20 años cumple el ESMAD

Miércoles, 13 Noviembre 2019 18:42
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“Me agarraron del pelo y me arrastraron casi 8 metros hasta la calle, me golpearon fuertemente”, dijo David Araque. Este es uno de los tantos relatos de estudiantes luego de la represión sufrida por parte del ESMAD. 

||| ||| Luis Carlos Mayorga|||
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  • Coautor 1: Angie Acosta

 

El ESMAD se compone de las unidades de la Policía Nacional de Colombia que operan desde el año 1999 en el control de multitudes, bloqueos y acompañamientos en desalojos. Estando presentes en las diferentes ciudades del país, sus más de 3.000 miembros se encargan de coordinar eventos multitudinarios como manifestaciones, bloqueos o acompañamiento a personajes públicos. 

Desde su creación alrededor de los años 2000, uno que otro representante, integrantes o simpatizantes de la sociedad estudiantil colombiana han cuestionado el uso desmedido de la fuerza por parte de algunos móviles que forman parte de esta entidad. Tanto así que las “intrusiones” a los campus universitarios que causaron conmoción en el año 2007, cuando en un operativo miembros del Escuadrón Antidisturbios decidieron ingresar violentamente a las 3:00 AM de la mañana a las instalaciones de la Universidad de Caldas, mientras docentes y estudiantes se pronunciaban pacíficamente en contra del Plan Nacional de Desarrollo de la época.

Otro caso similar al mencionado al inicio, ocurrió el 31 de Marzo del año 2011 en la Universidad de Antioquia, relatado por el entonces estudiante: David Araque Restrepo. Él sufrió de primera mano de la represión violenta por parte de algunos miembros del ESMAD cuando estos ingresaron a las instalaciones en medio de una protesta estudiantil, 

“Cuando en los medios dicen que "algunos estudiantes protagonizaron desmanes" están mintiendo. No eran algunos, eran muchísimos. Los más radicales, encapuchados y "guerriándola" de frente contra el ESMAD; otros, la gran mayoría, permanecieron adentro como señal de protesta, llenos de indignación por la presencia de la fuerza pública en las instalaciones de su Universidad, pues el miedo les impedía salir”, relata Araque Restrepo en el texto, “ ¿Quién lo defiende a uno de la policía?”. 

El intendente de la policía, Raúl Clavijo, dijo estar consciente que las personas más afectadas en los disturbios era ‘la gente de bien’ quien ejercía su derecho legítimo a la protesta. Sin embargo, Clavijo también afirma que aquellas personas que se camuflan en las marchas con la finalidad de causar disturbios deben ser consideradas como criminales."Cuando un joven toma armas, como “bombas molotov” que causan lesión y muerte, no estamos hablando de estudiantes, sino de terroristas y la misión es repelerlos. Deberían de ser rechazados socialmente por los universitarios, esto con la intención de defender su nombre y el de su institución frente a estos personajes".

La primera intervención formal en contra de esta rama policial se realizó durante el año 2015 cuando Alirio Uribe, representante a la Cámara del partido Polo Democrático, realizó un debate proponiendo el desmonte del ESMAD basándose en que, entre los años 2002 y 2014 el escuadrón había cometido 448 agresiones y dejado a más de 4.000 víctimas de detenciones arbitrarias, ejecuciones extrajudiciales, amenazas individuales y colectivas e incluso, 137 heridos de gravedad y 2 casos de violencia sexual. Asegurando además que sus principales víctimas eran campesinos, menores de edad, estudiantes, periodistas y líderes sociales (entre otros). 

Para esos días ya había ocurrido la muerte investigada por la Fiscalía del estudiante de lingüística de la Universidad Pedagógica Nacional: Oscar Leonardo Salas Ángel, que recibió un impacto de bala por parte de uno de los móviles del ESMAD. El incidente ocurrió el día 8 de Marzo del año 2006, cuando se dirigía a recoger a su hermano mayor en la Universidad Nacional de Colombia mientras se realizaba una protesta estudiantil en contra del TLC. Según Nicolás Sánchez, periodista investigativo de Rutas del Conflicto:

“A él le dieron un impacto de bala con un arma poco convencional, en esa época Rafael Méndez ordenó el uso de todo tipo de instrumentos, incluso gases lacrimógenos cargados de explosivos y canicas. A Óscar lo matan con eso y horas más tarde el comandante Alberto Ruiz manda a recoger las evidencias y destruirlas en Mondoñedo.  Cada vez que un familiar trata de buscar justicia por el caso, lo amenazan y nadie le responde.” 

A pesar de las cifras expuestas por el congresista para justificar el desmonte de la unidad, el proyecto puesto en debate fue rechazado por representantes del gobierno al considerar que el uso desmedido de la fuerza se defendía bajo la necesidad de mantener un mecanismo de orden público en la sociedad colombiana. Según el artículo número 37 de la Constitución Política de Colombia, “Toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente. Sólo la ley podrá establecer de manera expresa los casos en los cuales se podrá limitar el ejercicio de este derecho”. 

Esa violencia también afecta directamente otros derechos, como los expresa José  Otero, abogado de la Universidad Externado de Colombia, “el derecho a libertad de expresión y a difundir el libre pensamiento, estipulado en el artículo 20, el derecho a libre asociación, estipulado en el artículo 38, el derecho a la huelga, que se evidencia en artículo 56, así como el derecho a fundar, organizar y desarrollar movimientos políticos, todo esto lo pasa por encima el ESMAD”.

En cuestiones jurídicas, Colombia posee aparte de su constitución política, un bloque de constitucionalidad que se encarga de todos los tratados en cuestión de Derechos Humanos y de Derecho Internacional Humanitario. Es decir, todo lo que tenga que ver con protestas sociales y su represión va directamente relacionado con los tratados proferidos internacionalmente. Entonces, cuando el ESMAD se rige bajo la violencia y vulnera a quien proteste, no sólo está quebrantando los derechos establecidos en la Constitución Política colombiana, sino también está violando tratados internacionales de derechos humanos. 

“Es inaudito lo que se ha venido presentando con el ESMAD, está burlando una cantidad de derechos instaurados en la constitución, entre ellos y los que son más graves son el derecho a libre expresión y la gran vulneración al derecho a la vida, esto cuando atacan con fuerza desmedida a quienes protestan”, afirma José Otero

Durante el gobierno del presidente Iván Duque Márquez, se han protagonizado diferentes manifestaciones sociales organizadas por parte de los estudiantes de las 32 universidades e instituciones públicas del país para exigir mayores recursos, tras la propuesta de reformar el presupuesto general de la nación durante los meses de octubre y noviembre del año 2018. 

Las protestas multitudinarias que derivaron en paro indefinido desde el día 10 de Octubre y continuaron en marchas los días 16, 26 y 31 en el mes de Halloween del año pasado, además de los días 8 más de marcha (dirigiéndose por primera vez hacia la calle 100 en la ciudad de Bogotá)  y la “Marcha de los lápices” el día 15 de Noviembre, contaron la asistencia de miles de participantes. Estas también derivaron en disturbios en la ciudad de Bogotá; al igual que en diferentes zonas del país, entre esas las ciudades como Medellín, Cauca y Barranquilla. 

Uno de los hechos que más causó revuelo en la sociedad colombiana fue el incidente con el estudiante de música de la “Universidad del Cauca”: Esteban Mosquera, quién perdió uno de sus ojos en una protesta tras recibir el impacto de un balín a muy corta distancia por parte del ESMAD. Este fenómeno trajo consigo nuevamente una ola de inconformismo en la ciudadanía referente a esta organización de control social, que además aprovechó para recordar asesinatos a manos del ESMAD que ocurrieron en el pasado.

Tal es el caso de Nicolás Neira, un joven de 15 años que tras recibir un impacto de bala de goma con gas detrás de la cabeza perdió la vida un primero de mayo del año 2005. Esté hecho ocurrió en una marcha realizada dicha fecha a raíz del día del trabajo y ha sido un caso que ha quedado en la retina de todos. Este caso ha trascendió en diferentes juzgados hasta que en el año 2009 por una confesión de un miembro del ESMAD, dejó en evidencia a Néstor Rodríguez Rúa, quien habría sido el culpable del lamentable hecho. 

Hasta el momento, 14 años después, existe un preacuerdo entre Néstor Rodríguez Rúa y la Fiscalía, para que este obtenga una condena de 12 de años de prisión. De igual forma, otro involucrado en el hecho resultó ser Fabián Mauricio Infante Pinzón, exdirector del cuerpo policial antidisturbios en mayo de 2005, quien aparentemente cubrió el hecho e intentó entorpecer el proceso como lo ha manifestado la Fiscalía.

Además de éstos ya nombrando, existen otros más dónde el ESMAD estaría presuntamente involucrado, casos como el de Carlos Blanco, estudiante de la Universidad Nacional, asesinado el 8 de noviembre de 2001 con arma corta, también Jaime Acosta quien murió en medio de una protesta reprimida por el ESMAD, el 21 de noviembre de 2002. Muchos otros nombres salen, Jhonny Silva, Belisario Camayo, Siberston Pavi, así como Gersai Ceron, Willigton Quibarecama y Marco Díaz, quienes perdieron la vida en el paro nacional agrario de 2016.

Nuevas Movilizaciones en Bogotá

El pasado 23 de Septiembre del 2019, estudiantes de la Universidad Distrital de Colombia se manifestaron tras descubrir un escándalo de corrupción por parte del rector de la institución, que invertía los recursos destinados para la educación de estos para su beneficio personal. En la sede ubicada en la Séptima con calle 40 del centro educativo, mientras se presentaban enfrentamientos entre algunos encapuchados y miembros del ESMAD, algunos de los estudiantes de la Universidad Javeriana, ubicada justo en frente de la Distrital, observaban lo que transcurría desde el otro lado de la calle. Cabe resaltar que días anteriores se había convocado un “Paro de Transporte”, lo que tenía prevenida parte de la sociedad capitalina.

Uno de los estudiantes decidió cruzar la vía en medio de los autos que circulaban por la Séptima. El joven, identificado como Carlos Julián Preciado Valencia, es estudiante de doble programa de Antropología e Historia en la Universidad Javeriana. Miembros del Escuadrón Móvil Anti-disturbios, lo confundieron con uno de los manifestantes persiguiendolo hasta las instalaciones de la institución privada.  Este fue golpeado delante del resto de la comunidad estudiantil. 

Sorprendidos por las agresiones  de seis de los patrulleros a Carlos Julián, algunos de sus compañeros discutieron con los uniformados. En instantes, eran aproximadamente entre 50 y 100 los estudiantes javerianos que reclamaban desde el interior de la institución educativa, siendo posteriormente reprimidos con gases lacrimógenos e impactos de balines. Los miembros del ESMAD habían ingresado a las instalaciones de la Universidad Javeriana, exponiendo a los pacientes del Hospital San Ignacio y a los estudiantes que salían de sus respectivas clases. La situación generó inconformidades por parte de los diversos miembros de la institución, quienes decidieron convocar a una protesta pacífica el día siguiente por las agresiones sufridas, mostrando además su apoyo a sus compañeros de la Universidad Distrital. 

Esta represión fue denunciada por una gran cantidad de estudiantes por medio de redes sociales. Los directivos de las universidades se encargaron de la escritura de diferentes cartas pacíficas, mostrando su apoyo a los estudiantes, además de que otros representantes de la comunidad estudiantil y universidades del país elevaron su voz en contra de los actos violentos del ESMAD en la ciudad de Bogotá. Hubo una ola de comunicados rechazando los actos del escuadrón emitidos por otras  instituciones privadas, como la Universidad de los Andes, la Universidad del Bosque, la Universidad Externado de Colombia, la Universidad del Rosario y colectivos docentes.

En colaboración con organizaciones estudiantiles y representantes de Derechos Humanos, se utilizaron los testimonios y denuncias en las páginas de facebook: “Confesiones Javeriana Reloaded 3.0” y “Materias y electivas fáciles UN. Official 4.0” que cuentan con más de 20 mil seguidores cada una, para recolectar pruebas de denuncia en contra de la represión desmedida por parte de esta organización. 

Un alto mando de las Fuerzas Militares, bajo condición de anonimato, defiende el rol del escuadrón. “El Esmad tiene un papel dentro de la policía con un único objetivo y fin, es necesario recordar que ellos están enmarcados bajo la constitución. La ley necesita una fuerza de contención para prevenir, impedir, conjurar o encauzar situaciones donde el orden público, la convivencia pacífica, y el equilibrio ciudadano, se vean amenazados por grupos interesados en protestar o reclamar. Ellos la quieren desmantelar porque hoy en día la mayoría de la población piensa que tiene más derechos que funciones y atribuciones”, dijo.

Para la intendente de la Policía Nacional, Liliana Chiquito, en la capital colombiana es donde más se presentan disturbios. Ella señala que el ESMAD es una unidad identificada para la protección de una ciudad, pues no se puede permitir la destrucción de edificaciones o la inseguridad de la población civil. Acabar con esta unidad, afirma,  sería darle la razón a los vándalos. Además, Liliana añade que los miembros de estas unidades actúan tras recibir órdenes directas de la máxima autoridad, en el caso de Bogotá el Alcalde, quién puede decidir acabar con una manifestación cuando lo considere necesario.

La intendente también indica que, “uno como uniformado que acompaña y ve que eso está tan duro y tan desordenado, cuando llegan los del ESMAD siente un respiro, porque es un apoyo para uno. Los encapuchados siempre tiran a hacerle daño a los policías".

Liliana también reconoce que cuando empiezan los disturbios, son los manifestantes pacíficos los que más quedan expuestos a las agresiones. “El ESMAD actúa bajo unos parámetros previamente establecidos, nunca llegará al inicio. En Bogotá existe un acompañamiento por parte de los “gestores de convivencia”, ellos son el puente de comunicación entre las víctimas que quedan entre los vándalos y el ESMAD, están encargados de indicarle a los uniformados donde están los pacíficos. En una situación de caos los “encapuchados” e infiltrados aprovechan para generar desorden y escudarse en la población civil”.