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Sobre la vereda Betania, en el resguardo indigena La Aguada en Caldono, Cauca, una casa pequeña soltaba aroma de cebolla, tomate y carbón. Un niño cocinaba esperando la llegada de su familia. Estaba solo cuando un hombre irrumpió en el hogar “Nos vamos, tome lo que necesite y alístese, que ya es hora de que ayude a la causa”. Ese día, Alcides, con trece años de edad y un almuerzo a medio hacer, tuvo que repartir trozos de su libertad a cambio de la vida. Se lo llevaron un 5 de enero de 2009, esa fue la primera vez que la llamada “Causa” y los hombres de armas le arrebataron la libertad.

“Nos llevaron en una camioneta como por tres horas en trocha y yo, a esa edad, no sabía en dónde estábamos. Cuando llegamos a un campamento que estaba en el páramo, nos empezaron a hacer registro fotográfico, de huellas, de nombres completos, los nombres de todos nuestros familiares, en dónde vivían, a qué se dedicaban, cuántos menores de edad más había y todo tipo de información que les sirviera para ejercer algún control sobre nosotros o nuestros allegados”. Años después de ese acontecimiento, Alcibíades logró escaparse de las filas de las ahora extintas Farc durante un combate de este grupo armado contra el Ejército Nacional en Putumayo.

La segunda vez que lo reclutaron era ya un adolencente. Alcibaides cuenta que lo llevaron a un campamento en la vereda Paramillo del municipio de Santander de Quilichao. Le entregaron un fusil que accionó sin querer y, por eso, los comandantes lo amarraron de cuerpo completo por varios días. No le dieron comida, y pasó todo tipo de acto inhumano. Le pusieron una Guardiana, para suerte de don Alci era una antigua vecina del resguardo, quien fue la persona que lo ayudó a escaparse por segunda vez.




Nothing happens at this step.

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Para 2019, ya adulto, regresó al resguardo indígena La Aguada, donde enfrentó el reclutamiento forzado por primera vez. Allí conoció a su esposa, formó una familia e intentó re-armar los estragos de su niñez con las manos, dejó de lado el pasado que involucraba a la guerra y el reclutamiento forzado.

Entonces fue cuando su hija fue reclutada y el fantasma volvió. Esta vez no llegó nadie a tocar las puertas de la propiedad. Los hechos ocurrieron de una forma mucho más simple y nebulosa. El sábado 13 de abril de 2024 Aqua Madeley, de 14 años, salió de su casa a eso de las siete y treinta de la mañana, directo a un instituto técnico donde aprendía cosmetología.

Su madre se encontraba trabajando en el hospital municipal y Alcibíades trabajando con la comunidad. Durante el receso de las clases, a las 11 de la mañana, llegó una camioneta cuatro por cuatro, blanca, polarizada, con hombres armados a bordo. La interceptaron y subieron a la fuerza a ella y a otra compañera más del instituto.

Ambas menores de edad fueron reclutadas. Su compañera Gina pudo salir libre del intento de reclutamiento por parte del frente Dagoberto Ramos, según indicaron sus familiares pertenecientes al resguardo indígena de San Lorenzo — también del municipio de Caldono — quienes, a través de sus esfuerzos y reacción inmediata, lograron rescatar a la otra menor de edad, pero no a la hija de Alcibíades, Aqua Madeley..

Según Ukwe y la información que ha podido recolectar, su hija fue reclutada por el frente Jaime Martínez. “Hemos recorrido todo el departamento en moto, y sabemos que aquí no está; ella ahora mismo lo más seguro es que se encuentre por los lados de Nariño o en el Caquetá”.

El 15 de junio del pasado 2024 fue la única y última vez que supieron de Madeley. “Llamó a la mamá a eso del mediodía, hablaron sólo 30 segundos y se escuchaba muy angustiada la niña, pero no nos pudo decir ni dónde ni cómo estaba. Luego me volvieron a llamar a mí de un número extraño a nombre de un tal Javier y me dijeron: “No busque problemas y mejor no se ponga a inventar, si no quiere que le pase algo a su hija”.

De ahí en adelante la comunicación ha sido escasa, por no decir nula. Luego de unos meses, Alcibíades se enteró de unas conversaciones que había tenido su hija a través de la red social Messenger, de Facebook, con un perfil registrado como “Felipe Martínez”. Ahí, en esos chats, le decían que le iban a dar para comprarse un iPhone 16 Pro Max, que iba a ganar mucho dinero, que le iban a dar cadenas y anillos, y que incluso le podían ayudar a cubrir todo tipo de necesidad, que lo único que necesitaban era que trabajara fielmente a su “empresa”.

Alcibíades actualmente trabaja en diferentes cosas, una de ellas; vigilancia privada sin embargo, para él ha sido difícil enfrentar esta situación sin la ayuda suficiente por parte de su cabildo ni de la personería y defensoría del municipio. Así como esta historia, cientos de familias Caucanas siguen viéndose afectadas por un flagelo sin tregua como lo es el delito del reclutamiento forzado.