A mediados de abril del 2019, meses antes de la llegada de la pandemia, el cine Cinemark ubicado en el centro comercial Cafam Floresta, estaba abarrotado de personas. La taquilla llena coincidía con el estreno de Avengers: Endgame, película que fue vista por 5,9 millones de espectadores en el país. Ahora, las filas extensas y los pasillos llenos de personas expectantes por el estreno de una película son cosa del pasado. Al mes de Octubre, la sala Cinemark de Cafam Floresta se encontraba cerrada. Una gran pared de cartón cubría el paso hacia las salas y la confitería, representando así la crisis económica que vive la industria del cine sobrellevándola con su reapertura. En la misma situación se encontraban otros cines de la ciudad, como el Cinemark del centro comercial San Rafael o el Cine Colombia de Iserra 100, pero a diferencia de la sala Cinemark de Cafam Floresta, estas aún se encuentran cerradas.
Tras el impacto que supuso el covid-19 a nivel económico, las empresas distribuidoras de cine afrontaron pérdidas millonarias. Cinemark, por ejemplo, hizo pública las pérdidas monetarias relacionadas con la llegada del covid-19. La cadena estadounidense de multicines evidenció una pérdida de US$59,6 millones solo en el primer trimestre del 2020.
Cinemark no es la única empresa afectada. Procinal, empresa distribuidora de cine en Colombia, tuvo que acogerse a su reorganización bajo los términos de la Superintendencia de Sociedades. Aunque había sufrido problemas económicos desde finales del año pasado, la pandemia no hizo más que agravar la situación. El cierre de todas las salas de cine vinculadas a la empresa desde marzo supuso una pausa grave en los ingresos, por lo que se debió optar por otras alternativas como un autocine en Medellín.
De igual forma, las dificultades de tipo económico no solo llegaron a afectar a las empresas en sí, sino también a sus empleados. El paso de las salas de cine tradicionales a los autocines representó un cambio radical en los contratos y en las formas de trabajo de aquellos que se vincularon laboralmente con este tipo de empresas.
Respecto a esta situación, Munir Falah, presidente y CEO de Cine Colombia, se mostró preocupado por la situación y lo que ha tenido que enfrentar la empresa, y explicó lo que se hizo respecto a los contratos de sus empleados. “Nosotros los suspendimos a todos. Les estamos pagando el 50% de su salario y unos 250 empleados están trabajando, obviamente con un recorte salarial para todos los que están trabajando desde la administración, desde la presidencia hasta abajo”, dijo Falah.
A pesar de que la normativa ha comenzado a ser más flexible, la situación no parece mejorar. Las nuevas medidas tomadas por el gobierno colombiano en estos últimos meses permitieron la paulatina reapertura de las salas de cine del país, pero las mismas empresas de distribución de cine no se acogieron a las medidas. Solo salas de cine de carácter público como la Cinemateca Distrital han podido abrir sus puertas.
La apertura ha llevado a que el Ministerio de Salud imponga reglas a seguir en cada una de las salas de cine que decidan reabrirse en el país. Entre los lineamientos de bioseguridad que deben seguir las empresas exhibidoras de cine están dejar dos sillas entre los espectadores y una fila de sillas de por medio, así como un aforo que no supere el 50% de la sala. Además de esto se debe facilitar la boletería vía online. Estas nuevas medidas a tomar son el primer paso para rehabilitar esta industria del entretenimiento y tratar de aplacar la crisis económica de mitad de año.
Juanita Perez Jimenez, Juan Pablo Arcos Herazo, & Paula Barbosa