Sandra Rodríguez vive en Tunjuelito, una localidad ubicada al sur de Bogotá. En este sector ningúna empresa de telecomunicaciones ofrece el servicio de fibra óptica, y esto representa un gran número de limitaciones para la población de esta localidad. Actualmente, esta supera los 200.000 habitantes de los cuales aproximadamente 50.000 son jóvenes que pertenecen a alguna institución educativa.
Como el hijo de Sandra, hay miles de jóvenes en la ciudad que han sido parte de la transformación a la virtualidad de las instituciones educativas a raíz de la pandemia. Un solo día sin acceso a Internet podría significar un atraso en los temas de clase, una pérdida de notas e incluso perder la cita para matricular el semestre en la universidad.
Sandra es cliente de Claro de el servicio de cableado de cobre, pues es la única operadora que presta servicio en su barrio, y afirma que el acceso a Internet es intermitente e incluso ha llegado a no tener servicio por varios días seguidos: “Sí, una semana sin Internet, sin televisión, sin nada, sin acceso a nada. Y entonces me imposibilitó los pagos, todo”.
El cable de cobre no es más seguro y es más pesado, según la experta en fibra óptica, Yurisay Rodriguez, pues es susceptible a la interferencia electromagnética, lo que puede afectar la calidad de la señal. Además, son cables fáciles de dañar y cortar, lo que deja expuestas las redes al vandalismo en la ciudad.
Esta problemática, afecta a personas como Sandra y a su hijo en la educación y en el trámite de servicios. A personas como Laura en sus actividades diarias tanto laborales como de ocio. Pero existen casos aún más críticos, como el de Nicolás Estupiñan, quien depende del acceso a Internet al 100% para subsistir.
En Bogotá, más del 85% de la población tiene acceso a Internet, según datos del DANE, pero más allá de que estas cifras hayan aumentado al pasar de los años, la calidad del servicio sigue siendo una situación problemática. La falta de acceso a Internet puede limitar significativamente las oportunidades de las personas e incluso sus derechos fundamentales.
Para las familias es indispensable acceder a una red de Internet de hogar, ya sea por el número de integrantes en la casa, porque su trabajo lo requiere, por la educación de los hijos o porque simplemente quieren la mejor calidad del servicio. Por lo que a estas alturas del debate no es necesario únicamente el acceso general a una conexión a Internet, sino que este sea a una red de fibra óptica que garantice la mejor calidad