La selva amazónica podría perder hasta el 50 % de su cobertura forestal para el año 2050, lo que transformaría su ambiente de un clima húmedo a un entorno seco, parecido al de una sabana. Así lo señala un estudio publicado el pasado agosto por la revista Geophysical Research Letters, el cual indica que el 68,2 % de la deforestación de la amazonía se concentra en Colombia, siendo la siembra de cultivos ilícitos, la minería y la ganadería algunos de los principales motivos.
Según el estudio, la deforestación altera significativamente los flujos de energía, agua y carbono entre la superficie terrestre y la atmósfera, lo que podría afectar al equilibrio existente entre el clima y la vegetación y que llevarían a la amazonía a tener una transición ruda, en la que todo el ecosistema se volvería mucho más seco y árido.
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La capacidad de la selva amazónica para mantener las tasas de evapotranspiración–proceso de evaporación del agua de la tierra hacia la atmósfera–que están entre 1.000 y 1.500 mm al año es esencial para preservar la vegetación, pero debido a la deforestación las tasas están bajando continuamente entre un 6 % y un 8 %, lo que lleva a que el clima no pueda mantener un ambiente húmedo para una selva tropical.
¿Qué ocurre en el Amazonas colombiano?
En Colombia, según el monitoreo de bosques del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) entre el año 2001 y el 2022 se han deforestado alrededor de 3,3 millones de hectáreas en el país. Además el Ministerio de Ambiente reportó que en el año 2023 hubo una reducción del 38 % en la deforestación del Amazonas colombiano, lo que representa la cifra más baja en 23 años.
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Asimismo, la Defensoría del Pueblo reportó para el 2024 el aumento del 35 % de la deforestación en el país, del cual un 60 % pertenece a la región amazónica. Debido a esto, funcionarios de la Defensoría y de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS) realizaron un sobrevuelo por la amazonía, en el que constataron que distintos sectores habían sido deforestados con fines ganaderos o ilícitos.
En un comunicado la Defensoría del Pueblo afirmó que una carretera ilegal atraviesa toda la zona norte del Parque Nacional Natural La Macarena, facilitando la expansión de cultivos de coca, que de igual manera se expanden en zonas ambientalmente vulnerables como los Tepuyes y la cuenca alta del río Inírida. El mismo comunicado también afirma que el Parque Nacional Natural Tinigua está devastado por una expansión ganadera.
Además, reportaron que en el año 2024 los niveles del río Amazonas alcanzaron su punto más bajo en 122 años, situación que ocasionó la imposición de alerta amarilla por parte de las autoridades locales, el aislamiento de comunidades indígenas, muerte masiva de peces y delfines rosados y pérdida de cultivos.
Ante esto, la Defensoría hizo un llamado a las instituciones públicas, alertando que si no se toman medidas para mitigar la deforestación Leticia y Puerto Nariño estarían en riesgo de sufrir una crisis hídrica, ya que el cauce del río Amazonas podría cambiar su rumbo, dejando a Leticia sin su principal fuente de abastecimiento y sin una conexión económica.