Las torres del complejo empresarial North Point destacan por su diseño y su altura y son conocidas por ser un hito arquitectónico en el norte de la ciudad. El proyecto ha contribuido a la ampliación de la zona comercial y al incremento en el valor de los inmuebles. Sin embargo, detrás de esta idea hay una larga historia, tanto del barrio Cerro Norte que se niega a desaparecer, como la visión de un modelo urbanístico empresarial.
Las torres del North Point cuentan con locales comerciales, oficinas, comedores para empleados con capacidad para 140 personas; 10 niveles de parqueaderos, auditorios, gimnasios, coffee break, salas de reuniones y salas múltiples. Sus acabados modernos, tecnología, escaleras y decoraciones elegantes hacen que estos edificios marquen una diferencia en la zona que está ubicado. Esta distinción no solo se da en términos estéticos, sino económicos, sociales y culturales, pero detrás de los proyectos empresariales existe un desarrollo económico que beneficia a un sector de la ciudad, pero no es consciente de las propias dinámicas de los barrios periféricos.
Detrás de los complejos empresariales se encuentra el sector ‘La Mariposa de Usaquén’ un lugar que resalta en el norte de la ciudad por las fachadas de colores y los techos pintados que forman una mariposa. Detrás de los colores, las casas son de cemento y están sin pañetar. Son acogedoras y están tan cerca la una de la otra que es imposible no crear vínculos con los vecinos. Cerro Norte está conectado por interminables escaleras que desembocan en calles escondidas y hacen del barrio un laberinto que mantiene juntas las viviendas. Lo más impactante es su vista y las montañas que lo rodean.
Para muchos de los habitantes del Cerro Norte la pelea contra las constructoras es una pelea perdida. “El North Point es la gente con plata y ahí no hay nada que hacer. La gente de plata ve esta zona como una mina de oro”, afirma Jaime habitante y comerciante del barrio Cerro Norte. Al igual que él varios vecinos concuerdan en la ironía de seguir construyendo alrededor de un barrio que presenta tanto problemas infraestructurales como sociales. “Muchos de estos barrios ya están legalizados y sufren de algunos asuntos de precariedad respecto a la calidad de vida”, afirma Lina González, arquitecta y urbanista de la Universidad de los Andes.
Lina González ha trabajado en la legalización y el mejoramiento integral de los barrios desde la secretaría general de planeación “en el sector la Mariposa no hay un proceso de gentrificación tan fuerte. Sin embargo, hay cambios en el entorno social que generan dificultades para la población más vulnerable” afirma la arquitecta. Algunos de esos cambios se reducen a la transformación de dinámicas barriales. Hay nuevas tiendas, comercios y una brecha notoria entre los habitantes de un mismo sector ya que algunos tienen mejor calidad de vida que otros. “El momento donde estos barrios se convirtieron legales fue con la llegada del acueducto ya que detrás de ese avance también hay un interés económico de las alcaldías y es poder recibir el dinero de los impuestos prediales”.
“El North Point debería ayudar, arreglar o gestionar algo para el barrio. Estamos insatisfechos porque ellos quieren esto pero no dan nada”, dice el comerciante. Jaime contó a Plaza Capital que hace 10 años habían prometido no volver a construir más y congelar el plan empresarial pero actualmente están levantando la cuarta torre. El North Point fue el primer proyecto empresarial de la zona que atrajo la mirada de otras constructoras como Cerro e Ibiza: Inversiones Tranel.
Una de las intenciones detrás de este centro empresarial, es “ser un espacio de conexión corporativa y un referente de diseño e innovación”, comentó en sus redes sociales Nelson Antonio Ruiz, arquitecto y director de la obra del North Point. Este profesional fue el encargado durante 10 años de coordinar las obras que dieron vida a este proyecto. “Cuando empezamos con la torre de Krystal, alrededor las cosas se veían muy desoladas, sólo estaban los barrios. Se sentía que estábamos apartados, a medida que la torre fue tomando forma, yo empecé a ver una fachada más industrial y comercial en la zona”, comenta el arquitecto a Plaza Capital.
Lo anterior, es una ventaja para las personas que trabajan en el North Point. “Para mi es un gran beneficio en términos comerciales trabajar en este edificio, ya que como vendedora todo el tiempo estoy en busca de clientes y alianzas que aquí al estar en contacto con otras empresas, se pueden materializar”, afirma Dora Moreno. Su empresa se dedica a vender terrenos y casas en Estados Unidos, y por eso, decidieron ubicarse en una zona de prestigio que diera confianza a los clientes.
La arquitecta comenta que la ciudad tiene la responsabilidad de garantizar la prestación de los servicios públicos a todos las personas de la capital: alcantarillado, acueducto y estructuras seguras. Es decir, permitir que los habitantes del sector ‘La Mariposa de Usaquén’ puedan coexistir. “Se arreglan las fachadas pero no se solucionan las condiciones estructurales del barrio y esto las pone en un contexto de vulnerabilidad y hacen que sean piezas fáciles en el proceso de gentrificación” .
El modelo de ciudad desarrollada e ideal debe apostarle a la integridad de diferentes sectores. “No hay que competir por un modelo moderno o precario, la ciudad le debe apostar a la modernización y priorizar las zonas precarias” Aclara Lina González.
Dora Moreno en horario laboral solo sale de las torres del North Point para conseguir una opción más económica de almuerzo. Sin embargo, el resto de actividades las puede hacer dentro de las torres sin necesidad de coexistir con las realidades barriales. Lo anterior, sucede en otras situaciones en las que es inviable coexistir con los barrios cercanos. “El Plan de Ordenamiento Territorial POT busca que no haya conjuntos cerrados, sino fachadas activas para que la sociedad sea más íntegra”, dice Lina González.