De Santa Rosa del Sur al Congreso de la República: Juan Carlos Vargas Soler

Miércoles, 23 Agosto 2023 23:23
Escrito por

En el 2022, dieciséis diputados fueron electos para representar a las víctimas del conflicto en las curules de paz, entre ellos Juan Carlos Vargas Soler.

Juan Carlos Vargas Soler presenta la Reforma a Ley 2 de 1959||| Juan Carlos Vargas Soler presenta la Reforma a Ley 2 de 1959||| Juan Carlos Vargas Soler vía Facebook.|||
1674

Información adicional

  • Coautor 1: Nataly Cotes Uribe

Las curules de paz, originalmente concebidas en el Acuerdo de Paz y rechazadas durante cinco años por el Congreso, finalmente se volvieron efectivas en el 2022. Juan Carlos Vargas Soler ocupa uno de estos puestos representando al Sur del Bolívar. El proceso fue difícil, pero ahora en el Congreso, ¿podrá hacer la diferencia y ayudar a su comunidad?

Entre las cascadas y ríos de Santa Rosa del Sur, Bolívar, está Juan Carlos Vargas Soler. El segundo más joven de nueve hermanos, escala las enormes rocas con su camiseta del Atlético Nacional. Abuelos, tíos, primos y sobrinos de la familia Soler vuelven a su pueblo natal desde Bogotá, Bucaramanga, y Cartagena para pasar otras vacaciones en familia.

—En esa época no tenía esposa, no tenía hijo. Y ahora, ya imagínate todo lo que ha sucedido— dice Nicolás Sánchez Vargas, su sobrino de 19 años, al hablar de su infancia, de hace más de diez años.

Juan Carlos es un hombre reservado e introvertido, quien suele analizar a detalle las situaciones a su alrededor, pero también es un hombre trabajador y amable. Es más bajo que el promedio; su cabello es negro, corto y tiene algunas  canas; sus ojos son marrones y suele tener una sonrisa en su rostro. Desde que empezó a ser congresista es normal verlo vestido formal, en especial con un traje gris y una camisa blanca que ahora lo caracterizan. Su familia lo describe como alguien siempre dispuesto a ayudar y servir a los demás.

A pesar de que muchos en la familia han crecido en las grandes ciudades, siempre regresan a Santa Rosa. Aquí llegan a conocer más acerca de sus raíces y del inicio de su historia. Es por este pueblo y por esta historia que Juan Carlos decidió empezar en la política al lanzarse a las Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz (CITREP).

Las circunscripciones nacen del Acuerdo de Paz para darle voz y voto en la Cámara de Representantes a las personas más afectadas por el conflicto. Por dos períodos legislativos, van a poder votar por un líder representante de las víctimas de la violencia. En total son 16 “curules de paz” como también se les ha llamado. Juan Carlos representa las víctimas de las zonas del sur del Bolívar: Arenal, Cantagallo, Morales, San Pablo, Santa Rosa del Sur y Simití. Y el municipio de Yondó, en el departamento de Antioquia.

La vida en Santa Rosa del Sur 

El Sur de Bolívar queda entre las montañas de la serranía de San Lucas y las aguas del río Magdalena. La subregión, compuesta por varios municipios y con fuertes lazos con otros en Antioquia, ha sido llamada el corazón de Colombia por el portal periodístico Rutas del Conflicto

Su ubicación geográfica posee riquezas naturales y minerales, pero gran parte de la población vive en la pobreza. Según el DANE, en algunos municipios como Norosí, hasta el 66,33% de la población tiene sus necesidades básicas insatisfechas.

Mapa político del Sur de Bolívar

TecnoCol, licenciada bajo CC BY-SA 4.0,

Los actores armados han estado presentes en el sur de Bolívar desde los años 70, nos cuenta la familia Vargas Soler. Empezando por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (Eln), seguido por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) en los 80 y los paramilitares a finales de los 90. La violencia era el pan de cada día y las familias, incluyendo la de Juan Carlos, tuvieron que encontrar una manera de sobrevivir en medio de ella.

Diego Guzmán, sobrino de Juan Carlos, se acuerda que, cuando tenía tres o cuatro años, se escondía en su habitación junto con el resto de su familia. Afuera se escuchaban los disparos y, si se asomaban a las ventanas, veían las balas que estaban poniendo en riesgo sus vidas.

Un miedo que ha estado muy presente en la vida de Diego era la llamada “camioneta de la muerte” —un recorrido que los paramilitares realizaban a lo largo del municipio.  

—Si acaso encontraban después cuerpos con las manos quemadas, las caras quemadas, torturados, sin las falanges. Los torturaron terriblemente— La hermana de Juan Carlos, Luz Miriam Vargas Soler, de 46 años, también recuerda estos viajes.

—Lo que yo viví fue muy poco comparado con lo que alcanzaron a vivir ellos —afirma Diego Guzmán, quien se lleva diez años con Juan Carlos, refiriéndose a la infancia de los nueve hermanos Soler.

Durante su infancia Juan Carlos y sus hermanos estudiaban en una escuela rural llamada El Palmar, donde asistían de veinte a treinta niños con un solo profesor. Luz habla de lo difícil que era conseguir el dinero para uniformes, libros y útiles escolares. Pero, a pesar de las dificultades, los nueve hermanos estaban decididos a estudiar.

—Vieron en el estudio una forma para poder desarrollarse profesionalmente y como personas— dice Diego.

Tiempo después, Juan Carlos inició sus estudios de economía en la Universidad Industrial de Santander (UIS). Lo que lo obligó a abandonar su hogar en Santa Rosa del Sur para perseguir sus aspiraciones en Bucaramanga. Durante esta época, él trabajaba en sus vacaciones para poder costear su semestre. 

La esperanza del cambio

A los desempleados, a los subempleados, a los empleados informales, a los trabajadores precarizados y a todas aquellas personas que hemos tenido que soportar las consecuencias negativas del modelo neoliberal.

A aquellas personas que luchamos por construir una economía que esté al servicio de la gente y que resistimos a que la gente esté al servicio del mercado.

—Dedicatoria de Juan Carlos Vargas Soler en su trabajo de grado en la UIS (2006) 

Después de que se graduó summa cum laude en la UIS, reconocimiento a la excelencia académica de los estudiantes, Juan Carlos ganó una beca para estudiar en la Universidad Nacional de General Sarmiento en Argentina, donde logró realizar un Magíster en Economía Social. Su familia se unió para apoyarlo económicamente, pues no tenía los recursos suficientes para irse a otro país a estudiar. Los tres años que estudió en el extranjero, no tuvo la oportunidad de ver a su familia. Los que se unieron para darle esta oportunidad, primos, tíos y, más que todo, hermanos, no lo pudieron acompañar. Estaba completamente solo. 

—Gran parte de su espíritu político se forjó allá en la Escuela de Humanidades de la Universidad—afirma Diego. —Él siempre fue muy activo en los temas políticos y muy crítico con todos los gobiernos que han estado.

Al terminar su carrera, empezó a trabajar en programas sociales en el Magdalena Medio, en zonas golpeadas por el conflicto, como lo era Puerto Berrío y sus alrededores.

—Le apasiona el trabajo por las comunidades, le entrega su vida a esto—afirma su hermana Luz Miriam. —“Él nació para esto”, reitera.

No es sorpresa que, debido a su propia experiencia, Juan Carlos empezó a buscar alguna forma de mejorar la educación en la zona. Desde su puesto anterior como gerente de la financiera Coagrosur en Santa Rosa del Sur, se empezaron a dar incentivos económicos a estudiantes destacados del pueblo que estuviesen realizando su carrera en otras ciudades. Además, se empezó a darle a las personas de bajos recursos un kit escolar.

Años después de estos logros, Juan Carlos, que llevaba considerando desde hace un tiempo entrar en la política, se animó a dar el paso. 

 —Nosotros nos reíamos, realmente. Como quien creía que eso no era posible—dice Luz.

Pero con la llegada de las curules de paz, Juan Carlos por fin vio la oportunidad de participar en la política y así representar a su familia y a su pueblo, a quienes siempre pone primero. Él y su esposa tuvieron que renunciar a sus trabajos, pero no dudaron de su decisión. Anunció la noticia a sus hermanos y pronto se difundió por toda su familia. Aunque nunca se lo imaginaron en la política, los Soler no dudaron en apoyarlo, compartiendo información y propaganda sobre él.

Durante toda esa época se vivió un estrés constante en la vida de Juan Carlos y su familia, ya que la incertidumbre sobre la posible victoria de uno de los nueve hermanos Soler era cada vez mayor. Juan Carlos dedicó gran parte de su tiempo para hacer su campaña política. 

Cada vez iba a más reuniones, charlas, y visitas. Cada vez estaba más inmerso en este nuevo mundo de la política. Tenía que estar pendiente de que todo saliera de la manera correcta. Dedicó todo lo que pudo de sí mismo para sacar adelante esta meta. 

—Cuando ganó, nosotros estábamos más contentos que él— menciona Luz Myriam, refiriéndose al momento en el que conocieron los resultados de su hermano.

El 13 de marzo de 2022, día de las elecciones legislativas, su familia estuvo minuto a minuto al tanto del conteo de votos.

—Creo que él se enteró después que nosotros, porque yo estaba super pendiente de la registraduría, mirando las circunscripciones, los votos, cómo iba subiendo. —explica Nicolás.

Por fin, anunciaron su victoria, marcando su entrada en la política. Lo cual sería el inicio de un gran trabajo por delante, pues desde ese momento, su vida cambió totalmente. Ahora debía mudarse junto con su familia a Bogotá, pero su tiempo con esta también se vería sacrificado.

Los retos y éxitos de una nueva vida

Desde que fue elegido ha tenido que enfrentarse a una demanda de otro candidato por presunta inhabilidad de ser congresista (que falló a su favor) y hostigamientos en las redes. 

—Era la primera vez que iba a hacer política, entonces él no sabía enfrentarse a la realidad política donde todo el mundo lo ataca o inventa cosas con tal de hacerle daño. —Expresa su hermana, refiriéndose a la mayor exposición pública que tiene ahora Juan Carlos.

Después de las elecciones, otro candidato contendor a circunscripción interpuso una demanda en contra de Vargas. Su argumento era que Juan Carlos y su pareja sentimental estaban ejerciendo cargos públicos en este municipio. Lo que no está permitido en el ámbito político.

Se demostró que esto no era válido, ya que Juan Carlos, antes de tomar su rol político, ya había abandonado su cargo público como gerente general de la cooperativa financiera Coagrosur en el año 2021. Al igual que su pareja, quien había renunciado a su puesto de gerente general en un hospital. Ambos realizaron esta acción en los tiempos establecidos.

Esto causó mucha publicidad sucia hacia su imagen explica Diego.

Hasta la fecha, 19 de agosto, Juan Carlos ha sido autor de 25 proyectos de ley. Estos incluyen la reforma a la Ley 2 de 1959, que beneficia a campesinos y a personas perjudicadas por el conflicto armado en el otorgamiento de usos de tierras; al igual que la reciente Reforma a la Ley de Víctimas. 

Fuera del Congreso, él sigue involucrado en apoyar a su comunidad. Recientemente, su equipo de trabajo apoyó la adquisición de una ambulancia para atender emergencias de salud en el área rural de Santa Rosa del Sur. 

Juan Carlos está muy ocupado estos días, viaja de Bogotá al Sur de Bolívar todas las semanas. Llega a casa cansado. No tiene tiempo para disfrutar con su familia como antes, cuando escalaba rocas con su camiseta de Atlético Nacional. Su Facebook lentamente se ha transformado de fotos familiares a comunicados oficiales y actualizaciones de su trabajo. Pero algo une esas dos etapas de su vida: siempre sonríe, orgulloso de lo que ha logrado con el apoyo de su familia. 

—Yo espero que la política no lo cambie, que siga siendo así, pensando que lo primero es la comunidad— dice su hermana Luz.

Ella lo ve corriendo de sesiones del Congreso a proyectos y reuniones con la comunidad. Diego, con quien pasó la mayor parte de su infancia, menciona que no se reúne con él tanto como quisiera Y, a pesar de vivir en la misma ciudad, Nicolás solo ve a su tío cuando van los dos a Santa Rosa del Sur. Incluso, estando en este municipio, Juan Carlos debe atender a sus proyectos y reuniones. 

Pero, como nos dice su familia, en el fondo nada ha cambiado. Sin importar donde esté, qué haga o que digan de él, para su familia siempre será Juan Carlos: aquel con quien Diego hacía peleas de almohadas, con quien Luz caminaba a la escuela, y con quien organizan asados y fiestas, donde hablan y ríen sin parar.

Juan Carlos es un hombre que, sin dejar atrás el pasado de violencia que experimentó, ha realizado proyectos para apoyar a víctimas del conflicto armado del sur de Bolívar y del municipio de Yondó, Antioquia. Y ahora, tras cumplir su meta de estar en la política y poder representar a su municipio desde el Congreso, anhela continuar  su labor. 

A lo largo de su vida, ha priorizado a su familia y ha contado con un gran apoyo por parte de ella. Por su vida en el Congreso ya no les dedica tanto tiempo como en años pasados, pero, aun así, su amor y su apoyo siguen intactos desde su infancia hasta su vida actual en Bogotá. Juan Carlos Vargas, puede estar en Bogotá, en el Congreso o en cualquier otro lugar del mundo, pero su corazón siempre estará con su familia y con su historia en Santa Rosa del Sur.