¿Cómo es un toque de Punk Rock?

Lunes, 10 Junio 2019 11:01
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Varias personas me piden que no vaya por mi seguridad ¿Son tan malos estos lugares? Me pongo ropa oscura y algo de cuero, que no puede faltar, quiero pasar inadvertida.

Banda Discordia en el escenario del Broken Fire Festival||| Banda Discordia en el escenario del Broken Fire Festival||| Cortesía del Broken Fire Festival|||
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Son cerca de las seis de la tarde, llega la noche en Bogotá y en ese momento un restaurante de “corrientazos”, cerca al estadio El Campín, se convierte en un bar que recibe artistas de música alternativa. Desde la calle, este establecimiento se parece a esos pequeños locales de celulares a los que solo les cabe una vitrina, pero al entrar éste se transforma. Al fondo se encuentra una pista de baile de unos cinco por cuatro metros cuadrados.

Sus mesas de la hora del almuerzo pasan de estar en medio del local a ubicarse en los costados, dispuestas a recibir a los fanáticos que esperan ansiosamente por entrar. Poco a poco se llena, de uno en uno entran y eligen el mejor lugar para poder ver a todas las bandas, incluyendo la más reconocida, K93, que desde 1995 ha logrado fusionar el punk, metal, rock y otros sonidos alternativos. A pesar de que se mezclen diferentes géneros, el Punk Rock toma protagonismo.

¿Cuándo nació el punk rock en Colombia?

El rock entró a Colombia a finales de los años 50, en un país que casi cumplía una década del asesinato de Jorge Éliecer Gaitán, uno de los líderes, políticos más importantes del país, y quien se abría paso a al Presidencia de la República, más reconocidos del Partido Liberal, y se encontraba en el periodo llamado “La Violencia”. En su definición más purista, el rock puede hablar de cualquier tema con tal de que tenga en sus canciones un bajo, una batería y un cantante.  ¿Y la música protesta? ¿Lo contrasistema, dónde está?

El punk llegó 20 años después, a inicios de los años 80, en la renombrada “época del terror”. Allí el narcotráfico tomaba protagonismo en las principales discusiones nacionales y expandía nuevos escenarios de violencia en el país. El punk creó una alternativa anarquista, en la que no se quiere a las autoridades. No se toca como está establecido por los acordes o melodías y se pelea en contra de quien quiera controlarlos.

El rock y el punk nacieron en Inglaterra, y a pesar de llegar en diferentes momentos de la historia de Colombia, comparten un ideal similar y usan los mismos instrumentos. El punk desciende del rock, como un hijo más crudo y enérgico en su sonido, en su forma de expresarse, en su lenguaje.

Y así nos encontramos en el Marzo de 2019, la mezcla de estos dos tipos musicales ha tenido lugar, principalmente, en las ciudades de Bogotá y Medellín. Y sus adeptos buscan lugares para realizar los llamados toques. Al fin y al cabo, siguen siendo artistas envueltos en el ahora mundo comercial, el cual depende de cuánto estén dispuestos a pagar sus seguidores por escucharlos y sobre todo si quieren algo nuevo.

La fiesta del punk sigue

En el ambiente pesado, oscuro y con el local lleno, las bandas nuevas pasan una por una. Cada vez que termina una canción el clima se vuelve más caluroso, sabe más salado y el público se ve más “prendido” por el alcohol. En el centro de la pista se empiezan a congregar personas desde los 19 hasta los 30 años. Todos unidos alrededor de un gusto musical y de su característico baile.

Extrañamente, dentro de mis pensamientos de boyacense, sus movimientos son una versión evolucionada y europea de la carranga, aunque sin la necesidad de buscar pareja, pues se baila individual y en grandes grupos. Empiezas solo, dando golpes fuertes al aire, como defendiéndote de un ente invisible que te hace daño. Después vienen las patadas y los cabeceos. Luego, en tu trance te chocas con tus compañeros y ellos contigo. Al final, solo te encuentras dentro de una masa de gente, ya no sabes que te golpeó, tal vez fuiste tú mismo o el de al lado ¿Acaso importa? Ahora eres parte del salvaje pogo.

Cortesía de Broken Fire Festival

 

En ese baile tan escandaloso, tan poco estético, se unen las letras de sus canciones y los acordes de sus instrumentos convirtiéndose todo en una expresión política, una protesta social. Al oír canciones como Esto es Colombia del grupo Mugre da una sensación a la que muchos le tienen miedo, darse cuenta que el caos no solo está en la música, que el país está en caos. Que esta rebeldía no solo es un simple síntoma de la juventud, es también un reconocimiento de la realidad.

Una herida incurable bota sangre sin parar

pregúntale al campesino, que vino a la ciudad

no por voluntad propia

la violencia lo sacó de su hogar”

y después la misma canción:

“esto es Colombia

 secuestros y masacres,

esto es Colombia

la tierra de nadieeee”

Pronto, cerca de las cuatro de la madrugada, las sillas que rodeaban la pista de baile quedan esparcidas por todo el lugar. Y cuando faltan pocas horas para que salga el sol, los integrantes de las bandas se vinculan al festejo, rompiendo nuevamente las reglas. Lo tradicional de cualquier concierto sugiere intuitivamente un cantante y alguien que escucha. En el toque de punk, el límite entre el observador y el observado, o el artista y espectador, es eliminado. El cantante y su fan se unen en un mismo coro, en igual altura y sin las barreras del escenario, mostrando que el género tiene que ser contradictorio, caótico y desordenado. Esa es su esencia: ya no es solo usar el cabello largo y despeinado. Todo esto pasa a mi alrededor, yo no participó de tan magestuoso momento. Me gusta verlos saltar, empujar se, expresarse, pero sé que nunca me atrevería a compartir con ellos o por lo menos no de esa forma.

Cortesía del Broken Fire Festival.

Y finalmente, en medio de la oscuridad las luces neón iluminan para recibir a la esperada K93. Es la última en presentarse, ya que sus miembros les dieron la oportunidad a las nuevas bandas de ser escuchadas. Este mundo ahora es impaciente y quiere lo mismo de siempre, pero cuando se les obliga a escuchar lo nuevo y se les promete la famosa y mejor banda al final, la expectativa por las pequeñas crece. Para mi esta es una banda como las demás, pues es la primera vez que la escucho.

La guitarra eléctrica, el bajo, la batería y la voz ruidosa siguen inundando el lugar, haciendo vibrar todo mi cuerpo. La música de todos los artistas entra en mis oídos, obligándome a mover, de arriba abajo, el cuerpo y la cabeza, así no se esté familiarizada con aquellos ruidos estruendosos. Ruidos que, a pesar de la incomodidad que manifiestan, me dan la tranquilidad y esperanza de que algunos irán en contra del status quo y lograrán desordenar un poco el lugar. En mi interior hay una contradicción, me gustó, sus letras u ritmo alocado, su gente, pero vuelve a mi la obligación de cumplir las reglas, no puedo ser tan rebelde como ellos, pero por lo menos están para recordarmelo.

Y sigue K93:

“esto me inspira, velocidad

velocidad, te quiero acariciar

esto me lleva, a la verdad

en mi cabeza hay agresividad

pa´ detonar, pá estallar

mi combustible y mi velocidad”

VIDEOS

Musica, escenarios y decadencia. Punk Rock en Bogotá. Broken Frie Festival Daniela Ramirez Ruiz & Leidy Herrera Rodríguez