Lo que debe saber sobre el síndrome de 'burnout', un trastorno que afecta la salud mental y física

Jueves, 30 Marzo 2023 14:33
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Cinismo, agotamiento excesivo, ineficacia en las actividades académicas y la intención de abandono de los estudios son los principales síntomas de este trastorno.

Investigaciones han demostrado que los estudiantes se pueden ‘quemar’ por los estudios, debido a la naturaleza de las exigencias que se les hace y a sus propias expectativas.||| Investigaciones han demostrado que los estudiantes se pueden ‘quemar’ por los estudios, debido a la naturaleza de las exigencias que se les hace y a sus propias expectativas.||| Foto @Pexels|||
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El síndrome de Burnout o agotamiento por estrés es una enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que afecta la salud mental y física. Sus inicios fueron en el campo laboral pero, debido a las exigencias del mundo académico, se comenzaron a investigar sus implicaciones en los estudiantes. Es grave, poco reconocido y puede manifestarse en cualquier persona, por eso, PLAZA CAPITAL le cuenta de qué trata, cómo podemos prevenirlo y las herramientas para tratarlo.

 

¿Qué es el síndrome de burnout?

De acuerdo con Caballero, Breso y González (doctores y magíster en psicología expertos en el tema), se trata de “una consecuencia y respuesta al estrés crónico vinculado al rol”.

En la vida académica, se habla de una respuesta negativa a la actividad que puede afectar el desarrollo, compromiso, rendimiento y  satisfacción de los estudiantes en su formación, relacionado con su salud mental y física.

El síndrome se comenzó a estudiar en los años 70 en el contexto laboral, especialmente en las carreras de servicio (profesores, médicos, psicólogos, enfermeros, entre otros): “Cuando no se dosifica adecuadamente el servicio, cuando se trabaja en horarios demasiado abusivos que inducen a un nivel de fatiga elevado, no hay pausas o la persona sigue en modo de trabajo incluso en su casa, es probable que ocurra algo como el síndrome de burnout”, afirma David González, magíster en psicología con más de 18 años de experiencia en atención psicoterapéutica, docencia e investigación.

Con el tiempo, pasó de verse únicamente como respuesta al estrés laboral crónico, compuesto por tres dimensiones (agotamiento, despersonalización e ineficacia profesional), y se comenzó a estudiar en otras carreras (asesores, deportistas, amas de casa, etcétera) y entornos, como el académico.

“El burnout académico es un síndrome emocional tridimensional. Se define como una respuesta emocional negativa, persistente, relacionada con los estudios, formada por una sensación de no poder más en las tareas como estudiante (agotamiento); una actitud cínica o de distanciamiento con el significado y la utilidad de los estudios, y un sentimiento de incompetencia académica (ineficacia)”, así lo define el Maslach Burnout Inventory, un test elaborado en los 80 para determinar el grado de agotamiento.

 

¿Cuáles son sus síntomas?

En el síndrome del burnout resaltan tres características: el agotamiento emocional, ligado a la falta de sueño y malos hábitos; la despersonalización o el cinismo y el sentimiento de incompetencia o capacidad reducida, acompañado del autosabotaje, de acuerdo con Schaufeli, psicólogo, docente e investigador dedicado a la salud ocupacional en psicología.

Este trastorno se separó de la fatiga crónica, enfermedad distinta, en los 70, porque “el que está ‘quemado’ normalmente es una persona que empieza a sentir que lo que hace no tiene sentido o que no es importante. También se ve el aislamiento social, escogen estar solos teniendo la posibilidad de conectar con otros, y la evitación emocional porque la mayoría de las emociones comienzan a ser displacenteras. El problema es que ese distanciamiento hace que las personas empiecen a tener problemas de empatía para conectar con los demás”, afirma el psicólogo David González. 

Otros síntomas, de acuerdo con la OMS  son: insomnio, baja autoestima, aislamiento, sentimiento de fracaso, poca realización personal, dificultad para concentrarse, agresividad, cefalea, taquicardia, dolor de estómago, absentismo, bajo rendimiento e irritabilidad

 

Las causas y consecuencias

Sobre las variables que influyen en la posibilidad de padecer este síndrome están los determinantes institucionales, personales y sociales.

En la parte institucional, Caballero, psicóloga investigadora del tema, habla del ambiente académico, que puede dificultar el desempeño del estudiante: la sobrecarga de materias y trabajo; las altas exigencias sin la orientación correcta; la existencia de profesores ausentes o inadecuadamente exigentes; la mala distribución de los horarios; dificultad con el servicio de biblioteca; aulas mal adecuadas; no tener apoyo financiero, entre otras cosas.

Sobre los factores personales y sociales, son aquellos externos a la universidad pero relacionados con la persona, que le dificultan un desarrollo óptimo en sus actividades, por ejemplo, un mal ambiente familiar, incapacidad de organización del tiempo, tener trastornos de personalidad, no reconocer la autoeficacia, etcétera.  

El estrés excesivo, fatiga, insomnio, irritabilidad, uso de sustancias, la intención o impulso de abandono de los estudios y la posibilidad de desencadenar en un trastorno de ansiedad, depresión y pensamientos suicidas, son algunas de las consecuencias ligadas a estar ‘quemado’ por estrés, de acuerdo con el estudio de Caballero, Breso y González.

 

¿Cuáles son los factores de riesgo?

En el contexto universitario están las malas relaciones estudiante-profesor; poca solidaridad y compañerismo; competitividad; y no participar en actividades culturales o recreativas, mientras que en la parte interpersonal se habla de la falta de apoyo familiar; no tener herramientas de manejo de estrés y “aquellos estudiantes que entran a la universidad con expectativas poco razonables que les hacen más daño que bien y van ligadas a la idea de hiperproductividad”, de acuerdo con el psicólogo David González.  

 

Prevención, tratamiento y herramientas de apoyo

Aunque no se tiene consenso sobre si existe una cura, el tratamiento y las herramientas de apoyo para afrontar el burnout, una vez se evidencian los síntomas, incluyen buscar ayuda profesional psicológica y psiquiátrica, adquirir mejores hábitos de sueño y alimentación, replantear las expectativas en caso de ser muy altas, trabajar en el autoestima y formas de manejo del estrés, aprender a desconectarse de las actividades de estudio, organizar mejor el tiempo y, de ser necesario, tratamiento farmacológico con acompañamiento médico.

Educar a los padres sobre el tema, invitar a una crianza desde la humanidad y no la competitividad y la productividad, y acudir a terapia para conocer los límites de nuestras capacidades, son algunas de las invitaciones que hace David González para prevenir el Síndrome.  

“La educación del ser humano no puede supeditarse a una idea industrializante porque perdemos la humanidad, creo que ese es el inicio”, dice el González, al hablar de la importancia de repensar el ideal hiperproductivista en la enseñanza. Y continúa: “en las universidades creo que los cambios que se necesitan son demasiado profundos, el tema de cómo funcionan los horarios, la falta de comunicación entre maestros y estudiantes, la sobrecarga de material (…) todas estas cosas generan angustia y hacen que las personas piensen que no rinden y se quemen”, en cuanto a las medidas a tomar por las instituciones.

 “Hagamos menos, de pronto nos estamos excediendo en lo que podemos hacer. Si tu sumas no reconocer la autoeficacia, los límites de mi capacidad, tener las expectativas elevadas y no razonables, y el hecho de estar contagiado en hiperproductividad, ahí tienes el coctel mortal que puede llevar a la gente entrar en este síndrome”,  invita González.