Lay Black: migrar para dibujar diferencias

Viernes, 18 Julio 2025 08:22
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La artista comics venezolana, Evelin Archila, habla sobre su experiencia al cruzar la frontera como una mujer neurodivergente, LGTBI y migrante en el universo del diseño digital.  

Personaje de Lay Black|Evelin Archila en el Sofa 2025|Estudio de diseño de Evelin Archila y Baxia|Ilustración de Evelin Archila||| Personaje de Lay Black|Evelin Archila en el Sofa 2025|Estudio de diseño de Evelin Archila y Baxia|Ilustración de Evelin Archila||| Tomado de Instagram @Lay_Black|Cortesía de @Lay_Black|Tomada por Evelin Archila|Tomado de Instagram @Lay_Black|||
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A Evelin Archila dejo de importarle parecer rara hace mucho tiempo. Su labial negro, medias de malla y piel pálida son el sello de su marca y una de las similitudes que comparte con Morticia Adams, un personaje que al igual que su doble animada, es linda, divertida, oscura y, sobre todo, para toda la familia.  

Lay Black, traducido del inglés como toque oscuro, es el nombre que eligió para la construcción de un concepto que la define. Es ella misma, pero de cabello morado, corto y como un dibujo animado de los 90s. En el día, para la Comic-Con, la Filbo o el Sofa se unifica con su creación para hablarles a niñas y adultas de salud mental a través de viñetas de situaciones divertidas con las que todos se pueden identificar. Una temática y estética, que la convierte en una invitada por excelencia de conversatorios sobre mujeres en el comic.  

Cuando no es de Lay Black, Evelin Archila es una mujer nacida en Valencia, Venezuela. Un país que no visita desde hace 7 años y al que renuncio para migrar como artista freelancer. Usa zapatos de plataforma lo suficientemente altos como para hacerla llegar al metro 60, experimenta con su cabello, es pansexual, demisexual y tiene la creencia de que compartir un tatuaje con su esposo podría dañar la relación de más de 14 años que los conecta, aunque su torso entero está cubierto por tatuajes.

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Según Yherok Morales, su esposo también artista. Cuando Evelin escribe se desconecta, su manera de actuar y hablar se asemeja más a la del personaje sobre el que escribe, que a ella misma.  Se salta comidas y dialoga sola con su obra. “Detesta que la interrumpan, cuando lo hago es el equivalente a que alguien este escuchando su canción favorita y le arranquen el audífono del oído” dice, Morales entre risas.  

A comienzos de su vida adulta asistió por primera vez a un psiquiatra para tratar la ansiedad social que padece desde muy joven y no fue hasta entonces cuando tras hacer un cuestionario de más de 100 preguntas, el doctor le indico que hacía parte del espectro autista, lo que la catalogaba como neurodivergente.  Un diagnóstico tardío que afecta a millones de mujeres en el mundo, a causa del sesgo de género, según la académica estadounidense de psiquiatría del Niño y el adolescente.  

Aunque con su diagnóstico, entendió por qué desde niña requiere de una rutina, su concentración se pierde en las multitudes y aborrece las texturas de ciertos alimentos. No fue hasta que escribió e ilustro Anomalía, su comic más personal, que comprendió los estigmas sobre la neurodivergencia en adultos y decidió combatirlo con comics didácticos.  

En casa no cocina su esposo, viven los dos con Baxia una gata de ojos verdes que la acompaña en su estudio y llena su ropa negra de pelos blancos y grises. La comida es uno de sus no negociables, requiere de ciertos alimentos con cocciones muy específicas para poder comer y por lo mismo no tolera que alguien más haga la labor de chef.  Aunque en sus viñetas suele burlarse de lo incomodo que se vuelve ir a un restaurante, cuando debe mentirle a la mesera sobre la exactitud de la comida, porque le vergüenza corregir la orden, a pesar de que le impida comer.  

Lay Black: migrar para dibujar diferencias

 

Dibujar siempre ha sido su método de catarsis, mucho antes de que naciera Lay Black, cuando ningún diseño de cuaderno la complacía y su madre plastificaba sus dibujos como portadas para las materias de la escuela. Pasaba el día en la biblioteca leyendo cuentos largos, sin muchos dibujos y escribiendo sus propias historias, algo que aún le entusiasma. Pero no fue hasta que conoció a su esposo que el diseño digital y los comics llegaron a su vida. 

En un inicio probo con la psicología, allí encontró una pasión por la salud mental, la neuropsicología y la terapia.  Pero cuando las clases comenzaron a ser canceladas por la migración de docentes y el pago de la matricula se hizo incosteable dejo la carrera y se interesó por el diseño gráfico, lo que carecía de dibujo y arte para sus expectativas.  

Su esposo, le regalo su primera Tablet luego de comenzar con el diseño y allí a través del trabajo de ilustradores como Johan Vásquez, se enamoró del estilo gótico, lo extraño y la estética de los 2000 y los 90s, con colores saturados. A 40 grados, alejada de la capital en Guacara, diseñaba sobre una mesa de planchar en el estudio, que era también su habitación. Con materiales que se agotaban a causa del quiebre de las empresas nacionales, elevando a demás los costos de producción.  

“Debíamos salir a buscar electricidad cada vez que había un corte de luz” Comenta su esposo, quien al igual que ella ejercía como FreeLancer en un país sin oportunidades, pero con muchos talentos.  

¿Cuándo era niña tuvo personajes o historias con los que se identificara? 

Había muchas películas y series, pero yo creo que no explicaban mucho lo que es la parte emocional, o sea, te hablaban de eso, pero no ayudaba mucho. Por eso fue que decidí hacer algo como esto, y se me ocurrió lo de “No entres en pánico”, que es un personaje, que es para niños, para adultos, pero que te enseña algo, no simplemente es chistoso. Porque sí hay muchas viñetas que simplemente son para que te rías, porque te identificas. Pero también tiene muchos códigos QR que te dicen, aquí vas a aprender a cómo respirar cuando tienes un ataque de pánico. Entonces, aprendes sobre algo que yo no tuve mucho de niña. Y que quizá con esto más personas que tengan esto y no lo sepan, se den cuenta o algunos padres que puedan verlo y aprender a tratarlo. Porque yo creo que estas generaciones tienen muchas más herramientas de las que yo tuve, pero quiero ser parte de esas herramientas. Por eso, varios psicólogos me han dicho, “me llevé tu libro en tal feria y se la mostré a mis alumnos, porque me gusta mucho, me gusta lo que haces, yo no había visto algo como eso” y eso es muy chévere.  

 

¿Es satisfactorio que quienes lean sus comics lo vean como ayuda? 

Exactamente, de hecho, me ha pasado mucho eso, como que hay personas adultas que han comprado Anomalía y me han dicho que se identifican, o que reconocen esos comportamientos. Porque en anomalía hay una sección donde se habla de diferentes términos, que te explican ciertos comportamientos como el masking que es lo que muchas veces impide a las chicas ser diagnosticadas a tiempo, porque se finge un comportamiento. Entonces me dicen, yo hago todo eso, investigue y mi doctor me dijo lo mismo.  Y, se han dado cuenta de ese tipo de cosas, por eso creo que es bueno hacer también, aparte de cómics que sean profundos o divertidos, también cómics de conciencia, que son como estos, que son autodidácticos, para que cualquier persona pueda leerlo. Es un ámbito que me gusta mucho, porque está ayudando a que otra persona también se dé cuenta así, y eso es chévere también.   

 

Tanto Freda, como Yoko y en general la mayoría de sus personajes son mujeres ¿Es una decisión consiente? 

Sí, lo es, por esto mismo del sesgo de género porque si hablamos de autismo, ansiedad y salud mental quiero que las principales sean mujeres y niñas para que también se vean representadas en esto.  Digamos, Freda Mortem también es niña. Y tenemos un montón de amigos que son diferentes. Que eso es algo que me gusta mostrar las diferencias. Por ejemplo, en Frida hay una niña que tiene vitíligo. Y eso es muy raro, porque jamás hay esos personajes. Pero ellos existen y por supuesto, hay niños. Pero en este tipo de cómics quiero que se enfoque en niñas. Para visibilizar que las niñas también están en ese rango de neurodiversidad. 

 

¿Como ha sido trabajar en espacios de ferias o conversatorios como mujer neurodivergente? 

Tengo que prepararme un día antes, yo siempre tengo mi bolsa audífonos que son precisamente para eso, porque el ruido es horrible. Tengo juguetes, como squishy y mis cositas que son para eso.  Y tengo amigos que me ayudan a vender, porque ellos saben cómo soy y cuando necesito un espacio.  Entonces si necesito hacer un descanso, yo me voy, salgo, respiro, me pongo a jugar un rato y vuelvo cuando me siento mejor.  Porque a veces me están hablando de algo y estoy escuchando otra conversación, la música y tengo que tratar de concentrarme en lo que esta persona me está diciendo y mantener contacto visual, pero no puedo, es complicado. 

Lay Black: migrar para dibujar diferencias

 

Entonces, ¿Qué suena en sus oídos cuando lo necesita?  

Trato de comprar unos que me sirvan tanto para música, como para que reduzcan el ruido. Necesito que sean muy apretados y grandes para que de verdad me ayuden. Porque no van a cancelar el ruido, es más el exceso de ruido. Muchas veces en las ferias, los tengo puestos, toda la feria completa, y me preguntan, ¿por qué siempre estas escuchando música? Pero es queyo que estoy a cargo del ruido. 

 

Deadline, es uno de sus pocos comics que no aborda directamente la salud mental sino lo difícil que es ser artista económicamente hablando ¿Hay algo de su experiencia personal en ello? 

Eso es algo que pasamos mucho los artistas, porque a diferencia de otras personas, no tenemos nada fijo. Depende de tu esfuerzo, lo que tu hagas y hay que diversificar ingresos. Hemos tenido días en los que, en una feria puedes hacer mucho dinero, en otras no y por eso siempre hay que tener de todo. 

 

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¿Eso fue lo que la llevo a dejar de Venezuela? 

El límite, eso fue.  Sí, o sea, es que en 2017 la cosa ya estaba muy mal, es un punto en que, por más que, teníamos dinero, pero no había que comprar, entonces, tú podías tener todo el dinero del mundo, pero no había comida, entonces, esa parte era horrible, y es que no había a dónde ir. También como por la misma salud mental de las personas, es agotador. No ver televisión es algo que uno tenía que hacer, de hecho, nosotros no tuvimos cable por mucho tiempo, por lo mismo de que todo eran cosas políticas, marchas, muerte, eso era horrible. Era una situación muy difícil, y trabajar así era complicado, porque teníamos que concentrarnos, pero con todo ocurriendo pues no se puede crear como tal. 

 

Decir “no” es un lujo... 

Aquí te das el tiempo de crear, allá no hay, allá creas por necesidad. Entonces, es esa presión de, necesito, necesito. Por ejemplo, para poder salir, tuvimos que hacer muchísimo, dibujamos sin descanso y hacíamos muchas cosas que ni siquiera queríamos, pero tenían un buen pago y había que aceptarlo. Ese tipo de cosas son de lo que pasa allá, en cambio aquí uno puede ser más abierto, ya puedo tomarme el tiempo de hacer este proyecto completo, porque ya tengo un ingreso de esto, aquí hay oportunidades para uno, como ferias y cosas así, allá no tenemos nada de eso. Entonces era muy difícil, sobre todo en la parte de estudios, que otra de las razones por las que yo salí era porque a veces no tenía clases, porque por la situación, muchos profesores se iban, entonces quedaba la plaza vacía, aparte que estoy pagando mucho, no estoy aprendiendo nada, o ya no tienen ni siquiera el ímpetu de enseñar, porque la han pasado mal. Entonces era complicado, uno lo hacía lo posible, pero sí, eso era una cosa complicada. 

 

¿Y cómo fue migrar como artista? 

Cuando llegamos aquí, al principio fue difícil, porque no es como, bueno, yo llego allá, meto currículum en un sitio, y veo si me llaman y me contratan. No porque uno tiene que empezar a hacerse ver en ese país.  Por ejemplo, yo, quería participar en ferias, pero no había estado ninguna, entonces empecé a averiguar y a estudiar cómo colocar mi imagen, cómo hacer que yo me vea ahí, que las personas me vean, y gracias a eso, ya he estado en ferias bien grandes. También está el empezar a mandar dinero porque en Venezuela, también tenemos mucha familia, y tratamos de siempre mantener la mejor imagen, que se pueda, para que ellos vean que estamos bien. Porque, por ejemplo, al principio estábamos llegando, no teníamos nada, apenas teníamos una computadora, y ahí trabajábamos juntos, pero esas situaciones no se comentaban porque que la idea es que ellos estén bien allá, ya de por sí tienen mucho allá, como para cargarlos con más cosas. Pero acá aun ahora estamos a la espera de que todo se nos facilite porque incluso mudarse es complicado, tienes que llamar y avisar que eres venezolano y en la mayoría de los casos eso ya es un motivo para que te nieguen los documentos, porque la xenofobia es algo muy presente.  

 

Y los colegas... 

Tengo amigos allá que son increíbles haciendo algo, y no lo están haciendo porque necesitan dinero, tienen que estar trabajando en otra cosa, y su proyecto lo dejan de lado y los que están comenzando pues uno intenta establecer una red de apoyo para que puedan publicar, digamos incentivarlos a comenzar por redes sociales, pero pues deben usar VPN porque allá se impide incluso una manifestación virtual.  Como también está el caso de amigos que lograron salir, y lo que han hecho es increíble, porque en Venezuela hay mucho talento, pero no hay oportunidades.  

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