Nicolás Estupiñan, un joven que trabaja desde casa para un call center, vive esta problemática en carne propia debido a la falta de acceso a internet de fibra óptica en su área. Actualmente, utiliza el servicio de Claro, pero la fibra óptica no está disponible en su barrio, lo cual afecta directamente su rendimiento laboral. Como trabaja en un call center desde casa, las desconexiones intermitentes que sufre a menudo le generan descuentos en su salario, afectando su estabilidad económica. "Si me desconecto por cinco o quince minutos, me descuentan dinero, y eso afecta mis ingresos a fin de mes". La diferencia con sus compañeros que sí cuentan con fibra óptica es notoria, y lo coloca en una situación desfavorable en su entorno laboral.
La precariedad del servicio de internet en su zona también impactó su educación. Nicolás recuerda con frustración los días en los que debía inscribir materias en la universidad: "El internet de mi casa era tan malo que tenía que ir personalmente a la universidad para inscribirme o pedirle el favor a compañeros que vivían en zonas con mejor conexión". Para él, la falta de acceso a internet de calidad no solo afecta sus oportunidades laborales, sino también las educativas.
¨Siento que esto demuestra la desigualdad. Vivir en una zona donde no llega la fibra óptica me ha hecho perder oportunidades, tanto de trabajo como de estudio", Nicolás espera que, con el tiempo, las redes se expandan y lleguen a zonas como Bosa, donde vive, para que al menos se garantice una conexión estable y accesible para todos.
En un mundo cada vez más interconectado, el acceso a internet ha dejado de ser un lujo y se ha convertido en una necesidad básica. A pesar de esto, en Colombia, el internet aún no se reconoce como un derecho fundamental, lo que genera una brecha significativa en el acceso a oportunidades laborales, educativas y de participación social.
El senador Inti Asprilla ha sido uno de los principales defensores de que este sea considerado un derecho fundamental, argumentando que la conectividad es clave para reducir las desigualdades y garantizar la inclusión digital en todo el país.
El senador ha argumentado que el acceso a internet no solo debe estar garantizado, sino que también es necesario revisar cómo se implementaría este derecho de manera efectiva en todo el territorio nacional. En sus intervenciones, el senador ha subrayado la importancia de la accesibilidad y la alfabetización digital, factores claves para asegurar que todos los colombianos, sin importar su ubicación o condición social, puedan beneficiarse de la conectividad.
Además, ha señalado que es vital aprovechar las políticas existentes en temas de acceso a la información y gobierno abierto para fortalecer este derecho y asegurar que la inclusión digital sea una realidad tangible.
Por el momento, desde el 2022, el Concejo de Bogotá dio luz verde a un acuerdo trascendental para la ciudad: la implementación del Mínimo Vital de Internet, un programa que busca garantizar el acceso a internet para los hogares más vulnerables de la capital. Esta iniciativa surge como respuesta a la brecha digital que afecta a un amplio sector de la población.
Según cifras presentadas por el concejal Óscar Ramírez Vahos, "solo en Bogotá, el 20% de los hogares, es decir, 540.000 familias, no tiene acceso a internet". Esta falta de conectividad genera profundas desigualdades, ya que impacta directamente en el acceso a la educación, al empleo, a la cultura y a la información, elementos fundamentales en la vida cotidiana moderna.
El concejal Ramírez Vahos destacó la importancia de este proyecto, afirmando que "tendremos una sociedad más equitativa en la medida en que estemos conectados". Con esta medida, se espera que la ciudad avance hacia una mayor inclusión digital y que los beneficios del desarrollo tecnológico alcancen a todos los ciudadanos, independientemente de su situación socioeconómica.
A pesar de los esfuerzos del Distrito y del Congreso para asegurar el acceso a Internet para todos, los casos de Sandra, Nicolás, Laura y muchos más son una prueba de que las nuevas dinámicas sociales requieren de un servicio aún mucho más seguro, como la fibra óptica. Pero, según los expertos, los ánimos de las operadoras para subsanar esta problemática son ambiguos, y su falta de acción se basa principalmente en la rentabilidad. Las iniciativas públicas deben ser mucho más efectivas y con alcances mucho mayores, la falta de Internet no puede seguir limitando las oportunidades de un sector tan grande de Bogotá.