El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, anunció nuevos ajustes en el racionamiento de agua debido a la preocupante reducción en los embalses que abastecen la capital. La sequía severa, especialmente en el sistema Chingaza, ha dejado los embalses de Chuza y San Rafael al 46.67% de su capacidad, lo que pone en riesgo el suministro de agua en los próximos meses.

Según Natasha Avendaño, gerente del Acueducto de Bogotá, agosto fue el mes más seco en 55 años. Esto, sumado a un uso relajado del agua por parte de los ciudadanos, tras el racionamiento iniciado en julio, ha impulsado la implementación de medidas más estrictas. El objetivo inicial de alcanzar el 70% de capacidad en los embalses para octubre parece cada vez más difícil, agravado por pronósticos de lluvias por debajo de lo esperado.

Galán subrayó que, aunque las medidas adoptadas desde abril han tenido cierto éxito, la situación exige más esfuerzos. Si las lluvias no aumentan para el 21 de septiembre, el racionamiento podría volverse aún más restrictivo, extendiendo los ciclos de cortes de agua de nueve a 18 días.

En medio de la preocupación por los críticos niveles de agua en los embalses que abastecen a Bogotá, la Empresa de Acueducto de Bogotá reveló cuáles son los estratos en los que más se consume agua y, por ende, donde se hace más necesario implementar medidas de ahorro durante el racionamiento.

Según datos proporcionados por la empresa, el mayor aumento en el consumo de agua se ha registrado en los estratos 3, 4 y 5, los cuales se concentran principalmente en barrios de las localidades de Suba, Usaquén, Engativá, Tunjuelito, Barrios Unidos y Kennedy.

El esquema de racionamiento, implementado desde abril, ha ayudado a reducir el consumo y estabilizar los embalses, pero la ciudad enfrenta un desafío continuo para garantizar el suministro de agua en los meses más secos del año. ¿Se debería seguir con el esquema de racionamiento o endurecer las medidas?