Justo entre la avenida calle 80 y el humedal Jaboque, a la altura del Puente de Guadua que indica la salida de Bogotá por el occidente, se encuentra el barrio Unir II. Lejos de parecerse a Villas de Granada y Gran Granada, sus barrios vecinos, las calles de Unir no están pavimentadas, no hay parques y, hasta hace un par de meses, inició la instalación del acueducto y el alcantarillado.
Rosa Herrera, una de las primeras habitantes de Unir, comenta que esta situación lleva más de 20 años afectando a la comunidad. “Esto ha sido una lucha. Cuando llueve, es un barrial terrible; y cuando hace sol, el polvo se mete por todo lado”, comenta al respecto de los problemas por tener malla vial sin intervención.
Durante 30 años, Unir ha visto el desarrollo del sector sin ser parte de él, se mantiene bajo el estigma de las estafas de los urbanizadores piratas, la migración venezolana, la falta de garantías estatales para la vida digna de sus habitantes y la inseguridad.
Este es un reportaje de Plaza Capital sobre uno de los cientos de casos de discriminación urbana en Bogotá, esta vez desde la localidad de Engativá.