Se sube el telón del teatro Jorge Eliécer Gaitán

Lunes, 12 Abril 2021 20:43
Escrito por Valentina Matiz

El pasado viernes 12 de marzo el icónico teatro reabrió sus puertas, con la obra Campo Muerto de la compañía Danza Común. Una reflexión sobre la violencia y el desplazamiento forzado en Colombia. Con ‘campo muerto’, un performance que mezcla la danza y la corporalidad, el teatro Jorge Eliécer Gaitán encendió el pasado 12 de marzo nuevamente sus luces para recibir al público de manera presencial después de muchos meses de soledad y vacío por cuenta de la emergencia sanitaria generada por el covid-19. El teatro, junto al planetario y la cinemateca distrital, venía realizando funciones de manera virtual para continuar con la presentación de diferentes obras y proyectos, esto bajo la iniciativa de 'IDARTES se muda a tu casa’. De esta forma, pudieron presentar ‘danza en la ciudad’ y el ‘festival del teatro’.

Se encienden las luces|La expresión y la danza juntos en las tablas del Jorge Eliécer Gaitán||| Se encienden las luces|La expresión y la danza juntos en las tablas del Jorge Eliécer Gaitán||| Imagen tomada por @valbuenamath_ / Publicada por @teatrojeg|Imagen cortesía de Danza Común.|||
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Con las nuevas medidas tomadas por la alcaldía de Bogotá y los programas dirigidos a la ‘nueva normalidad’ el icónico Jorge Eliécer Gaitán lanzó su nueva agenda cultural. No obstante, aunque retomar funciones es motivo de éxtasis para los involucrados, el regreso trae consigo una nueva forma de hacer arte y de mostrárselo al público. Son muchos y notables los cambios que se han presentado en esta “nueva etapa”. tanto el teatro como los colectivos y compañías de teatro han tenido que cambiar desde su preparación, la forma de presentar la obra e interactuar con el público. Según Bellaluz Gutiérrez, coreógrafa y directora de la compañía danza común, los horarios de trabajo se modificaron afectando las rutinas del personal.

“Hablábamos con los técnicos del teatro y ellos se han tenido que adaptar a los nuevos horarios de IDARTES. Varias instancias del Distrito tienen franjas de horarios diferentes y a ellos les correspondió una que cambió totalmente sus periodos de trabajo que habían conservado durante décadas”. Incluso los ensayos, tuvieron lugar solo tres días en el teatro, lo que los obligó a agilizar el ensamblaje de la obra final. “Nosotros nos veíamos tres días a la semana. Y con toda la exigencia que ha traído la pandemia con el cuidado, hemos optado por vernos por tiempos concentrados. Nos vimos en enero, trabajamos durante dos semanas. Paramos tres semanas y nos volvimos a reunir estas dos últimas semanas”, detalla BellaLuz sobre los cambios más drásticos.

Esto les permitió poder aislarse y mantener los protocolos de prevención contra el Covid-19. Además de definir las fechas de trabajo en las que se van a estar viendo les permite cuidar las relaciones personales que tiene cada uno al entrar a trabajar. Según la directora de Danza Común, tras el confinamiento la mejor manera para cuidarse era determinar fechas para concentrar horarios y espacios de trabajo. A pesar de todas estas adecuaciones y cambios, BellaLuz Gutiérrez, cuenta que abrir las puertas de este escenario no solo representa una reactivación económica, laboral y cultural, sino también una reactivación “sensorial” como lo llama ella. “Es algo que va más allá, es sentir que ya como sociedad se empieza a retomar las actividades, los trabajos (...). En un sentido mucho más humano es sentir esa energía de ver el lugar que se abre, que las luces se encienden otra vez, abrir las puertas. Todo desde la acción más pequeña hasta la más técnica es importante”.

La parte humana de las bellas artes era lo que más emociona a quienes participan de este “engranaje” que no puede funcionar correctamente sin una de sus piezas. “Nos ha dado un gran impulso, una recarga para volver a empezar. También porque el año pasado nos habíamos dejado de ver. Estábamos trabajando de manera virtual y por teléfono. Con esta invitación tuvimos la oportunidad de volvernos a reunir”, cuenta la Bellaluz. Los integrantes de Danza Común duraron alrededor de diez meses sin encuentros presenciales y manteniendo a flote el proyecto entre pantallas electrónicas y audios de WhatsApp. Por eso cuando BellaLuz habla de la importancia de la reactivación sensorial, se refiere a la recarga de emocional que, como expresa entre risas, "es volver a reactivar los encuentros, volver a reactivar la presencia. De poder estar con tu cuerpo junto a otros en un mismo espacio y eso tiene mucha fuerza y energía”.

El abrir sus puertas a la presencialidad trajo consigo una mejora en el estado de emocional de los artistas y las personas que trabajan detrás del escenario después de suspender por casi un año todas sus actividades. "Hemos hablado con los técnicos, con las personas que hacen el aseo, los directivos y todo el mundo tiene mucha emoción de ver el lugar funcionando como para lo que fue hecho. Durante muchos meses cada uno se ha sentido como una pieza aislada y ahora uno se siente más vivo al hacer parte de este soporte de todo un colectivo que sostiene esta acción”Incluso confiesa que hay acontecimientos que se alcanzan a vivir como si fuera la primera vez. La emoción del primer ensayo, volver a escuchar aplausos en vivo y las tablas en los pies, parecen parte de una experiencia completamente desconocida. Hablan de “nuestra primera vez después de la pandemia” como un nuevo comienzo para afrontar los duros golpes económicos y emocionales que dejó la llegada del coronavirus.

 

 Una mirada a Colombia desde la danza: La iniciativa de Danza Común

´Campo Muerto´ es una obra que refleja las emociones de las familias y comunidades víctimas del conflicto armado en Colombia a través de la gesticulación y la danza. Con ayuda de sonidos y movimientos intensos entre sofás, mesas y sabanas, los siete bailarines en escena muestran con sus cuerpos la angustia de ser despojados de todo, incluso de su propia vida. “Uno escucha y ve en noticias lo que padecen estas personas. Pero llevarlo a la danza te permite volverlo una experiencia, que puedes sentir y de cierta medida puedes experimentarla y transmitirle eso al espectador”, cuenta la directora.

Para BellaLuz esto no es solo la experiencia de sentirlo sino una oportunidad de hacer memoria con relación al país. Es una obra que se creó hace muchos años y en contextos diferentes de un país lleno de dolor. Entonces, “cuando tú decides repetir un acto y un gesto que crees que los estás haciendo similar, te permite verlo y sentirlo. Y es una reflexión que no hubiésemos podido hacer si no hubiéramos insistido en hacer esta obra por doce o trece años”, explica la directora de Danza Común.

Esta es la apuesta de esta compañía de danza que invita a hablar y repensar alrededor de estos temas que, como explican los artistas, ya parece que nos agobian mucho y nos hacen no querer hablarlos, pero su intención es tratar el conflicto de otra manera a través del arte para llegar a los corazones de sus espectadores e insistir en un país que, según Danza Común, no tiene una memoria fuerte y ni una consciencia del tiempo o de los hechos tan profunda. Donde consideran que esto puede ser también una consecuencia de “tantas cosas que nos pasan y que son muy fuertes” para afrontar como sociedad.

 

La bioseguridad, la nueva invitada a las salas del Jorge Eliécer

El pasado viernes 12 de marzo se llenaron algunas sillas del eje teatral del centro de Bogotá, el Jorge Eliécer Gaitán. Donde han promocionado su regreso apegado a todas las medidas de bioseguridad impuestas por el Ministerio de Salud y la Alcaldía Mayor. Según IDARTES, la estrategia más efectiva para asegurar la reapertura es el distanciamiento social y el uso correcto del tapabocas dentro y fuera. Este es el ABC de la bioseguridad:

El primer paso, para garantizar la seguridad de sus espectadores, fue implementar la venta de boletería exclusivamente online por Tuboleta y así no acumular compradores en la entrada del teatro días antes de la función. Esto hizo que a la entrada se pidiera la boleta virtual para ser escaneada por código QR. Esto permite menor contacto entre el staff y los invitados a la función. Seguido a esto se planteó una distribución en los asientos, haciendo que grupos familiares de cuatro, tres y dos personas pudieran disfrutar del show juntos o solos manteniendo dos metros de distancia de los demás. Se ocuparon las filas de manera intercalada, una sí y una no para generar espacio hacia adelante y hacia atrás. Lo mismo a los lados dejando al menos tres o cinco sillas de distancia de persona a persona.

Esto, aunque genera una mejor experiencia en términos de bioseguridad afecta directamente la venta de boletería. El Jorge Eliécer Gaitán está adecuado, según su página oficial, para albergar 1695 personas. Sin embargo, en la función de estreno de Campo Muerto, se vendieron aproximadamente 220 boletas, que equivale al 13% de la capacidad total del teatro. Para continuar con la táctica virtual para ampliar el público de las bellas artes, “Campo Muerto” fue grabada el pasado 11 de marzo para ser transmitida por las redes sociales del teatro Jorge Eliécer Gaitán como parte de la iniciativa de IDARTES para motivar al público con la reapertura gradual y progresiva desde febrero de 2021 no solo de este emblemático teatro capitalino, sino también a la llegada de otros centros gestores de cultura, como la Cinemateca de Bogotá y el teatro al aire libre La Media Torta.