Artesanos de la cultura

Lunes, 07 Septiembre 2015 11:34
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Los tiples, requintos y bandolas son los instrumentos tradicionales más apetecidos en el mercado internacional y quienes están detrás de su elaboración son los luthiers, artesanos que con sus manos contribuyen al resguardo del patrimonio cultural. Colombia cuenta con pocos luthiers, sin embargo, esta minoría fomenta el arte en el país y lo hace traspasar fronteras.

||| ||| Foto por: Silvia Corredor / Taller del luthier Pablo Hernán Rueda|||
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Los tiples, requintos y bandolas son los instrumentos tradicionales más apetecidos en el mercado internacional y quienes están detrás de su elaboración son los luthiers, artesanos que con sus manos contribuyen al resguardo del patrimonio cultural. Colombia cuenta con pocos luthiers, sin embargo, esta minoría fomenta el arte en el país y lo hace traspasar fronteras.

El sonido, la afinación y la calidad son algunos de los determinantes en el éxito de un buen instrumento musical, factores claves que definen quien es o no, un buen luthier. “Este oficio se hereda, yo lo heredé de mi tio y cabe aclarar que no es lo mismo ser fabricante que ser luthier”, así define su trabajo Pablo Hernán Rueda, uno de los luthiers más reconocidos en el país.

Pablo cuenta que desempeñarse como luthier es un oficio rentable, sin embargo reitera que su felicidad va más allá de los ingresos que recibe. “Yo toco una madera y siento una sensación extraña, una energía inexplicable”, afirma.

Catalina Arias, guitarrista y estudiante de música, expresa: “Cuando se escucha un instrumento musical, se piensa en el gran sonido que de allí proviene o quizás en el virtuoso que lo interpreta, pero pocas veces se piensa en el artesano que con su talento lo elaboró”.

Pablo Hernán, cuenta que aunque las guitarras predominan fuera del país, el éxito de su negocio está en la venta de tiples, requintos y bandolas, pues son instrumentos exclusivos de Colombia. “El tiple es el instrumento nacional y una insignia de Colombia. De hecho yo he vendido tiples y requintos a México, España, Houston, Argentina, Japón y hasta Afganistán. La música colombiana está llegando a todas partes”, relata.

Ser luthier es un oficio que se debe ejercer con el corazón, afirma Rueda: “Yo vivo feliz fabricando instrumentos con musiquita colombiana de fondo, esta labor consiste en sentir que se están construyendo cosas bonitas y que se está haciendo algo por la cultura”.

Entre risas, expresa que los instrumentos son como los hijos y hay que hacerlos con amor. “Para mí esto es todo, tengo mi hogar y mi familia, pero si yo pudiera durar las 24 horas del día en mi lugar de trabajo, lo haría. Esto es lo que me apasiona, no puedo explicar lo que siento al construir un instrumento”, añade.

Las piedras del camino

Foto por: Vicente Vega Reina / Taller del luthier Pablo Hernán Rueda

Hernán dice que la subida del dólar lo afecta por la compra de micrófonos y la importación de maderas como el pino, sin embargo, lo beneficia por la venta de instrumentos a países donde el dólar es la moneda oficial. Otro problema con el que debe lidiar es el de la falta identidad cultural: “Los extranjeros vienen a Colombia a vender guitarras a 2.000 dólares y los colombianos las compran sin problema, en cambio, nosotros las ofrecemos a 260 dólares y piden rebaja”, añade.

Los precios de los instrumentos de alta gama realizados por luthiers reconocidos en Colombia, oscilan entre: $800.000 y $5.000.000, el precio depende del luthier, los materiales, el sonido y su acabado.

Dentro de los luthiers reconocidos nacionalmente se encuentran: Pablo Hernán Rueda, Eusebio Suta, Alberto Paredes, Orlando Pimentel, Jorge Noguera, Tobias Bastidas, Hector Cruz, entre otros.