Carretilleros de Cartagena, condenados a vivir en la pobreza

Jueves, 03 Septiembre 2020 14:34
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Los carretilleros son personas de muy bajos recursos que tienen que empujar diariamente una carretilla llena de frutas, bajo un calor tan asfixiante que parece surgir del pavimento, para poder sobrevivir la hambruna que azota en la Cartagena de Indias más profunda, tan conocida internacionalmente por su turismo y su belleza caribeña.

 

Carretillero en Cartagena de Indias||| Carretillero en Cartagena de Indias||| Felipe Carrerá|||
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Gleyton Montero, más conocido como “El Mocho” por la falta de una de sus extremidades, es un carretillero como cualquier otro, de esos que se levantan todos los días a las 6 de la mañana a comprar frutas en el mercado de Bazurto,  con el fin de llevar el pan de cada día a una mesa donde se sientan 4 hijos. 

“El Mocho”, oriundo de San Antonio, Sucre lleva más de 30 años en el trabajo. Él mismo dice: “Yo salí de San Antonio porque allá no había trabajo y aquí era dónde estaba la plata”. Una historia que se repite mucho en los pueblos aledaños a la ciudad de Cartagena de Indias; personas que ya sea por la falta de oportunidades o por la violencia, llegan a la ciudad con aspiraciones para poder salir adelante. Sin embargo, muchos, no lo logran.

Pobreza extrema

Montero, hace parte de aquella Cartagena olvidada, de esa ciudad que no aparece en la televisión, ni en las telenovelas. Cartagena es una ciudad de 900 mil habitantes, en la que, según cifras de Cartagena Cómo Vamos, sobreviven casi 270.000 cartageneros que no ganan más de 260.000 pesos mensuales, es decir, casi un tercio de la población no llega al salario mínimo colombiano. En Cartagena de Indias el pan se gana a diario. El hambre y el olvido estatal se asoman en cada esquina cuando se sale de la ciudad amurallada.

Por si fuera poco, el mercado de Bazurto, ha sido considerado como el foco de contagios de coronavirus, cuando recién llegó la enfermedad a Cartagena. Así que quienes visitaban la plaza, tenían una alta probabilidad de contagiarse. En palabras de Gleyton: “Nos tocó seguir yendo al mercado porque no hay donde comprar esas frutas a buen precio y a partir de eso muchos colegas se enfermaron”.

Condena

Además, muchos de estos vendedores ambulantes no poseen sus carretillas, sino que las alquilan. Esto es una grave problemática ya que estos vendedores informales no tienen ningún tipo de seguridad social, sino que tienen que pagar por sus productos y un alquiler de una carretilla, que si se llega a dañar o sufrir algún accidente tendrían que pagar de sus propios bolsillos vacíos. Una solución que se busca por parte de la alcaldía de Cartagena es el hecho de poder formalizarlos, pero esta solución no acabaría con la pobreza extrema y las malas condiciones laborales de estos pregoneros.

Aunque el distrito les ayuda económicamente, esa plata lo deben gastar pagando los impuestos que conlleva la formalización de su trabajo. Como asegura el mismo Gleyton, “los carretilleros parecemos condenados a nunca salir de la pobreza”