En los últimos años, Colombia ha enfrentado una creciente crisis de sequía, exacerbada por el cambio climático y la sobreexplotación de recursos naturales. Bogotá ha sido testigo de un fenómeno que antes se consideraba lejano: la escasez de agua. Este panorama ha llevado a repensar las políticas de gestión hídrica y explorar soluciones que, aunque innovadoras, podrían ser clave para garantizar el abastecimiento de agua en el futuro. Entre estas soluciones, el reciclaje de aguas residuales domésticas ha ganado relevancia como una opción viable para reabastecer las represas y mitigar la sequía.
En 2024, Bogotá y otras zonas del país han enfrentado una grave sequía. Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), las precipitaciones en la Sabana de Bogotá han disminuido un 40% en comparación con años anteriores, lo que ha impactado negativamente los niveles de las principales represas que abastecen a la capital, como el embalse de Tominé y el de Chingaza.
Ghisliane Echeverry, directora del IDEAM, explicó que el Fenómeno de El Niño no fue el único responsable de estos meses secos, que elevaron el riesgo de incendios y redujeron los niveles de agua en los embalses. “Entre los factores están el debilitamiento de los vientos debido a una anomalía térmica en el océano Atlántico”, subrayó Echeverry. Además, destacó que la zona de convergencia intertropical estuvo muy débil, lo que retrasó la llegada de las lluvias, un fenómeno que tomó por sorpresa tanto al Ministerio de Ambiente como a la Alcaldía de Bogotá
En este contexto, la reutilización de aguas grises, que provienen de actividades domésticas como el lavado de ropa, la ducha y el lavado de manos, se presenta como una solución viable. A diferencia de las aguas negras, que contienen residuos fecales y requieren un tratamiento más complejo, las aguas grises tienen un menor grado de contaminación y, tras un proceso de filtración y tratamiento, pueden ser reutilizadas para diversos usos no potables, como el riego de cultivos, la limpieza de calles o el recargue de fuentes hídricas.
Esta reutilización no solo es viable desde un punto de vista técnico, sino que también puede generar un ahorro significativo de agua en contextos urbanos donde la demanda es alta. Se estima que la implementación de un sistema eficiente de reutilización de aguas grises a gran escala podría reducir hasta un 30% el consumo de agua potable destinado a usos no esenciales en Bogotá, según investigaciones como las realizadas por el proyecto Aqua Gratis. Este ahorro permitiría un reabastecimiento más rápido de las represas, contribuyendo a un suministro de agua más estable para la ciudad.
Las aguas grises constituyen hasta el 75% de las aguas residuales generadas en un hogar promedio, lo que las convierte en una fuente valiosa para su reutilización en usos no potables. Esta cifra varía según el tipo de infraestructura utilizada y el nivel de tratamiento aplicado. Diversas publicaciones, como la revista Water Science & Technology, y estudios sobre la gestión de aguas grises subrayan que su reutilización es viable y puede generar importantes ahorros de agua.
En 2021, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, en colaboración con la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), emitió la resolución 1256, que regula el uso de aguas residuales, incluidas las aguas grises, en todo el país. Esta normativa permite el uso de agua tratada en diversas actividades como el riego de cultivos y zonas verdes, y la limpieza industrial. De manera similar, países como Israel y Singapur han demostrado que la reutilización de aguas grises es una solución efectiva para enfrentar la escasez de agua. En Israel, el 90% de las aguas grises se reciclan, principalmente para el riego de cultivos y la refrigeración de edificios, lo que ha sido clave para enfrentar su escasez hídrica. Singapur, por su parte, ha implementado el sistema NEWater, que purifica y reutiliza aguas residuales para consumo humano y para usos industriales, mostrando cómo un manejo eficiente del agua puede garantizar la seguridad hídrica en un país densamente poblado.
En Bogotá, varios edificios residenciales han comenzado a implementar sistemas de reciclaje de aguas grises. Estos edificios, como parte de proyectos sostenibles, instalan sistemas de filtración y tratamiento que permiten redirigir el agua proveniente de duchas, lavamanos y lavadoras para ser utilizada en la descarga de sanitarios y en el riego de jardines. Por ejemplo, algunos edificios en zonas como el norte y el centro de la ciudad ya están incorporando estas tecnologías en sus proyectos arquitectónicos, lo que contribuye a la reducción del consumo de agua potable y favorece una gestión más responsable de los recursos hídricos. Este tipo de iniciativas no solo buscan reducir costos operativos, sino también promover prácticas ecológicas entre los habitantes y fomentar un modelo de ciudad más sostenible.
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PTAR Canoas: el futuro del tratamiento de aguas en Bogotá
Las plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR) permiten limpiar el agua utilizada y las aguas residuales. En Bogotá, desde el año 2000, existe una planta de tratamiento ubicada en Salitre, cuya función principal es gestionar las aguas residuales del norte de la ciudad y contribuir al saneamiento del río Bogotá.
Actualmente, se encuentra en construcción el proyecto ambiental más importante de la ciudad: la PTAR Canoas. Se espera que esta planta trate el 70% de las aguas residuales de Bogotá y el 100% de las de Soacha, contribuyendo significativamente al saneamiento del río Bogotá y al tratamiento de aguas reutilizables
Esto significa que, a futuro, los planes ambientales e hídricos buscan mejorar el saneamiento de las aguas y su reutilización en otros recursos. Además, se espera que este proyecto contribuya a mejorar las condiciones de vida de la población, al reducir el riesgo de racionamientos y garantizar una mejor calidad del agua que desemboca en los ríos.
El ingeniero Jesús D'Lima, experto en instalaciones y tratamiento de aguas residuales, afirma que las plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR) son fundamentales para mejorar la calidad del agua y enfrentar la escasez hídrica en Bogotá. D'Lima destaca que "con plantas como la de Canoas, no solo estamos tratando el agua residual, sino que también estamos garantizando su reutilización en usos no potables", lo cual contribuye a aliviar la presión sobre las fuentes de agua potable.
El uso de estas plantas aumentaría la disponibilidad de agua tratada, permitiendo su aprovechamiento en diferentes usos no potables y aliviando la presión sobre las fuentes de agua potable. Además, mejoraría la calidad del agua, facilitando su eventual utilización para el abastecimiento urbano y otras necesidades. Uno de los usos más prometedores del agua gris tratada es su potencial para reabastecer represas y otras fuentes hídricas. Según la resolución 1256, este tipo de agua tratada reduce la necesidad de usar agua fresca en actividades como el riego o la limpieza de infraestructuras.
Desafíos técnicos y sociales en la implementación del reciclaje de aguas grises en Colombia
A pesar de los beneficios que podría traer la reutilización de aguas grises en Colombia, existen importantes desafíos. A nivel técnico, los sistemas de tratamiento requieren una inversión considerable en infraestructura. Métodos como la filtración y el tratamiento biológico son útiles para eliminar sedimentos y contaminantes, pero se necesita también desinfección con luz ultravioleta o cloro para asegurar que el agua sea segura para su reutilización. Sin embargo, en la capital ya se está trabajando para que a largo plazo la idea de usar las aguas grises sea una realidad.
Otro reto es la percepción pública. Muchas personas desconfían del uso de agua reciclada por preocupaciones sobre su calidad, a pesar de su potencial en tareas no potables. La normativa colombiana aún es limitada, y su adopción dependerá en gran parte de la voluntad política y la inversión del sector privado.
La crisis hídrica que enfrenta Bogotá es solo un ejemplo de los desafíos que afrontará Colombia debido al cambio climático. La reutilización de aguas grises, junto con otras estrategias de gestión del agua, podría ser una herramienta clave para mitigar los efectos de la sequía y asegurar un suministro hídrico más sostenible.
Mirando hacia el futuro
En definitiva, la implementación de un sistema de reciclaje de aguas grises como las PTAR no solo aliviaría la presión sobre las fuentes de agua potable, sino que también posicionaría a Colombia como un referente en la gestión circular de recursos hídricos. En un futuro cercano, si el país logra expandir estas tecnologías a nivel nacional, podría generar un cambio significativo en su estrategia hídrica, reduciendo la dependencia de fuentes de agua superficiales y subterráneas.
Esto no solo contribuiría a la sostenibilidad, sino que también podría transformar las ciudades colombianas en modelos de resiliencia ante los retos del cambio climático, al integrar el reciclaje de aguas grises en las políticas públicas y en la infraestructura urbana. La adopción de estas soluciones tecnológicas, junto con una mayor conciencia social y política, podría garantizar un suministro hídrico más seguro y eficiente, marcando el inicio de una era de innovación ambiental que inspire a otras naciones a seguir el mismo camino.
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