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Inserción y adaptación a una nueva sociedad

Del otro lado de la frontera, una vez sorteadas todas las idas y venidas que trae la migración irregular, las personas se enfrentan a la inserción y a la adaptación de una nueva vida en sociedad. Para muchos la barrera idiomática es la principal preocupación, pero para todos, el objetivo principal es encontrar una fuente de ingresos sólida.

"Aunque ya llevo algunos años viviendo acá, todavía tengo muchos problemas con el inglés. A mis hijas les quedó mucho más fácil porque las pude meter al “high school” y aprendieron rápido. También tuvieron sus dificultades al comienzo, incluso a la menor la pusieron en un curso con estudiantes que tenían un bajo rendimiento. Por mi lado, yo entiendo algunas cosas que escucho, pero sobre todo entiendo palabras específicas. En el lugar en el que trabajo me tocó aprender muchas palabras en inglés porque tenía que sacar diferentes pedidos para los clientes. Entonces, sólo aprendiendo las palabras podía sacar las órdenes y así ya podía trabajar".
-Johana.

Una de las grandes barreras con las que se encuentran los recién llegados es el desconocimiento del idioma. Las personas arriban con urgencia de encontrar un trabajo para recuperar el dinero de los gastos del viaje, enviar remesas a sus familias, saldar deudas en sus países de origen y, fundamentalmente, sobrevivir.

No obstante, existen trabajos que no requieren inglés, sea porque los jefes son hispanos o porque hay compañeros que conocen el idioma y sirven de intérpretes. En el caso de Johana, cuando llegó no entendía prácticamente nada. Por una recomendación, encontró fácilmente un trabajo con jefes hispanos, pero su función consistía en preparar pedidos de comida con recibos escritos en inglés. Aún sin tener ningún conocimiento previo del idioma, Johana aprendió todas las palabras del menú del restaurante y de los pedidos personalizados de los clientes. Es así como, sin saber inglés Johana sabe qué hacer cuando un recibo dice “1 french fries with extra pepper and light ketchup with cheese wiz on side and cooked well done”.


Una generación, dos destinos diferentes

ILUSTRACIÓN POR LAURA CIFUENTES @cifuentes_laura

La inserción y la adaptación a una nueva sociedad es un proceso diferente para todos, tal como el de la migración en sí, causas y tránsito, puesto que no todos consiguen lo que llegaron a buscar. Puesto que, solo algunos encuentran el sueño americano prometido, el que veían con mucho fervor una vez salieron de sus países de origen.

Es difícil medir si una persona logró cumplir el sueño americano o no. Al preguntarle a Johana, dice que aún tiene muchos planes y sueños por cumplir en el país, pero que lo principal ya lo logró por el momento, que era poderle brindar un futuro mejor a sus dos hijas. Algunas veces lo que muchos llegan a buscar no es una vida de lujos, sino un alivio para situaciones difíciles en sus países de origen.

Para algunos migrantes que son padres y madres de familia, la percepción de cumplir el sueño americano está basada en las oportunidades para sus hijos, más no necesariamente para ellos. En el caso de Johana, su trabajo muchas veces le ha generado problemas de salud y dolor en el cuerpo, pero aun así, siente que está cumpliendo un sueño al saber que sus dos hijas están estudiando en una institución estadounidense.

Para otros, los que no tienen hijos al llegar al país, la percepción cambia cuando tienen su primer hijo o hija en territorio estadounidense. Estas personas se encuentran en una situación muy diferente a la de Johana, porque sus hijos crecen como ciudadanos estadounidenses y pueden acceder a todos los beneficios legales que ofrece el país a sus habitantes. No obstante, aunque estos nuevos ciudadanos tienen la posibilidad de acceder a muchos descuentos por educación y a campos laborales más especializados, hay algunos que siguen el camino de sus padres y se dedican a oficios que normalmente son realizados por personas indocumentadas.

Jonathan, nacido en los Estados Unidos, tiene 16 años y vive en Atlantic City con su padre quien llegó al país hace más de una década. El negocio familiar que tienen desde entonces es Buena visita beauty salon barbershop, ubicado a diez minutos de la popular zona de casinos. En una de las visitas a la peluquería, Jonathan relata que aún no sabía si quería entrar a la universidad o no. Pues a él le gustaba lo que hacía y quería seguir con el legado de su papá, el cual era hacer cortes de cabello.

Para entender mejor esta situación, se realizará un paralelo entre dos personas jóvenes, ciudadanas estadounidenses, que han crecido toda su vida en el Estado de Nueva Jersey. Esta es la historia de lo que se conoce como “la segunda generación”. El relato de Santiago y Juliana, a quienes llamaremos así para salvaguardar su identidad, hijos de padres indocumentados quienes llegaron hace aproximadamente veinte años al país. Santiago vive en Elizabeth, Nueva Jersey, cerca de Nueva York y algunas veces vive en Filadelfia durante cortos períodos. Por su parte, Juliana vive en South Toms River, en la parte central del mismo Estado, con sus padres y su hermano menor. Ambos tienen la misma edad y son hijos de padres indocumentados. Sin embargo, sus estilos y modos de vida son completamente diferentes.

“Mi primer trabajo lo conseguí como a los 14 o 15 años. Fue en un restaurante ayudando en la cocina. No me dejaban ser mesero porque decían que me veía muy pequeño y podía traerle problemas al “manager” [encargado del restaurante]. No podía trabajar todo el tiempo porque igual tenía que estudiar, pero ya cuando salí, pude coger turnos completos en otras partes. (...) Duré trabajando unos meses en el Home Depot, luego como “cashier” en un Walmart, hasta que me sacaron por un problema con otra persona. Ahora volví a trabajar a un restaurante. (...) Prefiero trabajar así, sin registrar el trabajo, como sin papeles, porque no tengo que declarar “taxes” por eso. Todo me lo pagan en “cash” y es más fácil”.
-Santiago.

El lugar de residencia de Santiago no es fijo, se suele mover mucho entre Elizabeth y Filadelfia porque tiene conocidos que lo referencian en algunos trabajos. Dice que no dura mucho en un trabajo pero que cuando se va, siempre lo hace de la mejor forma por si tiene que volver. Juliana, por su parte, vive en el campus de la universidad a la que asiste y de la que está próxima a graduarse.

“A mí me gusta ser independiente, yo vivo aquí durante el semestre. Aquí tengo mi carro porque todo queda muy lejos del campus. Cuando no estoy aquí es porque me voy de viaje, o porque estoy viviendo en casa de mis padres. Yo trabajo por temporadas, pero cuando estudio solo me dedico a eso, espero pronto conseguir mi propia casa porque ya es hora de dejar de vivir en la de mis padres”.
-Juliana

Tanto Juliana como Santiago tienen edades similares, pero cada uno ha tomado caminos completamente diferentes. Juliana por su buen desempeño académico y deportivo obtuvo una beca para estudiar en una universidad, mientras que Santiago vive solo desde hace dos años y ya lleva más de cinco años consecutivos trabajando.

Dichas diferencias pueden estar determinadas por la inserción social y laboral que tengan los padres de cada uno. Debido a las facilidades de conseguir trabajo con y sin documentos, muchas veces los jóvenes, incluyendo menores de edad, eligen seguir trabajando ante los altos costos de la educación en Estados Unidos. De acuerdo con la abogada experta en inmigración Nishtha Kohli: “La educación en los Estados Unidos puede llegar a ser algo costosa para un inmigrante. No obstante, hay algunos “segunda generación” que logran acceder a becas federales en determinadas instituciones y pueden vincularse a una universidad”.


Diferencia de inserción social por Estados

Cruzar la frontera es tan importante como el proceso de inserción social que pueda tener la persona desde el primer momento en el país. Aunque existen algunos puntos en común, los procesos de inserción pueden variar entre indocumentados según el Estado al que lleguen, el acceso a la información que tengan, entre otros múltiples factores.

Probablemente, uno de los puntos comunes más importantes entre las comunidades que se han ido formando a lo largo de las últimas décadas en los Estados Unidos, es la ubicación geográfica. Si bien es cierto que se pueden encontrar personas latinas inmigrantes por todo el país, según la BBC, la concentración más alta de indocumentados está en California, Texas, Florida, Nueva York y Nueva Jersey. Lo que caracteriza a estos Estados, y a la mayoría en los que hay alta cantidad de personas indocumentadas, es que son regiones costeras o fronterizas. Tal es el caso de Texas y California, que comparten sus fronteras con México. Mientras que Florida, Nueva York o Nueva Jersey se han caracterizado por ser Estados de atracción para personas indocumentadas durante décadas por la importancia de su mano de obra. En el mapa interactivo ubicado en la parte inferior, se pueden identificar los Estados con mayor presencia de personas sin autorización de estar en el país.


Elaboración propia con base en estadísticas del MPI

De acuerdo con el activista y representante de la comunidad hispana en Atlantic City, Cristian Moreno-Rodríguez, en Nueva Jersey o California la mano de obra de las personas indocumentadas, generalmente de origen centroamericano, juega un papel muy importante, puesto que, cubren oficios esenciales como limpieza, trabajo en factorías o agricultura. De hecho, la visa temporal H-2A se creó con el fin de garantizar el flujo exclusivo de personas centroamericanas hacia Estados Unidos para trabajar una temporada en los cultivos y volver. En Nueva Jersey, Estado reconocido a nivel nacional por su alta producción de arándanos, la mayoría de personas que trabajan en estos campos son migrantes indocumentados o portadores de visas temporales.

De igual manera, la inserción social en una nueva comunidad para la persona migrante puede estar permeada por razones exteriores, pero no menos importantes, como lo son las políticas migratorias. Por ejemplo, se ha podido evidenciar que, durante tres periodos consecutivos, los intereses de las administraciones de los Estados Unidos tienen propósitos distintos en cuanto a migración concierne. Entre tantos mandatos ejecutivos, se buscan resultados diferentes. Unos son más claros en los efectos que quiere causar, mientras que otros son eufemismos que traen repercusiones iguales o al menos similares, para aquellas personas que quieren migrar.

“La administración de Obama y Trump son muy diferentes entre sí, a pesar de que su esencia es parecida. Durante el 2009 y 20017 [bajo el mandato de Barack Obama] se pudieron evidenciar políticas que aparentaban beneficiar a la población migrante, cuando la verdad era distinta. Para nadie es un secreto que hubo más deportaciones durante este periodo en la historia de los Estados Unidos. En la administración Trump se registraron menos deportaciones en su primer año, aun cuando las políticas de esta administración eran abiertamente discriminatorias y radicales”.
-Nishtha Kohli.

Una de las tantas políticas migratorias que se han adoptado en los Estados Unidos es la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) por sus siglas en inglés. Programa que se ha mantenido durante las últimas tres administraciones y el cual ha sufrido distintas transformaciones e intervenciones según el cambio de las mismas. Este programa que fue creado por el expresidente Barack Obama en el año 2012 tenía como fin principal diferir o aplazar por un periodo de dos años toda acción sobre el estatus migratorio de aquellos conocidos como “los soñadores”. Es decir, una persona que llegó a Estados Unidos de forma irregular cuando era menor de edad.

No obstante, durante la administración Trump, este programa quiso ser abolido por diferentes razones, entre las cuales estaba que el republicano no aceptaría amnistías ante tales hechos. De manera que, el mandatario intentó derogar este amparo aun cuando por dicha decisión podría afectar a más de 750 mil soñadores que se beneficiarían con este programa, mediante la obtención de un permiso de trabajo, un número de seguridad social, una licencia de conducción, entre otros.

Más allá de las políticas aplicadas a nivel nacional, los Estados de manera individual pueden llegar a afectar, en igual medida, el proceso de inserción social y laboral de las personas, desde las políticas federales que se implementan. Es decir que, en cada región del país la actitud del gobierno hacia las personas indocumentadas puede variar de forma contundente. De allí que, algunos prefieran elegir un lugar a otro por las políticas implementadas que pueden influir directamente en el desarrollo de su proyecto de vida. Para ejemplificar esta situación, está la ley de licencias de conducción para indocumentados. Actualmente, quince Estados a lo largo del país las otorgan a quienes la soliciten con el único requisito de demostrar que efectivamente residen en ese Estado.

Además de poder conducir, la licencia les permite a algunas personas indocumentadas utilizarla como un documento de identificación emitido en Estados Unidos que puede ser solicitado para facilitar otro tipo de procesos. Por ejemplo, algunas farmacias toman los exámenes del coronavirus de manera gratuita. Pero se debe realizar una inscripción por internet y cuando se va al lugar les solicitan identificarse con un documento. Se debe tener en cuenta que debido a que ingresaron al país de forma irregular, es probable que no posean pasaportes. De igual manera, sucede al rentar una vivienda, ya que algunos arrendadores no exigen seguro social, pero solicitan un depósito económico y un documento de identificación. Otro papel importante en la inserción social y especialmente laboral, de las personas indocumentadas, lo juegan las instituciones públicas o privadas que prestan servicios de uso cotidiano. Por ejemplo, algunos bancos les permiten abrir cuentas a las personas indocumentadas y les brindan asesoría en español.

De acuerdo con Diógenes Marín, indocumentado salvadoreño que está en el país desde hace dos décadas, cada vez es más común ver operarios latinos, o que dominan el español, en lugares de servicios básicos como droguerías, supermercados, tiendas de ropa y hospitales. Según Marín, los puertorriqueños juegan un papel determinante en esta transformación ya que son los únicos latinos que, por la condición de Puerto Rico de Estado Libre Asociado de Estados Unidos, tienen permisos de trabajo sin tener que iniciar un proceso especial.

“Cuando llegué a finales de los 90, viera usted que problema para ir a cualquier parte. Yo aprendí inglés fácil porque era joven y me metí a trabajar con puros “gringos”, eso que usted ve ahora de latinos trabajando en sus propias tiendas eso es más reciente. Imagínese uno para conseguir trabajo en esa época, los primeros trabajos que conseguimos con mi hermano fueron en pizzerías. Para esa época los que tenían el control de las pizzerías eran puros griegos, pero ya ahorita como le digo, cada vez es más normal encontrarse con latinos jefes en pizzerías, restaurantes y así. (...) Ahora también se pueden encontrar muchos puertorriqueños en tiendas o cuando uno llama a un “call center” ahora es mucho más fácil en ese sentido. Cómo cree que usted hacía antes para ir a una farmacia y pedir un medicamento que no encontraba en los escaparates o en un supermercado. A uno le tocaba era mirar el precio de las cosas y pagar sin entender nada. Pero eso ya ha cambiado mucho”.
-Diógenes Marín.

Así como ya se mencionó, el idioma continúa siendo una barrera para los recién llegados al país. Aunque, como dice Marín, el papel de la comunidad latina en los servicios de atención al público se ha ido transformando y se ha facilitado el acceso a éstos.

Acceso a la información

Precisamente el idioma contribuye a las facilidades de acceso a la información que, finalmente, terminan permeando gran parte de la inserción social. La información correcta y oportuna facilita cualquier proceso que desee iniciar la persona. Según las periodistas Patricia Sulbarán y Beatriz Díez, el acceso a esta o el no poder hacerlo, determina seriamente el uso de servicios indispensables como las atenciones médicas.

Si una persona llega al país atraída por un contacto familiar que haya migrado antes, tiene más posibilidades de tener un acceso a la información más claro. Sin embargo, si en el país no conoce a nadie, es menos probable que conozca información útil y, por tanto, tendrá un proceso de inserción más complejo. Tal es el caso de Johana.

“Yo llegué de Honduras con mis dos hijas hace casi tres años. Cuando llegué, mi hermana vivía en Filadelfia hace más de 10 años, así que me tocó cruzar todo el país en bus. No fue difícil porque Lucía [hermana] miró la ruta antes por internet y me indicó exactamente los buses que tenía que tomar. Cuando llegué al centro de Filadelfia ella me fue a recoger con su esposo y a los pocos días me ayudaron a conseguir un trabajo en una pizzería que quedaba cerca a la casa. Me recomendó que no dijera que estaba recién llegada porque me podían pagar menos de lo normal. A los pocos meses mi hija mayor consiguió trabajo en un restaurante como mesera y mi hermana me ayudó a inscribir a mi hija menor en una escuela para terminar su secundaria”.
-Johana.

El acceso a la información que tuvo Johana, gracias a la experiencia de más de 10 años de su hermana en la ciudad, le permitió realizar un proceso de inserción social mucho más fácil que el de Eduardo, salvadoreño de 55 años que está en el país hace quince.

“Cuando llegué a Los Ángeles en el 2005 me pude conseguir un trabajo de construcción. Pero, aunque había días que tenía la plata, no tenía donde quedarme porque no conocía a nadie. Más de una noche me tocó dormir en la calle mientras me conseguía una habitación. Después, cuando vine a Nueva York en el 2012 pude conseguir un trabajo mejor pagado. Con eso pude construir una casa en El Salvador y ahorrar para traer a mis hijos más adelante”.
-Eduardo.

Es así como el acceso a la información puede determinar de una manera importante la calidad del proceso de inserción de una persona indocumentada en Estados Unidos. Sin embargo, en entrevista con Irving Moreno-Rodríguez, hermano de Cristian y representante de la comunidad latina en el sur de Nueva Jersey, las dificultades para acceder a información o ayudar pueden ser de manera involuntaria, pero también lo son por elección de la persona.

De manera involuntaria, se pueden generar por el desconocimiento del idioma complicando aún más el acceso a la información. Según Moreno, aunque en el Estado de Nueva Jersey existen asociaciones hispanas, medios de comunicación locales y páginas no gubernamentales con información en español útil para las personas indocumentadas, el problema es que muchas veces las personas no están en la capacidad de encontrar esa información porque no tienen un dispositivo electrónico, acceso a internet o simplemente no tienen el conocimiento de esas herramientas de ayuda.

Evidentemente, hay canales de información disponibles. Pero cuando no existe un enlace adecuado y eficiente que lleve el mensaje desde los emisores hacia los receptores, muchos datos y ayudas valiosas se suelen perder. De igual manera, la difusión ineficiente impide que las personas tomen mejores decisiones y permite que continúen actuando en silencio y con el voz a voz como una de las únicas fuentes de asesoramiento para decidir qué hacer. Aunque la información existe, está disponible para una minoría y continúa latente su ausencia en la mayoría de trabajadores indocumentados.

Por otro lado, están las personas que evitan “voluntariamente” acceder a la información o a las ayudas dispuestas para los indocumentados. Es un problema que Moreno-Rodríguez etiqueta como cultural ya que existe un miedo generalizado entre las personas indocumentadas a compartir información personal. Un ejemplo de eso son algunos líderes de la comunidad hispana en Atlantic City que abrieron un fondo de ayudas. Sin embargo, dado que se pedía cierta información básica y a pesar de convocar a más de 50 personas, sólo cinco atendieron el llamado.

Una de las formas más eficientes que han encontrado las personas indocumentadas para llenar los vacíos de acceso a la información oficial es mediante las redes sociales. Se crean grupos en los que se difunden datos útiles, como el proceso a seguir para obtener las licencias de conducir o algún lugar de vivienda disponible para rentar. Además, sirven como medios de prevención para cuando el Immigration Customs Enforcement (ICE), se encuentra en determinadas zonas de las ciudades.

“Una vez conocí a una joven que ayudaba mucho a los indocumentados en Filadelfia. Ella les ayudaba con todo lo que necesitaran, comida, ropa y hasta algo de dinero. Pero eso no lo ponía ella, eso era de donantes. Ella me ingresó a un grupo de WhatsApp de muchas personas a las que ella estaba ayudando. Ahí sobre todo se pasaba información de alerta de la migra y cosas así. A mí personalmente eso no me gustó mucho porque yo vivo tranquila entre mi casa y mi trabajo, y no necesitaba preocuparme más de lo necesario, así que decidí salirme y alejarme. También se crean grupos de Facebook que no necesariamente son solo para indocumentados, sino para la comunidad latina en un lugar. Lo que hacen es enviar cosas como ofertas de trabajo o que se arriendan apartamentos o casas y cosas así. Pero de migración o cosas así casi no se habla en esos grupos de Facebook”.
-Johana.


Influencia migrante en el campo laboral

Muchas veces, los grupos en redes sociales más populares entre las comunidades hispanas son usados como canales de difusión de ofertas laborales, antes que de advertencias migratorias. Allí, es fácil encontrar solicitudes y recomendaciones de trabajo, sea para búsqueda o para ofrecimiento. Los trabajos publicados en este tipo de grupos suelen estar relacionados con la limpieza de casas, construcción y cocina. Las publicaciones casi siempre son para contratación inmediata o a más tardar para 2 o 3 días de diferencia.

Capturas de pantalla de grupos en Facebook y WhatsApp de comunidades hispanas en Estados Unidos.

En la siguiente gráfica, elaborada con datos del Pew Research Center, se observan las actividades con mayor presencia de indocumentados. Las relacionadas con la construcción y la cocina (principalmente establecimientos de comidas rápidas) son las que generan mayor oferta. Las personas que logran un contacto directo con su empleador, por lo general obtienen sus pagos al final de la jornada diariamente. Mientras que, los que utilizan agencias intermediarias reciben sus pagos semanalmente y con descuentos por los servicios de búsqueda y, en ocasiones, transporte.

Elaborada con datos de: https://www.pewresearch.org/fact-tank/2017/03/16/immigrants-dont-make-up-a-majority-of-workers-in-any-u-s-industry/

En este escenario, a los trabajadores sin permiso no se les garantiza, por ejemplo, el salario mínimo legal por hora, o no se les brinda los mismos beneficios que a alguien con una autorización. Es entonces, cuando las empresas y los empleadores de actividades como limpieza, mantenimiento, jardinería, empleos en restaurantes, preferidas por los indocumentados gracias a su fácil acceso, se benefician de una mano de obra barata, pero no brinda un goce pleno del derecho al trabajo de las personas inmigrantes.

Los trabajos desarrollados por quienes no cuentan con autorizaciones, son actividades que representan importantes cifras en los informes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Por ejemplo, en febrero de 2019 se llevó a cabo, en Nueva York, un debate sobre migración internacional y desarrollo en el que se habló de la importancia de la mano de obra migrante. Alicia Bárcena, Secretaria ejecutiva de CEPAL, asegura que “los beneficios de la migración para el crecimiento económico son innegables, en el 2015 la contribución de los migrantes al PIB mundial fue de aproximadamente 6,7 billones de dólares equivalentes al 9,4% del PIB mundial”.

Así mismo, Bárcena resalta la importancia de los trabajos desarrollados por los migrantes, que de no ser así representaría un vacío en la economía del país. Para ejemplificar esto, se puede tomar como punto de referencia la escasez de mano de obra en Estados Unidos durante los primeros 15 años del siglo XXI, vacío que fue cubierto en un 38% por inmigrantes latinoamericanos, de los cuales 80% eran de México y Centroamérica.

Sin embargo, esta clase de datos y cifras son poco comunes en la prensa que se consume diariamente. De acuerdo con el periodista colombiano Carlos Díaz, hay poco interés desde la agenda mediática en mostrar los efectos positivos que trae la mano de obra barata inmigrante.

“A los medios de comunicación no les interesa mostrar esto, porque a los gobiernos muchas veces no les conviene que se difunda esta información, creen esto va a incentivar la migración”.
-Carlos Díaz.

Eduardo Porter, periodista del The New York Times, afirma que existen medios de comunicación en los cuales se tiende a caracterizar al migrante como una figura negativa, que causa desempleo en el país receptor por su mano de obra barata. Lo cual desencadena estigmatización y rechazo hacia la comunidad migrante.

“Yo ya llevo bastante tiempo trabajando en la cocina. Durante un tiempo me he salido porque tengo problemas con el “manager” y he probado en otras partes. Hace como un año estuve trabajando por unos meses haciendo aseo a oficinas y a algunas casas. Y vea que nunca he coincidido trabajando con un gringo. Tal vez cuando llegué, me acuerdo que había unos gringos trabajando en la cocina pero al tiempo se fueron. Por ahí de vez en cuando llega uno que otro pero se van muy rápido. Cuando estuve trabajando con la limpieza mucho menos, ahí si nunca tuve compañeras gringas”.
-Johana.

La creencia y el temor de algunos ciudadanos estadounidenses de perder el empleo ante la mano de obra de personas indocumentadas ha sido tal que, el Pew Research Center ha realizado un estudio que permite identificar las afectaciones directas de la mano de obra inmigrante en el país. Allí, se destaca que sí hay algunos trabajos específicos en los que la mayor parte de trabajadores son inmigrantes, pero estas labores no son de interés para los ciudadanos estadounidenses. Por ejemplo, los empleos vinculados a los hogares (limpieza, cuidado, mantenimiento de exteriores) son, junto con la agricultura, las actividades en los que las personas migrantes tienen mayor presencia laboral. De 947 mil trabajadores de esta industria, para 2014 el 45% eran personas inmigrantes. Las siguientes industrias con más alta representación migrante eran la manufacturera 36% y agrícola 33%.

Es importante entender que las anteriores cifras representan las personas migrantes tanto con autorización en el país, como los indocumentados. La siguiente gráfica permite identificar de manera precisa los porcentajes de trabajadores con y sin permiso en las industrias en las que las personas migrantes son más requeridas.

Tomada de: https://www.pewresearch.org/fact-tank/2017/03/16/immigrants-dont-make-up-a-majority-of-workers-in-any-u-s-industry/

Aún cuando las dos personas, inmigrante y nativo, se encuentren en una posición sin nivel educativo, el segundo va a estar en ventaja frente al primero en distintos ámbitos, porque este ya está familiarizado con el entorno, con los procesos burocráticos y tiene papeles que le garantizan sus derechos como trabajador.

"Es triste que yo lleve trabajando tres años, y en algunos casos he tenido que trabajar mucho más de las ocho horas laborales y siempre me han pagado lo mismo. Cuando llega un gringo, a la semana ya le están pagando más que a mí y además le pagan todas las horas extra que trabaje, es frustrante. Además, habían días que las ventas estaban bajas y al final del día el “manager” me decía que ese día no me podía pagar porque no había suficiente pisto [dinero]. Dígame usted ¿con quién me quejo?. Tampoco me podía ir, porque luego no es tan fácil conseguir trabajo, y como ya me pasó, me toca agachar la cabeza y volver al mismo lugar porque igual debo seguir manteniendo a mis hijas".
-Johana

Salir hacia lo desconocido es una decisión que se toma con la intención de buscar un alivio a la violencia y a múltiples problemas sociales con los que se convive diariamente. Tanto en el país de origen, como en el viaje y lugar de destino, el migrante camina constantemente por la delgada línea entre la vulnerabilidad y la supervivencia. En ninguna de las tres etapas, se puede decir que las personas tienen garantizada la satisfacción de sus necesidades básicas, ya que la ausencia de estas ha sido determinada por su lugar de nacimiento.

En sus países de origen, las personas ven la necesidad de salir de éstos ante la incapacidad por parte de las instituciones de cumplir con las mínimas necesidades para una calidad de vida digna. Mientras que en los lugares de destino, pueden encontrar mejores condiciones salariales y sociales, pero todo de manera informal. Ya que su estatus impide que el Estado les brinde protección laboral o acceso a seguros básicos de salud.