Nathalia Isaza es abogada y miembro de Movida Feminista Bogotá. En el pasado, ella no tenía como costumbre maquillarse. No obstante, hace tres años comenzó a buscar trabajo, y debido a la presión social y la necesidad de mostrar una imagen profesional en sus entrevistas laborales, decidió utilizar maquillaje: “No iba a perder un trabajo porque una mujer más arreglada me lo quitó”, afirma. De esta manera, ella reconoce que la sociedad coerciona a las mujeres a verse estéticamente agradables, incluso para actividades tan cotidianas como lo es trabajar.

“Ha hecho parte de diversas iniciativas feministas y reconoce que existen estereotipos machistas en el uso del maquillaje. Sin embargo, Isaza considera que su uso no debe ser excluyente con el movimiento feminista, pues es una representación del libre desarrollo de la personalidad y de la agencia con la que gozan varias mujeres en la actualidad. “El feminismo no debería prohibir el uso del maquillaje, o si no estaría reproduciendo el mismo discurso del patriarcado, ordenando a las mujeres qué hacer, cómo ser buenas madres, cómo ser buenas esposas”, afirma Nathalia.
Carmen Mane, abogada y feminista que ha trabajado con temáticas relacionadas al género, considera que el maquillaje ha sido una herramienta esencial para representar marchas feministasfeministas. Mediante el body painting, el maquillarse el cuerpo y utilizar la simbología, el maquillaje artístico se ha adueñado de los espacios feministas, con el objetivo de expresar todo aquello que el patriarcado busca acallar.

Según HuffingtonPost (2020) en 1912, en medio de las manifestaciones por el voto de la mujer, varias marchantes recibieron pintalabios rojos por parte de Elizabeth Arden, mujer símbolo de la belleza y la estética. Así, el pintalabios rojo adoptó un matiz político y se convirtió en un símbolo de lucha feminista y empoderamiento. Por otro lado, durante la Segunda Guerra Mundial, se detuvo la producción cosmética, con excepción del labial rojo. Esto debido a que, según Churchill, el labial hacía que las mujeres se sintieran más seguras, lo que era fundamental para subir el ánimo después de una etapa de oscuro retroceso para la nación.
Al inicio de su relación, Rossettes recuerda que su esposo le reclamaba por el uso de maquillaje fuerte. Como respuesta, ella decidía maquillarse de forma todavía más oscura. “No me importa si al hombre le gusta o no le gusta, la que se maquilla soy yo, y me maquillo para mí”, afirma. Ella resalta que el maquillaje es una de las mayores formas de reclamar seguridad, y de permitir que las personas hagan lo que deseen con su vida. En otras ocasiones, las parejas posesivas deciden controlar a las mujeres obligándolas a no utilizar maquillaje o ropa bonita, para que su relación “no corra riesgo”. Entonces, según ella uno de los mayores símbolos de
revolución revolución: Es un cambio rápido y profundo en cualquier cosa Ver más es utilizar el maquillaje por una misma, y no por las demás.
“La gente que piensa que el maquillaje es superficial es gente que no entiende bien lo que puede hacer el maquillaje en las personas”, resalta Estephania Rossettes, influencer y maquilladora. Esta es una de las industrias más grandes del mundo, y es, además, un espacio especialmente representado por mujeres. Estephania considera que su uso es, fundamentalmente, un tema de empoderamiento. “Me siento mejor conmigo misma, puedo revelarme contra las cosas que me molestan. Me siento mucho más segura”, relata.