María José es una mujer trans de 26 años. Nació en Pitalito, Huila, pero a los 15 años decidió irse de su casa debido a la presión que ejercían sus familiares por su orientación sexual e identidad, las palabras hirientes, los comentarios homofóbicos que rechazaba su manera de vestir y hablar. Llegó al Caquetá a los 18 años.
“Desde los 7 años yo sabía que era mujer. Me vestía como una mujer y en el colegio me adoraban todos. Pero en mi casa todo era muy distinto. Mis tíos son muy machistas. Se referían a mí de forma despectiva. Yo lloraba todos los días, porque vivía con mi abuela y ellos, nadie me entendía, así que con la primera oportunidad que tuve, me fui”, afirmó María José.
Mientras trabajaba en el circo, dormía en un hotel ubicado en la zona de tolerancia de Florencia, Caquetá. Allí conoció a varias mujeres trans, quienes le aconsejaron trabajar como prostituta, porque según ellas, así ganaría más dinero y tendría tiempo libre. María José aunque lo dudaba al inicio, aceptó por la insistencia de sus conocidas. Luego de tener su primer cliente, decidió continuar trabajando en la noche.
“A ti te rechazan en todos los trabajos así tengas las capacidades, sólo por el hecho de ser trans. En Colombia estamos muy atrasados en eso, porque cuando viví en Ecuador sí podía trabajar como mesera. Aquí tú nunca conoces a una mesera trans”, contó María José.
Campaña sobre los prejuicios hacia personas trans
Campaña realizada por Metges del món, Catalunya,Metges del món, Catalunya o Médicos del mundo, es una asociación independiente que trabaja para hacer efectivo el derecho a la salud para todas las personas, especialmente para las poblaciones vulnerables, excluidas o víctimas de catástrofes naturales. Médicos del Mundocon el fin de concientizar sobre los prejuicios que viven a diario las personas trans en el mundo laboral que las rechaza por diversas razones, pero principalmente, prejuicios.
Durante el desempeño de este trabajo, se encontró con algunas dificultades. Sus compañeras le pedían un ‘impuesto’ por no ser del Caquetá para seguir trabajando en la calle 10ª del centro de Florencia. “Si no les compraba trago, me pegaban, me insultaban. Un día decidí no pagarles $15.000 y casi me matan. Estuve un mes hospitalizada por una fuerte puñalada”, afirmó.
Para ella, esta ha sido su única opción por no haber tenido la oportunidad de acceder a la educación superior, pues dejó el colegio en décimo grado. La discriminación y la falta de escolaridad en Colombia, suele ser uno de los factores principales para que esta población se vea obligada a trabajar en la informalidad.

Actualmente, María José trabaja comoescortEscort una persona que actúa como acompañante remunerado para distintos tipos de actividades previamente acordadas. Muy Interesante pues decidió no insistir en otros trabajos donde sus derechos se ven vulnerados. “En la calle estás expuesta a que algo te pase y más aún en la noche. El pago no me alcanzaba y eso que yo era de las que mejor ganaba. Ahora como scort no tengo que enfrentarme a mis compañeras ni aguantar comentarios, escaneos, miradas, murmullos”, contó María José.
Discriminación, violencia y acoso en el mundo laboral hacia personas trans
Alexandra lleva 7 años trabajando en Nestlé. Empezó a laborar vistiéndose de manera diferente en su lugar de trabajo, pero cuando su proceso hormonal empezó a hacer efecto, decidió vestirse como mujer.
Además de los comentarios, Alexandra tuvo que enfrentarse a que la llamaran por su anterior nombre o se refirieran a ella como hombre, hecho que ella afirma le ofendía y afectaba su autoestima. Estuvo durante año y medio enseñándoles a sus compañeros qué era ser una mujer trans, junto al apoyo de la Defensoría del Pueblo. Igualmente, esta entidad y su abogado la asesoraron para realizar todos los trámites del cambio de nombre, pues en la Notaría 1 de la ciudad le ‘aconsejaron’ hacerlo en Bogotá porque el proceso era lento y la entidad como tal estaba llena de estigmas hacia estas personas.


Después de pagar alrededor de $300.000 y por fin tener una cédula nueva, le pidió a Nestlé que le permitiera ejercer otras funciones que en la empresa solo estaban destinadas a las mujeres. La empresa se negó, y ella prefirió no insistir más en el tema. Otro hecho que calló Alexandra, además del rechazo de Nestlé, fue un episodio de violencia física con un compañero de trabajo.
“Él me propuso que tuvieramos algo discreto y yo lo rechacé, además de recordarle que era un hombre casado. Él me amenazó tomándome por el cuello, pero yo me alejé y nunca reporté esta situación. Esto fue hace 3 años, actualmente nos saludamos como si nada. Muchas chicas pasan por estos casos, y algunas por no reportar, han sido asesinadas, abusadas, violentadas. Todo por callar”, afirmó Alexandra.
Según la abogada Ángela Falla, el acoso laboral hacia personas trans es un hecho que se da por la falta de información. “Las empresas no se hacen responsables de educar a sus empleados acerca del tema y no hay unas políticas claras que les exijan hacerlo. En región este tema es aún más complejo, pero la clave está en informar y tener una ruta de denuncias claras para las personas de género diverso”, expresó la abogada.

