Por: Guadalupe Hernández, Sara Pineda y Sebastián López
Cuando se pretende construir un rascacielos con viviendas, hotel, comercio y oficinas debe tenerse en cuenta al menos cinco principios: seguridad de las personas, ofrecer calidad de vida a los habitantes, lo cual significa que tengan espacios que permitan desarrollarse en el aspecto físico y espiritual. Seguridad jurídica, es decir, que se promueva el principio de legalidad y jerarquía de las normas, con arreglo a la constitución y el derecho. Considerar el interés colectivo por encima del interés personal, y finalmente un diseño universal, es decir, que sea suficiente para un basto número de personas.
Hoy en día, el BD Bacatá presenta una serie de problemas que hacen que sus habitantes no puedan vivir tranquilamente. En primer lugar, el edificio no cuenta con un sistema de prevención de incendios, ni con contadores de energía en los apartamentos, así pues, los habitantes del edificio se sirven de la planta de energía que utiliza la constructora para terminar los acabados.
Por estos motivos, la asociación de inversionistas y propietarios del Bacatá han decidido investigar si se cumplieron todos los requisitos para que la fiduciaria aceptara el paso de la fase constructiva, a la de entrega de apartamentos y áreas comunes.“Ya pasamos un derecho de petición a la fiduciaria pidiendo esa información porque queremos constatar que se actuó en debida forma, con la debida diligencia, para asegurar que a mí como inversionista no me fueran a entregar mi apartamento sin cumplir los requisitos mínimos de las áreas comunes del edificio”, comenta una de las afectadas.
El centro de Bogotá conserva parcialmente la historia de la ciudad entre sus calles y varias de las estructuras que se alzan sobre esta zona son bastante antiguas. En una entrevista que dió el director del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC), Mauricio Uribe, al medio de comunicación Portafolio, acerca de los planes a futuro para la capital, aseguró que “hay que lograr un equilibrio entre conservación y desarrollo para el centro de la ciudad”, Sin embargo, los gestores del proyecto BD Bacatá no tuvieron en cuenta estos aspectos al momento de traer su ambiciosa idea. Pues las tuberías y acueductos no han sido renovadas desde su construcción, según el arquitecto Salazar. Sin embargo este es la menor de las preocupaciones para los inversionistas.
La mayor inquietud de los habitantes del Bacatá y de los propietarios que tienen apartamentos en arriendo es que la energía eléctrica, al igual que la presión del agua, no está debidamente regulada lo que hace que el edificio tenga un riesgo latente de incendio. Riesgo que no se podría atender oportunamente debido a que los apartamentos y locales fueron entregados sin cumplir con estos requerimientos.
Según los miembros de la asociación de propietarios e inversionistas entrevistados, otro de los inconvenientes del edificio, es que comúnmente se cortan los servicios básicos de agua y energía durante fines de semana enteros. Muchas veces los ascensores sufren fallas haciendo que funcione sólo uno de los cuatro con los que cuenta, o en varias ocasiones, que no funcione ninguno, provocando así que los que están disponibles sean habilitados para las labores de construcción.
Debido a la insuficiencia financiera, la cual se explica detalladamente en la sección sobre problemas financieros, el edificio tiene problemas con su manutención. Según las voces de los afectados consultados, la seguridad dentro del edificio se ha convertido en un problema para los residentes e inversionistas, ya que es de precario servicio. “Al ingresar al edificio a usted no le preguntan para dónde va, ni le piden documento y en las noches, la única seguridad son unos arrumes de algunas vallas en la entrada” afirma Alicia Buitrago. En otras ocasiones, explican los afectados, se roban cosas de los baños e incluso cualquier persona puede entrar, del mismo modo en que entró Yesel Mauricio Gaitán, el joven de 23 años que se suicidó en agosto de este año, quien ingresó al edificio sin ningún tipo de identificación.
Teniendo en cuenta que es un edificio de viviendas, este cuenta con una administración encargada, entre otras funciones, de costos, seguridad y funcionamiento de los ascensores. La administración de un edificio de propiedad horizontal, una en la que se divide los bienes privados y comunes, es elegida por la asamblea general de propietarios. Sin embargo, tras tres años de entrega de apartamentos, en el Bacatá aún no se ha conformado la primer asamblea de propietarios, por lo que la administración se encuentra a cargo de la constructora y según explica Lino Rojas: “han estado teniendo dificultades económicas para poder cumplir con los niveles de seguridad y vigilancia necesarios. Además que los sistemas de control de acceso no están terminados de implementar”.