la Policía Nacional llegó en mayo del 2015 cuando el coronel Reinaldo Alfonso Gómez Bernal sacó a la luz pública una red de prostitución y abusos sexuales a integrantes de esta institución. El coronel acusó a Palomino de acoso laboral por medio de “pretensiones amorosas y sexuales”, de igual forma, a los coroneles Flavio Heriberto Mesa Castro y Ciro Carvajal Carvajal por generar presión para que cambiara su versión. Pero este proceso encontró su fin, por primera vez, en noviembre del 2018 cuando se les absolvió tras no encontrar pruebas suficientes y la búsqueda de una solución jurídica inmediata por parte de Palomino, por lo que la Fiscalía General y el Ministerio Púbico archivaron el caso. Sin embargo, durante el 2020 la Corte Suprema de Justicia decidió reabrirlo.
A esto le siguió, en 2019, una demanda que sigue en estudio en el Tribunal Administrativo por más de $9.111 millones interpuesta por el general (r) Palomino a la Procuraduría y a RCN, radio/LAFM, por el caso de la ‘Comunidad del Anillo’. Esta, tenía como fin conseguir una millonaria indemnización por daños morales e inmateriales a él y a su familia por los señalamientos por la supuesta red de prostitución al interior del Congreso de la República.
El 3 de noviembre de 2020 la Fiscalía General de la Nación acusó formalmente al exdirector general de la Policía Nacional por tráfico de influencias de servidor público en provecho de un tercero, esto por presuntamente haber presionado a la fiscal Sonia Lucero Velásquez para evitar o retardar un procedimiento de captura, en febrero del 2014, en contra del empresario Luis Gonzalo Gallo Restrepo y 13 personas más. El ente acusador alude a una denuncia realizada por la fiscal afectada y algunas conversaciones telefónicas aportadas por ella en las que se evidenciaría la presión ejercida por Palomino.
Ante todas las acusaciones e investigaciones de las que ha sido sujeto el general retirado, menciona que ese tipo de cosas hacen parte del escenario de complejidad que tiene el ser policía. “Alguien me decía, ¿a usted por qué lo vemos tan tranquilo con todas esas investigaciones? Y mi respuesta siempre ha sido una sola: yo estoy tranquilo porque no tengo absolutamente nada que esconder ni nada que temer”, según él, su familia y él no se encuentran intranquilos porque lo que más ha primado es el trabajo esforzado y sacrificio al servicio de la comunidad.
Rodolfo se encuentra haciendo uso del buen retiro, en el calor del hogar, en donde se ha encargado de disfrutar con su esposa, con quien ahora comparte todas las comidas. De todas formas, es enfático en lo agradecido que está por haber hecho parte de la Policía Nacional y en la disposición que tiene por ayudar a los ciudadanos de bien que son los que “inocultablemente tienen una inmejorable opinión de su servidor”.