Los nadie: los hijos de nadie, los dueños de nada. Los nadie: los ningunos, los ninguneados. Se retrata en la película el rostro de los jodidos, rejodidos, como señala Eduardo Galeano en su poema. En un corto tiempo logra mostrarle al que está del otro lado de la pantalla y de la realidad lo que se vive en Medellín. La música, el sentido de pertenencia, las pasiones y los pensamientos capturados en el filme permiten entrever parte de la esencia que nos compone como humanos. Todos en algún momento encontramos en la monotonía un escudo que nos hace invisible ante los ojos de los demás.
La producción se estrenó el 15 de septiembre y ha recibido gran acogida del público nacional e internacional. No solo es una apuesta para mostrar una idea que surge desde la universidad, sino también es crear un nuevo espacio para el renacer del cine colombiano. El largometraje, que consiguió ganar el premio al público en la Semana de la Crítica en el Festival de Venecia, enfrentó todas las dificultades y logró abrirse un espacio en la industria cinematográfica. Plaza Capital habló con Juan Sebastián Mesa, director de la película, para conocer detalles de su vida y su obra.
Plaza Capital: ¿Cómo llega el cine a su vida?
Juan Sebastián Mesa: Fue como una cosa circunstancial. Nunca imaginé que algún día fuera a dirigir una película. Lo que me gustaba era tomar fotos y escribir. En la universidad encontré que el cine no era tan lejano, tan distante ni tan costoso. Ahí me di cuenta que se podía hacer con un grupo de amigos sin tener necesariamente un presupuesto desorbitante. Siempre me había apasionado ver películas, pero fue en la academia donde noté que era posible trabajar en este campo.
P.C: ¿Qué lo motivó a hacer la película?
J.M: Un viaje que hice a Suramérica hace seis años. En medio de la travesía me di cuenta que quería hablar un poco sobre el sentimiento de querer irse. Al regresar fue que empecé a investigar y a hablar con gente que también quería conocer otros espacios. Hablé con un amigo malabarista que quería viajar y conocer mi experiencia como mochilero. Yo le pregunté a cerca de las dinámicas que se dan dentro de la práctica artística del malabarismo para poder contar la historia a través de ellos, pues creí que era la mejor forma de narrar y representa a Los Nadie.
P.C: ¿Cómo logró vincularse a la industria de Cine Colombia?
J.M: En ningún momento pensamos en vincularnos a la industria de Cine Colombia. Simplemente queríamos hacer cine, hicimos una película y de alguna manera llegó la oportunidad de hacer parte de eso y sucedió solo. El hecho de estar en Cartagena hizo que empezáramos a conocer gente, a movernos un poco. Esta ciudad fue importante para nuestro trabajo y para nosotros, ya que fue la primera puerta y ventana que encontramos para mostrar lo que habíamos hecho.
P.C: ¿Por qué "Los Nadie"?
J.M: Los Nadie viene de un poema de Eduardo Galeano. Ahí habla un poco sobre la gente invisibilizada por la cotidianeidad y por los sistemas económicos y políticos. Eso es lo que refleja la película, especialmente en lo que se refiere a los jóvenes y a los malabaristas.
P.C: ¿Qué dificultades enfrentaron en el desarrollo de la película?
J.M: Un montón. Una de las más grandes fue el tiempo, porque la película se rodó en pocos días y eso nos exigió movernos mucho, estar todo el tiempo corriendo. El rodaje fue muy intenso. Fueron diez días duros en los que pusimos todo de nosotros para que la película se hiciera, ya que el presupuesto no nos daba para más.
P.C: ¿Por qué decidió filmar en blanco y negro?
J.M: La película se hizo en blanco y negro porque quería resaltar un poco el sentimiento de temporalidad que da esta tonalidad. Es decir, no sabes si es de día, tarde o noche. La luz no tiene color y no te permite identificar la hora del día. Además, no sabes cuánto tiempo ha pasado entre escena y escena. Me gusta mucho el sentimiento de monotonía que genera y permite que el espectador se centre en los personajes, el color trae muchos distractores.
P.C: ¿Qué importancia cobra la música en la película?
J.M: La música es muy importante en la película, porque narra un mundo de cosas. No solamente es un fondo sonoro, sino que es como mostrar otra historia dentro de la historia principal. Es hablar un poco de la ciudad. El punk ha hecho una crónica simbólica de Medellín desde hace décadas y para mi propósito resultaba importante resaltarlo.
P.C: ¿Qué fue lo que más le gustó de hacer esta película?
J.M: Lo que más me gustó de realizar la película fue el trabajo con los actores. Creo que aprendí y disfruté en la búsqueda de los personajes. Más que eso, fue el hecho de encontrar personas del común que pudieran tratar la realidad que pretendía mostrar.
P.C: La película logró ganar el premio al público en la Semana de la Crítica en el Festival de Venecia ¿lo esperaban?
J.M: En realidad no esperábamos el premio. Fue una sorpresa total. El público de Venecia es muy adulto y muy exigente, por lo que pensamos que la película por ser tan ruidosa y bullosa los iba a espantar. Fue gratificante que se pudieran conectar con ella y con los personajes independientemente del gusto musical y de la barrera idiomática.
P.C: ¿Vienen otros proyectos?
J.M: Sí. Ahora estamos en la escritura de un proyecto que se llamará “La Roya” y en la preproducción del cortometraje “Tierra mojada”
P.C: ¿Cree que se le está dando un nuevo sentido al cine en Colombia?
J.M: El cine colombiano está en un renacer que tiene que ver mucho con las tecnologías que son cada vez más disponibles. Hay un montón de voces nuevas que quieren contar historias y mostrar el país conforme a la manera en la que lo sienten, perciben y viven. Pienso que es una nueva sangre que busca narrar lo que somos desde una perspectiva muy interesante.
P.C: ¿Todos somos Los Nadie? ¿Por qué?
J.M: Todos somos nadie porque todos en algún momento nos hemos enamorado, hemos sentido tristeza y rabia. En este sentido, la película lo que trata es de profundizar un poco en la superficialidad de los personajes. Más allá del estilo de música, de que sean malabaristas y punkeros lo que trata es de adentrarse en sus sentimientos y en su lado humano con el que cualquier persona puede llegar a sentirse identificado.