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Ser adolescente y madre: las dificultades que afrontan las jóvenes en Colombia

Por Ana Sofía Buitrago y Jairo Corredor — Publicado en Plaza Capital el 27 de mayo de 2022

Según el DANE, Bogotá es el segundo lugar del país en el que existen más nacimientos de madres adolescentes con un total del 7,7%.

Con 16 años, Daniela* enfrentó la dura realidad de estar embarazada. Recuerda con mucha nostalgia que era una joven muy disciplinada y entregada a su colegio. Tenía planes de estudiar un pregrado después de graduarse del bachillerato. Sin embargo, después del embarazo su vida tomó un giro completamente distinto. Sus prioridades cambiaron, ahora sus deberes diarios no eran las tareas de matemáticas o de química, su obligación diaria ahora era ser madre.

Según el colectivo feminista Jacarandas, que ha abogado por el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, y que actualmente trabaja dando charlas de educación sexual en colegios, el impacto en mujeres menores de 20 años que quedan embarazadas es desproporcional al de los jóvenes adolescentes que se convierten en padres. “Aunque sí cambia su vida y probablemente su proyecto de vida, esto no afecta sus barreras educativas o laborales porque siempre hay una persona, que es la madre, que se encarga de los cuidados más instantáneos. Se suele ver al padre como el proveedor del dinero, pero no de tiempo, de energía, y de disposición”, explica María Paula, integrante de Jacarandas.

El embarazo en niñas y adolescentes últimamente ha sido un tema de especial atención por parte del Estado que ha implementado programas de prevención. Con el último informe del DANEDANE Perteneciente a la Rama Ejecutiva del Estado Colombiano, con más de 50 años de experiencia, el DANE cumple con los más altos estándares de calidad. El DANE ofrece al país y al mundo más de 30 investigaciones de todos los sectores de la economía, industria, población, sector agropecuario y calidad de vida, entre otras. DANE , se pudo conocer que apenas el 65,2% de las niñas de 10 a 14 años que quedan embarazadas siguen el plan de estudios y que el 18,2% de adolescentes entre los 15 a 19 años asisten a su centro educativo. El desconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos, así como la falta de programas de educación sexual integral preocupa a varias organizaciones feministas, entre ellas, Jacarandas.

Estereotipos sexistas, roles de género y círculos de violencia

Para Juana, profesora de primaria, los estereotipos se evidencian fuertemente desde edades tempranas: “Las niñas empiezan a tomar unos comportamientos súper sumisos frente a los niños y a buscar la aprobación, entonces es tremendo porque van creciendo bajo esa idea”, relata Juana. Además, añade que desde muy pequeños los niños y niñas se ven presionados a tener comportamientos hipersexualizados que los llevan a tener juegos de poder entre ellos, y que se les celebre el hecho de tener novio o novia. Ella recalca que esto es debido a que a los niños no se les enseña el respeto por el propio cuerpo y los límites que deben poner.

Ahora bien, para las madres adolescentes los estereotipos se expresan de forma particular. Según Daniela la complicación de tener que cuidar ahora de su hija se sumaba a los señalamientos de las personas. Su familia no la apoyó, la juzgaban cuando la veían con su uniforme de colegio y su bebé en brazos. “La gente me miraba feo, que tan bonita y juiciosa y se dejó embarazar”, comenta Daniela.

Para María Paula los juicios que ejerce la sociedad sobre las niñas y adolescentes se evidencian cuando estas quedan en embarazo. “Básicamente la sociedad no está conforme con nada, si una mujer aborta es una mala mujer, pero si ven a una madre adolescente también la juzgan, y los profesores suelen ser poco empáticos”, explica María Paula.

Juana explica que en su trabajo como profesora ha demostrado que las madres que han iniciado su maternidad de forma temprana evidencian círculos de violencia con sus parejas. “Llamamos a las mamás por el comportamiento de los niños y las mamás llegan ahí a desahogarse, hablo de mujeres muy jóvenes de 24 o 26 años que son maltratadas por sus parejas. Nos ha tocado enviar los casos a Comisarías de Familia o a la Casa de la Mujer porque esto es muy común”, relata Juana. Según ONU Mujeres, ONU Mujeres Es la organización de las Naciones Unidas que desarrolla programas, políticas y normas con el fin de defender los derechos humanos de las mujeres y garantizar que todas las mujeres y las niñas alcancen su pleno potencial. ONU las uniones tempranas o noviazgos en niñas y adolescentes son una conducta nociva que debe eliminarse pues se relaciona estrechamente con el embarazo adolescente lo que puede conllevar a dependencia económica y esto a su vez a violencia machista.

Las consecuencias sexistas de quedar embarazadas

Los hombres, según cifras del DANE, no afrontan un impacto tan grande de ser padres siendo adolescentes, al menos no en sus niveles educativos. Mientras que las niñas y adolescentes enfrentan altas tasas de deserción escolar, los hombres logran alcanzar un nivel de educación media en el 39% de los casos, frente al 35% de las adolescentes entre los 15 y 19 años que logran ese nivel educativo.

Las niñas y adolescentes enfrentan graves barreras a lo largo de su vida. “No sé si esto suene muy machista, pero las mujeres cargamos con todo, para nosotras un embarazo significa cargar con ese hijo siempre, en cambio los hombres se pueden desentender muy fácil” cuenta Daniela.

Para Carolina Perdomo, psicóloga de Medicina Legal, los embarazos adolescentes conllevan un riesgo a la salud física de las niñas gestantes debido a que su desarrollo fisiológico aún no está terminado y podrían tener complicaciones durante el parto, incluso la muerte. Según la OMS, en el caso de los embarazos a tan temprana edad, las complicaciones a la hora de dar a luz son la segunda causa de muerte materna en adolescentes entre los 15 y 19 años en todo el mundo.

Según Perdomo, las consecuencias y riesgos no terminan allí, sino que las niñas y adolescentes experimentan una serie de afectaciones en su salud mental que también deben ser tratadas. Entre los sentimientos que enfrentan las adolescentes está la frustración, desesperanza, angustia, ansiedad.

Para Carolina, es claro que estos sentimientos surgen cuando las niñas y adolescentes comienzan a tener dificultades de una vida interrumpida por un embarazo y a la posibilidad latente de que no puedan llevar a cabo su proyecto de vida. “En algunos casos ya no hay un deseo de ejercer esta maternidad entonces se termina dejando a los hijos al cuidado de otras personas de la familia, incluso de instituciones, otras veces hay abandono, negligencia o maltrato”, explica Carolina.

María Paula Forero explica que el embarazo a temprana edad ocasiona que las mujeres puedan perder importantes oportunidades académicas y laborales. “Afecta su proyecto de vida a largo plazo, porque eso le impone barreras en el sistema laboral, pierde oportunidades de tener buenos puestos de trabajo”, explica Forero.