¿Hay recuperación?

Sabogal recalca que el primer paso siempre será aceptar la enfermedad, y en ello Espinosa hace énfasis: “el ponerle nombre es muy difícil. Que una persona acepte y le ponga el nombre de anorexia,  bulimia, o trastorno por atracón a lo que ella considera un patrón de alimentación, es bastante complejo”. Cuando una persona tiene un TCA siempre trata de convencerse a sí misma de que tiene el control, y solamente cuando hay un punto en el que la persona siente que se le salió de las manos, es cuando hay una conciencia real de la enfermedad y de la necesidad de ayuda.  Espinosa defiende que el tratamiento es mejor cuando las personas acuden por ayuda en psicología voluntariamente, porque ahí sabe que hay un reconocimiento de la enfermedad y una disposición para recibir tratamiento y trabajar en la recuperación.

''Me costó reconocer que había un problema. Me costó empezar a mejorar, porque tenía miedo de volver a hacer las cosas mal. Tenía miedo de vivir. Miedo a tener que enfrentarme con personas, a tener que afrontar una vida adulta, una vida universitaria. Miedo a soltar ese control falso que yo creía que tenía. Creo que estar como al final, viendo la luz al final del túnel, al final del agujero. Ya en las últimas, me hizo darme cuenta de que tenía que hacer algo. Porque estuve muy muy mal, y fue cuando toqué fondo que me di cuenta de que sí podía hacer algo más. Y si no podía, tenía que intentarlo'' María Fernanda Lugo

Margarita Ordóñez sentía que tenía el control de la enfermedad, que era más fuerte que la enfermedad. Creía, como suelen creer las personas con esta enfermedad, que los TCA eran ajenos a ella y le pasaban solo a los demás “yo juraba, y comía mocos, de que yo estaba controlando todo. Y no. Infortunadamente todo se me salió de las manos. Cuando yo vi que estaba muy enferma, cuando estaba casi que no me podía levantar de la cama, que me dolía absolutamente todo, que no podía recibir ni un pedacito de comida, tuve que pedir auxilio a mi psicóloga. Estaba muy esclavizada al pensar que todo era peso y la comida. Porque yo soy más que la comida”

Ilustración: Vivian Reyes




Respecto a la recuperación, varios profesionales de la salud sostienen que este grupo de enfermedades no tienen “cura”. Algunos, desde su formación profesional, comparten la visión en la que se aborda la enfermedad desde la noción de que el tratamiento funciona únicamente para aprender a convivir con esa voz de la enfermedad en la cabeza, de una manera que no interfiera en la salud física y psicológica de las personas. Desde esta postura, un gran número de pacientes deciden no tratar su enfermedad, frente a una supuesta certeza de que no habrá una recuperación completa. Esto tiene que ver también con que hay personas que duran periodos de tiempo excesivamente largos con el trastorno y pasan por muchos procesos que al final no funcionan.  

No obstante, desde otros abordajes y otras perspectivas de la recuperación, hay quienes defienden el principio de que sí es posible acabar completamente con un TCA. Paola Sabogal pasó por su propia experiencia con una anorexia que perduró por casi 15 años y en la actualidad se reconoce a sí misma como una persona que se liberó completamente de la anorexia. Y defiende, igual que Espinosa, que sin importar cuánto tiempo la enfermedad lleva habitando en un cuerpo, la recuperación completa puede alcanzarse, y la voz puede callarse, con el tratamiento y el equipo adecuados.  

''El 'tú puedes sola todo' yo creo que esa es la mentira más grande que uno se dice. Porque pienso, según mi experiencia, que esas manos que te halan un poquito son las que de verdad te sacan. Obviamente yo pensaría que es un 70/30. 70 tu, 30 las otras personas. No me fue suficiente mi voz diciéndome 'tú puedes sola'. Sola yo no pude, yo tuve que ir a la psicóloga a decirle 'me estoy muriendo, auxilio' '' Margarita Ordóñez

María Fernanda pasó por tres tratamientos diferentes. Los dos primeros tratamientos fallidos le hicieron creer que nadie podría ayudarla y nunca saldría del trastorno. No funcionaron, en parte, porque ella no reconocía que estaba enferma, y en parte también porque sentía que nadie la estuviera respaldando. 

Ilustración: Vivian Reyes





El enfoque de Sabogal en un tratamiento, está dirigido a conseguir una tregua con el cuerpo y la comida. En su intervención, trata de hacer que las personas lleguen hasta donde se sientan tranquilas, sin centrarse tanto en el factor del peso en el que frecuentemente se centran los profesionales de la salud y los centros que tratan estas enfermedades en el país. Por supuesto, ella reconoce que en muchos casos hay que recuperar peso para salvar la vida, pero su propósito no es únicamente el peso, sino que haya una alimentación intuitiva y saludable. Espinosa, que comparte esta postura, señala que es importante tener presente que el tratamiento consiste también en todo lo que hay detrás; en la depresión, la ansiedad, las dinámicas disfuncionales familiares, los traumas, o cualesquiera que sean los problemas que yacen debajo de esa necesidad de control a través de la alimentación. 

Prada describe al problema con la comida como la punta del iceberg del TCA, y en lo hondo de ese iceberg hay un sinfín de cosas que la terapia debe trabajar. Paola Sabogal, desde su experiencia personal, describe que la recuperación es un proceso sumamente doloroso. Porque debajo de los síntomas alimentarios hay cosas mucho más profundas que se exteriorizan con la conducta alimentaria. Y cuando se empieza a trabajar en la recuperación, cuando la comida deja de ser el eje central del tratamiento, emergen emociones; los verdaderos problemas que hay en el fondo de ese trastorno. Por eso en el tratamiento hay miedo, hay resistencia, aparecen las recaídas y ganas de abandonar el proceso, porque la recuperación no es un proceso lineal, es un proceso que cada persona experimenta diferente. 

''Creo que las personas que pasan por una enfermedad como esta, piensan que es amor. Pero no es amor. Es el placer del control, de tener en control por lo menos algo en tu vida. Porque las otras cosas están en total descontrol. Y tener ese control que es malo porque lo único que hace es afectar tu estado de salud, tú sientes que te da mejores cosas. Que te da lo que quieres. Y ahí es cuando uno confunde y cree que llega a amar la enfermedad, cuando no es así. Porque realmente te cega tanto, que es una enfermedad que llega a tener el control sobre ti, que te hace creer que la quieres. Es como ese amor tóxico con una pareja que tienes y que dices 'es que no la puedo soltar aunque me haga daño'. La enfermedad es la que te controla. Yo creo que por más mal que estén las personas, odian esto. Lo odian. Pero creo que encontramos seguridad en cierta forma. Como un refugio diferente a otras alternativas, pero es un refugio tóxico'' María Fernanda Lugo

Ilustración: Vivian Reyes





Para la doctora Prada, gracias al estigma, son un grupo de enfermedades a las que no se les ha prestado la atención que merecen, “esto genera mortalidad. Esto nos está quitando un montón de personas al año que podrían aportar al mundo, pero no pudieron porque murieron de desnutrición, de un estallido esofágico, de una isquemia”. Agrega que las personas deberían tener la claridad de que los TCA no son un juego porque nadie elige enfermarse. Lejos de ser un juego, encabezan la lista de las enfermedades mentales que generan mayor mortalidad en los pacientes. 

Las principales complicaciones en la salud narradas por Prada, están listadas en la página de NEDA. En cada trastorno pueden surgir otras enfermedades asociadas a los síntomas del TCA, y unas pueden ser menos graves que otras. Se pueden producir fallas cardiacas, estallidos esofágicos, desórdenes electrolíticos, desarrollo de cáncer. Hay predisposición a la desnutrición, la malnutrición o la obesidad, disminuyen la expectativa de vida y deterioran la calidad de vida. A su vez, hay altas tasas de comorbilidad psicosocial. Es decir, la coexistencia de más de un trastorno además del TCA, como un trastorno depresivo, bipolar, obsesivo compulsivo, entre otros. 

María Fernanda Lugo tiene secuelas importantes que afectan su salud por el largo periodo de tiempo que mantuvo los síntomas de la enfermedad, “ahora, incluso que me he recuperado, todavía persiste. El abuso de laxantes dañó mi colon, y tengo que esperar a que me digan si tengo que estar en quimioterapia o no. Dañó mi salud en todo el sentido; dañó mi vida”. 

En el deterioro de la salud mental, ocurre que en muchas ocasiones hay una pérdida significativa de habilidades sociales, también es frecuente la alexitimia, que es la incapacidad de expresar o reconocer emociones. Se ven afectadas las relaciones interpersonales con amigos y familia, porque para una familia es difícil asumir lo que implica el trastorno, o muchas veces este apoyo familiar no existe. Con un TCA, brota una personalidad hostil en donde hay comportamientos que no eran usuales antes de la enfermedad. Espinosa declara que absolutamente toda la cotidianidad se ve afectada, por eso frecuentemente se habla de una “voz” y se externaliza la enfermedad de la persona. Esto ayuda a que, tanto las y los pacientes como sus familiares, comprendan que muchos comportamientos manipuladores e irritables son parte de la enfermedad y no una conducta deliberada de las personas con TCA.  

''Me empezaba a ver diferente, de mal humor, me alejaba de las personas, tenía actitudes que no eran mías. O pues que no eran del todo mías. Afectó mi vida en general, mi salud física, mi salud mental, mi cuerpo, la relación con mi familia, y mi relación conmigo misma. Inclusive llegué a pensar que quería quitarme la vida'' María Fernanda Lugo

El acompañamiento es fundamental para la recuperación, porque la idea de que “yo lo puedo parar”, se convierte en una idea agónica para las personas que hace difícil ceder el falso control sobre la alimentación. Y para que el tratamiento tenga un resultado positivo, es necesario que sea integral y especializado, que aborde la enfermedad desde los diferentes elementos que la componen. Sabogal, Prada y Espinosa, coinciden en la necesidad de un tratamiento que sea multidisciplinar y al mismo tiempo que sea continuo. Si es necesario tratar la enfermedad desde diferentes campos en la salud, es precisamente porque afecta en múltiples áreas de la vida.  

Ilustración: Vivian Reyes







''Yo sentía que me había consumido a mí, que yo decía cosas como 'Dios mío soy yo la que está pensando eso'. Luego, después de terapia, empecé a sentirlo diferente. Como a sentir que no era yo sino una voz externa. Mi psicóloga me enseñó. Me decía: esa no eres tú, esa no eres tú. Por favor entiende que esa voz que te está destruyendo por dentro no eres tú. Ya empezaste un proceso en el que ya te desprendes de esa voz ya la estas viendo como la enemiga, como la no chévere. Como el diablito que a uno se le para acá'' Margarita Ordóñez

En principio, Sabogal apunta que la nutrición se ve muy limitada dado que no trabaja los problemas que el trastorno esconde, por ello, se requiere el apoyo desde otras áreas. Desde psiquiatría, Prada trabaja con los problemas y trastornos que coexisten con el TCA, como la depresión, la ansiedad, etc. Así como en esa base que hizo que la persona desarrollase el trastorno. Muchas veces esto requiere un tratamiento con medicamentos, y al mismo tiempo un apoyo de psicoterapia. Desde psicología, Espinosa trata los elementos desde la parte emocional, la relación con el cuerpo y el significado del TCA en el cuerpo, entre varios otros aspectos. Por parte de la nutrición, Sabogal trata desde una perspectiva de peso inclusivo y hace conciencia de la gordofobia,se centra en recuperar la relación con la comida que se perdió: el disfrute de los alimentos sin miedos ni culpas como se daba en la infancia. Y en muchos casos también es necesaria la medicina interna dependiendo del estado de salud en el que se encuentre la persona. 

Este equipo interdisciplinar debería, en un panorama ideal, trabajar conjuntamente en la recuperación de un mismo paciente. Desde su respectiva profesión, Sabogal, Prada y Espinosa apuntan a que su intervención debería ser mínimo de una vez a la semana. Y eso teniendo en cuenta que muchas veces se requiere una mayor intensidad dependiendo de la gravedad y el estado de salud. Es importante un equipo que genere la percepción de respaldo, un grupo que pueda reaccionar ante las recaídas y apoyar en la búsqueda de una estabilidad en la cual haya la sensación de seguridad. La confianza es fundamental para que las personas cedan ese falso control que creen tener y al cual se aferran tanto. Esta, sin embargo, no es la realidad de los tratamientos a los que se puede acceder en nuestro país. 

''Creo que es imposible salir de un trastorno alimenticio solo. Creo que es super importante tener una persona que sepa de eso, que sepa cómo ayudarte. Porque solo la gente que realmente ha estudiado sobre los trastornos alimenticios y la gente que lo vive lo entiende'' María Fernanda Lugo




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