La selva amazónica sigue en alerta: ¿cuáles son los retos para salvarla?

Miércoles, 23 Noviembre 2022 09:40
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La deforestación y quema indiscriminada tienen al pulmón del mundo en peligro inminente. Colombia y Brasil deben implementar estrategias para prevenir y combatir la afectación.

La selva amazónica es un ecosistema clave para el mundo.||| La selva amazónica es un ecosistema clave para el mundo.||| Pixabay|||
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La humanidad ha arrasado una quinta parte de toda la selva amazónica durante los últimos 40 años, y otro 20 por ciento de esta selva tropical se encuentra en riesgo de ser devastada. Las cifras de Rainforest Alliance muestran la preocupante situación que está viviendo la región del mundo encargada de producir una quinta parte de emisiones de oxígeno a nivel global: la zona ya destruida y amenazada de la Amazonía es igual de grande al tamaño de la India.

Pese a que Colombia, según datos de la Cepal, solo posee un 6,4 por ciento del bioma amazónico, que equivale a cerca de 476.000 km2, el país fue uno de los cuatro que más deforestación registró en esta selva, como bien lo evidenció el Proyecto de Monitoreo de la Amazonia Andina en su informe del año 2021. 

Este trabajo, presentado por la Universidad de Maryland, se suma a las cifras expuestas recientemente por la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, que evidenciaron que durante el gobierno de Iván Duque (2018-2022) se deforestaron más de 200.000 hectáreas de la amazonia colombiana, a pesar de los acuerdos de esa administración en la arena internacional con relación a la amazonia.

Las cifras llevaron a que Colombia rompiera récords en términos de deforestación. Sin embargo, los datos del país vecino, Brasil, son aún más preocupantes y muestran que ambos países deben plantear estrategias conjuntas para solventar la situación e intentar salvar la amazonia.

Tan solo en el año 2017, la región de la selva que se encuentra en Brasil sufrió un aumento del 200 por ciento en las quemas, en relación con el 2016. Esta situación empeoró progresivamente con el paso de los años, debido, entre otras cosas, a que el saliente presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, es un negacionista de la deforestación amazónica, y tiene vínculos con importantes terratenientes del lobby agrícola e industrial que buscan “desarrollar” el área para temas industriales a través de la explotación. Prueba de esto es que el principal donante de su campaña es el reconocido productor agrícola, ya multado por deforestación, Oscar Cervi. Durante su Gobierno (2019-2023) se deforestaron más de 30.000 kilómetros cuadrados de selva, según las cifras del Instituto Brasileño de Investigaciones Espaciales (INPE).

Ante esta preocupante situación, países como Colombia y Brasil deben crear e implementar estrategias para salvar este patrimonio biocultural que resulta vital para la humanidad, en especial cuando las políticas de Bolsonaro y Duque llevaron a un exponencial aumento de deforestación y quema de la selva.

De ahí que el ahora mandatario de Colombia, Gustavo Petro, y el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, busquen, dada su afinidad ideológica, implementar nuevas políticas y planes de acción para detener el desmatamento (deforestación) en la selva.

Una historia de vieja data

Ambos países han mantenido históricamente buenas relaciones diplomáticas frente a la amazonia. Aun así, por temas coyunturales, durante los últimos cuatro años, a pesar de que las cifras de deforestación del país aumentaron, Colombia “lideró la agenda regional e internacional del Amazonas con la creación del Pacto de Leticia por la Amazonía. Y esta iniciativa contó con la participación de la mayor parte de los Estados amazónicos, incluyendo Brasil”, afirma Nicolás Campo, internacionalista con máster en estudios de seguridad internacional y en historia.

Colombia y Brasil tienen relaciones diplomáticas desde hace más de un siglo, cuando en 1907 se empezaron a determinar las fronteras entre ambos países. En la actualidad ambos comparten 1.644 kilómetros de frontera, todos dentro de la selva amazónica, por lo que desde la segunda mitad del siglo XX ambos países en conjunto con los otros Estados que tienen fracciones de la selva en su territorio (Perú, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Guayana y Surinam) crearon tratados y posteriormente organizaciones para proteger y conservar la biodiversidad amazónica. Entre esos está el Tratado de Cooperación Amazónica (TCA), que fue constituido a finales de la década de 1970 y que durante el año de 1990 sería la base para crear la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA).

En eso coincide el experto en patrimonio y candidato a doctor de la Universidad de Río de Janeiro, Nelson Cayer, quien señala que la selva amazónica es un patrimonio biocultural transnacional y mundial. “Lo que pase en la amazonia afecta al mundo entero”, explica Cayer, al insistir que el cambio de gobierno en ambos países es un factor central y fundamental para salvar la amazonia. El experto también insiste en que la afinidad ideológica entre ambos gobernantes es un primer paso para desarrollar estrategias de reforestación y salvamento para la selva.

Además, lo sucedido en la COP27 es una prueba más de que ambos gobiernos tienen una agenda similar con relación a la amazonia. En la cumbre, Lula mencionó que “librará una lucha muy fuerte contra la deforestación” y que busca acabar con la degradación de ecosistemas como los bosques tropicales. También solicitó que la COP30 del año 2025 sea realizada en el Estado brasileño de Amazonas. Frente a esto, Petro respondió que le parece una excelente idea, y en su discurso de hace unos días en el marco de la COP27 resaltó el compromiso de Colombia frente a la salvación de la amazonia comprometiéndose a aportar USD 200 millones anuales por veinte años para lograr este fin.

Problemáticas actuales y cómo solventarlas

Ambos países tienen múltiples problemáticas frente a la conservación y la protección de la de la selva amazónica. Frente a estas Brasil y Colombia deben tener diversas estrategias para solventarlas y salvar la amazonia.

El informe 2022 de la World Wildlife Fund (WWF) sobre la amazonia evidencia que las principales causas de la deforestación, que alcanzó un nuevo pico en 2021, son la ganadería extensiva, el acaparamiento de tierras para agricultura y la extracción de materias primas. Estas tres problemáticas no solo destruyen una porción particular de este bioma, sino que las mecánicas de deforestación para “adecuar” el terreno debilitan y generan vulnerabilidades en toda la selva, como es el caso de las quemas de despeje.

Laura Juliana Arciniegas, experta en diplomacia ambiental, explica que en términos presupuestales hay retos muy importantes que plantea la salvación de la selva-: “En la amazonia se mezclan distintos actores, sectores y muchos intereses que generan deforestación, entre estos, la ganadería, los cultivos ilícitos y el acaparamiento de tierras”.

Arciniegas resalta también que los Estados deben identificar las estrategias para cambiar las dinámicas de deforestación y buscar incentivos para que estas prácticas sean cambiadas por otras que sean sostenibles.  

Frente a estas problemáticas medioambientales, expertos comentan que detener la deforestación es crucial en la búsqueda por salvar la selva amazónica y que la reforestación es la principal solución para empezar un proceso de conservación y protección de este bioma. Simultáneamente, organizaciones como WWF y los gobiernos de Colombia y Brasil concuerdan en que se deben expandir las áreas protegidas y de valor ecológico.

Expertos como Cayer y Campo coinciden en que los gobiernos y las personas deben comprender el valor de la cuenca del río Amazonas en términos de patrimonio, por la riqueza biológica que presenta al contener junto a la selva que lo rodea cerca del 30% de la flora y fauna global. Asimismo, este río comprende una significativa porción del agua dulce mundial, que es vital para cientos de miles de especies entre estas, el ser humano.

Además de las complicaciones de carácter medioambiental, la amazonia es un espacio donde hay problemáticas sociales frente a las comunidades indígenas y a los otros grupos e individuos que conviven en este espacio.

Frente a estos desafíos, tanto Brasil como Colombia deben implementar políticas públicas que garanticen el bienestar de estas comunidades. Aunque, como expresa Campo, Colombia empezó a liderar estos esfuerzos con el Pacto de Leticia del 2019, con el que se busca “establecer mecanismos de cooperación regional y de intercambio de información que permitan combatir las actividades ilegales que atentan contra la conservación de la Amazonía”.

Del mismo modo, en la COP27 Lula Da Silva se comprometió a mantener una relación cercana con los pueblos indígenas del Brasil. Esto es fundamental porque se abre una puerta para incrementar el tamaño de los territorios indígenas, para organizaciones como la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) y la WWF, los pueblos indígenas tienen una relación más armónica y respetuosa con el bioma que los lleva a preservar el territorio.

Un compromiso con la selva

Las alertas sobre esta región dan cuenta de la necesidad de que la agenda de ambos países se plantee en términos de erradicar los principales motores que producen deforestación para así proteger el territorio, sus habitantes y fomentar un proceso reforestación y salvamento del bioma amazónico en su totalidad. Como lo expresa Campo, Colombia debe seguir siendo un país líder en materia de preservación y conservación de la amazonia, esto, en conjunto con países como Brasil que alberga más de la mitad de la selva en su territorio.

Campo agrega que se deben tener en cuenta las limitaciones de las propuestas y la vigencia de los periodos presidenciales, puesto que la común interrupción de estos puede generar resultados inconsistentes en los objetivos. Es por esto por lo que constituir acuerdos, tratados y organizaciones no solo entre los países de la cuenca sino con otros estados como Francia, Noruega y Suecia, países ya benefactores, es fundamental para garantizar la salvación de la selva amazónica.