Katherine Barbosa, el rostro femenino del tatuaje

Martes, 05 Junio 2018 21:50
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Es la cuota femenina del I'm Tattoo Studio ubicado en el barrio Galerías en el occidente de Bogotá. 

Katherine Barbosa es tatuadora en I'm tattoo y es la única mujer que cumple este papel en el local. Foto: Valentina Parra||| Katherine Barbosa es tatuadora en I'm tattoo y es la única mujer que cumple este papel en el local. Foto: Valentina Parra||| |||
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El barrio Galerías de la ciudad de Bogotá guarda espacio para todo tipo de comercio; se pueden encontrar desde porcelanas y carpintería hasta tatuajes y piercings. En plena carrera 27 con 53 se encuentra uno de esos locales que ofrecen este tipo de arte, I'm Tattoo Studio. Desde un segundo piso, este estudio de tatuajes expresa un estilo rockero y rebelde en el que hay espacio para todo tipo de personas que buscan plasmar arte en su cuerpo o que simplemente quieran observar el llamativo lugar.

Katherine Barbosa es tatuadora en I'm tattoo y es la única mujer que cumple este papel en el local. Al igual que en cualquier otra oficina cada tatuador tiene su puesto de trabajo. En cada mesa de trabajo, algo así como un escritorio, cada uno de los artistas guarda sus implementos: tintas, agujas, máquinas, guantes de látex y objetos desechables y de aseo.

El estudio está distribuido en varias partes; la de diseño, donde se realizan los tatuajes; la recepción, donde reciben a los clientes; la sala de espera; la de fotografía, en donde se registra todo su trabajo; la de piercings, en la que se realizan las perforaciones; y el área comercial, donde se venden camisetas y productos alusivos al arte del tatuaje.

La música que se escucha es principalmente urbana, desde hip-hop hasta pop- rock, aunque curiosamente se mezcla con la música clásica y la salsa que proviene de un saxofón que suena afónicamente afuera en en la calle. Las calaveras y los cráneos son elementales en los cuadros que se cuelgan por todo el local, pero, también hay espacio para los colores claros, los videojuegos y las frases motivacionales.

El arte corporal

Es sábado 5 de mayo. Estaban llega cumplido a la cita programada con Katherine. Ella alista su mesa y le dice al joven que firme un contrato que asegura la prestación del servicio y el consentimiento del cliente. Después de este trámite empieza la extensa jornada para plasmar en su brazo izquierdo un lobo siberiano. 

Hace algunos días ya se había realizado la plantilla y el diseño del tatuaje así que no toma mucho tiempo ponerlo en la piel con ayuda de papel hectográfico y de un gel llamado Tattoopride. Quita el vello que hay en la zona con un jabón, aplica vaselina, hace la verificación de que todos los instrumentos que va a utilizar estén estériles y sellados.

Organiza las tintas que va a emplear de oscuro a claro, se coloca guantes negros y su delantal que le cubre hasta las piernas, e inicia el procedimiento. Al lado de mesa de trabajo se encuentra una camilla de cuero, aquí es donde el cliente se ubica y con un soporte para el brazo asegura su comodidad y la de Katherine.

Una lámpara, ubicada estratégicamente, ilumina directamente el lugar donde se tatúa. Sentada en una pequeña silla de cuero Katherine empieza su trabajo.

El tiempo que requiere la elaboración de un tatuaje es versátil, depende de muchos factores: el tamaño, las sombras, los colores y en general el diseño. El movimiento que realiza Katherine es constante, tatúa y limpia la tinta sobrante y la sangre, cambia las agujas cada vez que varía el trazo o el espacio dependiendo si va a sombrear o a delinear, y activa el pedal de la máquina.

Su mesa de trabajo marca Craftsman y la camilla en la que se encuentra el cliente están envueltas en papel vinipel. Ella guía su trabajo con los diseños que ha colgado al lado del brazo que tatúa. En uno de ellos predominan las geometrías y en el otro las sombras y los colores.

A la mano encuentran varios productos de higiene destinados a la desinfección e hidratación del tatuaje: hay alcohol, jabón, vaselina y un producto desinfectante llamado Bactil. El motor eléctrico que activa la máquina es lo que más predomina en la mesa, de él se desprende el tubo que activa todo el proceso y todo esto funciona gracias al pedal que se encuentra en el piso.

Después de un poco más de tres horas de procedimiento deciden darse un pequeño descanso para almorzar y descansar. Katherine toma todas las precauciones, le aplica un líquido desinfectante y vaselina a lo que va del tatuaje, lo cubre con papel vinipel y cubre la mesa de trabajo con pañitos desechables para evitar cualquier infección.

El local se encuentra ocupado, llegan clientes de todo tipo buscando diferentes cosas. Una madre de familia quiere hacerse su primer tatuaje en compañía de su esposo y de su hijo. Una joven llega para arreglar un tatuaje pasado que ya no le agrada tanto.

Clientes en búsqueda de piercings y de próximas citas con los tatuadores. Todos los empleados se turnan para atender las necesidades que surgen constantemente. El lugar inspira todo tipo de sensaciones menos aburrimiento. Hasta el pequeño hijo del dueño está presente. Es discordante encontrar sus juguetes, su coche y su tierno comedor en lugar cómo este.

El descanso solamente es de 40 minutos. Artista y cliente retoman sus posiciones para volver a empezar. Katherine añade los detalles del tatuaje, termina con la capa de negros y las sombras e inicia con el blanco, el cual se encarga de darle brillo al tatuaje.

Esta es la parte -según la artista- es la más importante de todas ya que representa "la magia del tatuaje". Continua con el proceso aproximadamente por dos horas más.cAñade todos los detalles de último momento, retiñe el tatuaje, colorea lo que falta y sombrea todo lo que más puede. Para terminar, limpia bien, aplica Bactil y espera.

Registra su trabajo minuciosamente. Observa el brazo del joven, cuando observa algo nuevamente prende su máquina para añadir los detalles para finalmente haber realizado un trabajo perfecto.

A las 5.35 de la tarde Katherine por fin concluye su trabajo y le dedica una merecida sesión fotográfica. Tras recibir la aprobación del cliente le hace todas las recomendaciones pertinentes para su cuidado del tatuaje, envuelve el brazo en plástico y se despide. Limpia su zona de trabajo, bota todos los desechables que usó, quita el plástico de la silla y de la mesa, y al final de la jornada puede estar satisfecha del trabajo que realizó.

El talento y la reputación de Katherine ya traspasó fronteras. En la búsqueda de fondos para financiar una competencia de tatuajes en Ámsterdam hace parte de un documental enalteciendo su trabajo y así lograr ganar un puesto en aquella competición.