Los campos de refugio venezolanos en Bogotá que no son campos de refugiados

Jueves, 18 Junio 2020 05:51
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El día 20 de junio se conmemora el día mundial de los refugiados, desde una visión occidental claro está, puesto que habría que hablar de personas en busca de refugio, en movimiento transfronterizos por encontrar un lugar seguro donde habitar, personas desplazadas dentro y fuera de su país de origen con el fin de velar por su propia vida. Según el último informe del Alto Comisionado de la ONU, alcanzamos el máximo histórico de refugiados y desplazados en el mundo este año, el año 2020, el de la pandemia, que nos ha azotado, nos señala que, al menos, 79.5 millones de personas están buscando un lugar seguro donde vivir. La cifra más alta registrada por ACNUR señala que el 1% de la población actual es desplazada. 

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Ante este récord histórico, queremos recordar desde Colombia, que es un país que sigue en conflicto a pesar de todo, que ha recibido la migración masiva de cerca de dos millones de personas venezolanas en los últimos tres años. Colombia recibe por primera vez en la historia contemporánea, los efectos y las consecuencias de la migración masiva y forzada, de inmigrantes y personas en busca de refugio desde Venezuela, con todo lo que esta situación acarrea para un país, como Colombia, herido y fragmentado.

Como nos informa el diario El Mundo en España, por nacionalidades, dos tercios de las personas desplazadas fuera de las fronteras de sus países proceden de Siria, Venezuela, Afganistán, Sudán del Sur y Birmania, mientras que los países que más acogen en su geografía en términos absolutos son, en este orden, Turquía, Colombia, Pakistán, Uganda y Alemania. 

Acompañamos este texto con imágenes de Andrés Moyano, joven fotógrafo colombiano, que nos manda a Plaza Capital con motivo del día mundial de refugiado. La fotogalería muestra los asentamientos temporales de venezolanos en humedales de la capital, en Bogotá. La población venezolana no sólo ha tenido que padecer xenofobia y rechazo en Colombia, especialmente, aquellos venezolanos que pertenecen a estratos más pobres, que migra y se desplaza continuamente, desde Venezuela a Colombia, y de Colombia a la frontera de nuevo con Venezuela. El caos y la crisis humanitaria, latente y no latente, se cuece en lugares de frontera como La Guajira o como Cúcuta y sus alrededores en el Norte de Santander. Los dos son dos departamentos colombianos, en frontera con Venezuela, golpeados por la pobreza, el conflicto armado, la venta ilegal de gasolina, el mercado negro, a lo que hay que sumar la prostitución venezolana, en muchos casos de menores de edad, y el tráfico de personas, documentados e indocumentados, de miles de venezolanos, pero también de miles de colombianos.

Entre fronteras, las nacionalidades también se mezclan. Pero, en este caso, la frontera entre Colombia y Venezuela bien puede considerarse como una de las fronteras más peligrosas de América Latina. En el río Táchira, en el estado de Táchira de Venezuela, descansan grupos armados ilegales que acampan a sus anchas, mientras tanto, miles de venezolanos, y en muchos casos, colombianos, se disponen a cruzar las fronteras, bien por puentes, bien por trochas, de alto riesgo, gobernadas, unas veces, por militares, otras tantas, por paramilitares o grupos armados ilegales. 

Desde Plaza Capital, nos sumamos a la llamada del día 20 de junio, el día mundial del refugiado, de los desplazados internos y de las personas en busca de refugio, que con o sin pandemia, han de buscar un lugar donde vivir, con un modo de supervivencia, en un país como Colombia, con un conflicto armado interno, con una enorme desigualdad económica, con dinámicas violentas en sus fronteras, especialmente en sus lindes con Venezuela, y sin embargo, con los paraísos más salvajes jamás encontrados.