Jesús Abad Colorado y la cotidianidad del dolor en el conflicto armado

Lunes, 16 Septiembre 2019 12:34
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El fotógrafo recibió el Reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabo 2019 por su impecable trabajo periodístico.

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“La verdad que se le quiere contar al país es la de los vencedores, no la de los perdedores, población vulnerable en toda su dignidad humana”: así inicia la historia colombiana documentada por Jesús Abad Colorado, el periodista y fotógrafo colombiano que por décadas ha retratado como ninguno la crueldad del conflicto armado colombiano. Por su trabajo, persistencia y agallas ha logrado mostrar la guerra constante en el campo tal y como es: desalmada pero real.

En la exposición ‘El Testigo: memorias del conflicto armado colombiano en el lente y la voz de Jesús Abad Colorado’ se juntan las imágenes en blanco y negro que el reportero gráfico ha ido registrando a lo largo y ancho del territorio nacional: desde la primera sala se dedica a mostrar las consecuencias estructurales del conflicto armado: colegios abandonados con clases aun escritas en los tableros, pasando por hogares con las paredes en el suelo.

Ver: Jesús Abad se convirtió en 'El Testigo' de la guerra en Colombia

También se encuentra en medio de las cuatro paredes una escultura llamada Nómadas, un árbol hecho de periódico, comisionado por el Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia para el programa Selva cosmopolítica, al que contribuyeron cerca de 400 voluntarios. Sigue en el segundo piso. Está dividida en cuatro salas diferentes que narran por medio de fotografías en blanco y negro y a color los hechos de violencia que ensombrecieron al país y llenaron de sangre la tierra entre los años 1992 y 2018, desde distintos puntos de vista y todo lo que conlleva estar viviendo en medio de una guerra constante.

Abad Colorado, realizó el montaje fotográfico que materializa la guerra que se vive en el campo en el Claustro de San Agustín, ubicado en el centro de la capital. Está expuesto y abierto al público desde el 20 de octubre del año 2018 y acabará el 20 de octubre de este año.

La segunda y tercera sala se encuentran dedicadas a los desaparecidos en medio del conflicto armado. Abad Colorado retrata el sufrimiento y la impotencia de miles de familias en el campo colombiano, cómo las lágrimas se mezclan con el agua de los ríos y cómo las fotografías de sus familiares desaparecidos se van envejeciendo con el inevitable paso del tiempo, tiempo que transcurre sin respuestas.

En la última sala, las fotografías muestran millares de protestas en contra de la violencia, la experiencia de Abad Colorado, al ser secuestrado, y su experiencia entre los campos de la guerrilla, algunas campañas políticas que han sido parte del conflicto y la actualidad en la que se desarrolla el país.

Dentro de la organización del evento se encuentran descripciones, pies de fotos y las palabras de muchas víctimas del conflicto armado escritas en las paredes, apoyando las imágenes con testimonios tanto del fotoperiodista como de los que viven estas imágenes en carne propia.

Jesús Abad Colorado es egresado de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de Antioquia. Trabajó para el periódico El Colombiano de Medellín desde el año 1991 hasta el 2001, posteriormente fue investigador del Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación en Colombia (CNRR) entre 2008 y 2013.

Se ha dedicado a documentar el conflicto armado en el país desde su cámara con producciones como El Testigo. Gue coautor de libros relacionados con este tema, entre estos Relatos e Imágenes: El desplazamiento forzado en Colombia y La prisión. A nivel nacional fue reconocido en tres ocasiones con el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, el Premio Nacional de Fotografía en 2018, otorgado por el Ministerio de Cultura de Colombia y actualmente con el Reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabo 2019.

Igualmente, ha sido reconocido con el premio Caritas, en Suiza, por su compromiso con la justicia social; el CPJ International Press Freedom Awards, en Estados Unidos, otorgado a un fotoperiodista por primera vez por el Comité para la Protección de Periodistas. Además, en 2009 fue candidato al premio de fotografía más importante del mundo, el Prix Pictet.

"En Colombia yo no he podido saber quién es Caín y Abel"

Escuela del corregimiento de Cauchera, abandonado tras amenaza a maestros y asesinatos de campesinos por parte de actores armados. Mutatá, Antioquia. Octubre de 1999.

"Aquí, el encuentro de dos hermanos. Ante el silencio de la tierra"

Las desapariciones en medio de esta guerra son probablemente una de las tantas situaciones más desgarradoras que un ser humano puede sufrir. Tras conseguir el paradero de sus seres queridos, muchos habitantes de Yolombo fueron ubicados en la selva sin vida, con la misma ropa que tenían puesta el día que desaparecieron, con los mismos brazos con los que dieron su último abrazo, con la vida arrebatada. 

Exhumación de cuerpos. Yolombo, Antioquia. 1999.

"La gente buscó el río pero estaba convertido en fuego"

Las consecuencias del conflicto armado no se limitan a la población en sí, el medio ambiente también ha sido víctima de esta guerra constante que ha generado un gran deterioro en las selvas y zonas rurales con presencia de grupos guerrilleros.

Por enésima vez, la guerrilla del ELN dinamitó el oleoducto Caño Limón-Coveñas y durante una hora el petróleo estuvo fluyendo. Sucedió en el nordeste antioqueño.

Las desapariciones, los desplazamientos y la violencia en el campo se han mostrado como hechos aislados de los que no se sabe mucho a menos de estar en ellos, incluso, se destruye por completo el concepto de solidaridad con aquellos que viven en zonas rurales. Las protestas tras la guerra en el campo exigen un final radical a toda esta situación que se ha prolongado.

 

Medellín, Antioquía. 2004.

Esta exposición muestra la cotidianidad en medio del desplazamiento, las desapariciones, las familias quebrantadas y básicamente, los aspectos que están escritos entre líneas cuando se describe el conflicto armado en Colombia. 

 El conjunto de las cuatro salas cumple con que las paredes hablen, las fotos retratadas en el momento exacto no hacen más que confrontar esa dura realidad a la que están siendo sometidos indígenas y campesinos vulnerados por el Ejército en muchos casos e incluso políticos que años atrás también afrontaron secuestros y extorsiones por parte de las guerrillas del ELN y las FARC.

 Este trabajo periodístico llega al alma, las salas y la ambientación en estas logran transmitir la desazón que muchos viven en terrenos lo bastante lejanos cómo para desconocerlos. Es una muestra artística que sumerge al visitante en la impotencia ante la vulnerabilidad que conlleva vivir en el campo.