El inicio de la cuarentena en Colombia desestabilizó la forma tradicional de realizar el culto evangélico en el que el canto, la reunión y la alabanza multitudinaria eran protagonistas. La congregación ya no era una opción y la tecnología se convirtió en una nueva forma de conexión con Dios.
Tras el diagnóstico del primer caso de Covid-19 en Colombia, los líderes de varias iglesias evangélicasEvangélico El término, en latinoamérica, suele usarse para referirse a todo culto cristiano protestante o no católico, es decir, a toda religión que fundamente sus creencias en Cristo y el nuevo testamento. empezaron una búsqueda de alternativas que fueran compatibles con la nueva realidad, pero no pudieron llevar sus planes a cabo. En lugar de planear actividades para los niños y la prédica tradicional para el fin de semana, en la Iglesia Confreternidad ColinaLa Iglesia Confraternindad:Esta comunidad de fe se encuentra ubicada en Bogotá, Colombia en el Barrio Colina Campestre. Esta congregación está formada por personas de todo tipo, y según su página web, se les caracteriza por ser personas unidas en el anhelo de una relación significativa y transformadora con Dios.confraternindadcolina.com, se realizó una reunión logística fuera de lo común, el diálogo no se centraba en la teología sino en un enemigo invisible y maligno: un virus.
Miguel Pulido es el pastor de jóvenes de esta iglesia, ubicada en el norte de Bogotá, y recuerda aquella reunión como la última vez que vio cara a cara a sus ‘hermanos’. Tenía certeza que el próximo domingo se verían, pero lo único cierto en ese momento era que el virus se propagaba y ganaba ventaja sobre cualquier directriz institucional. “Fue muy rápido. Nos reunimos ese último martes y pensábamos que le daríamos a la gente todas las directrices el domingo pero la cuarentena la declararon el sábado en Bogotá”, recordó.
Alabanza en la distancia
Desde ahí iniciaron los retos, siendo el primero de ellos la distancia. La imposibilidad de reunirse para el rito durante la reapertura de varios sectores económicos llevó a que varias figuras religiosas se pronunciaran, alegando que se les estaba vulnerando sus derechos fundamentales como el del culto. De acuerdo con el teólogo de la Universidad Javeriana, Misael Kuan, este fenómeno se debe a que la congregación es el principal componente de estas religiones al crear sentido de colectividad y fraternidad. “Es un culto de presencia, de ir al templo, de ir a la iglesia para la construcción de comunidad”, explicó.
Para el pastor Pulido, han sido tiempos difíciles, pues no tener contacto con los demás durante el servicio de culto ha marcado su experiencia como predicador y la de sus fieles. Una situación que no solo se presenta en las iglesias como las de Confraternidad, a la que pertenecen alrededor de 350 personas, sino que se extendió hasta las grandes
iglesias de Bogotá como la Iglesia ManantialInglesia Manantial: según su página web, esta es una iglesia que se ha dedicado a la prédica y expansión del evangelio en toda Colombia, además, aseguran que creen en la restauración social y la divina trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Tiene tres sedes en Bogotá, una al norte, en la autopista con calle 200, otra en el barrio Rionegro y en el suroccidente de la capital en la calle 13.soymanantial.com, sobre la calle 13 al suroccidente de la ciudad. Elvira Vargas es una de sus miembros y expresa que uno de sus deseos es volver al templo y compartir con la gente. “A nosotros nos hace mucha falta, irnos a congregar porque eso es como un alimento espiritual para nosotros”, expresó.
María Egugenia Hernandez, antropóloga y profesora del Centro de Estudios
Teológicos y de las Religiones
(CETRE)CETRE El Centro de Estudios Teológicos y de las Religiones- CETRE es una unidad académica de la Escuela de Ciencias Humanas dedicada al estudio interdisciplinario e intercultural del fenómeno religioso en la Universidad del Rosario,Colombia Escuela de ciencias Humanas de la Universidad del Rosario explicó que la distancia es una de las mayores afectaciones para los cultos pues conflictúa con una de sus bases: la congregación. “Es muy difícil para ellos, porque uno de sus pilares es el encuentro con los hermanos a reflexionar sobre la palabra de Dios y hasta ahora es que están regresando, cuando antes estaban todo un día en culto”, explicó.
En algunas iglesias, este no ha sido un impedimento para continuar con su labor espiritual, ni representa un afán para los demás pastores de su iglesia. “La distancia o el no poder ir a un lugar no es la esencia de las cosas.Tenemos nuestras reuniones por Zoom, tenemos los medios tecnológicos como le ha tocado a todo el mundo en estos momentos”, afirmó el pastor Pulido. De acuerdo con Hernández, la tecnología se convirtió en el mejor aliado de las iglesias para sortear las limitaciones,convirtiéndose en una necesidad para el dinamismo de los cultos, mantener el interés de los fieles y conservar su fidelidad.