“Mi hijo estaba en el colegio cuando una profesora le preguntó qué quería ser cuando grande. Él ya sabía la respuesta porque había practicado conmigo algunas acrobacias, entonces le dijo que quería ser acróbata de circo. A lo que ella, extrañada respondió: - Eso no es una profesión, piensa en una de verdad. Ese día, el niño salió llorando del colegio diciéndome que el circo no era una profesión”, cuenta el artista Tatán Hernández.
Esta es la visión de muchos de los colombianos sobre este arte. Una mirada que no solo le corta las alas a los niños que se quieren dedicar al circo, sino que también se reproduce en espacios más grandes como la educación, las oportunidades laborales y los apoyos del gobierno.
En este especial se relatarán esos tres momentos con los que un artista de circo se enfrenta en el camino: las ofertas y problemáticas educativas que se encuentra una persona que quiere dedicarse a ser cirquero en Bogotá, las dificultades económicas que conlleva vivir del circo, y las bondades y desventajas de los apoyos de entidades como Idartes, el Ministerio de Cultura y diferentes academias de circo, que aparte de su labor en formación, gestionan proyectos y sirven de trampolín para darle más oportunidades a los artistas.