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Construcción

Por: Guadalupe Hernández, Sara Pineda y Sebastián López

Alicia Buitrago es una mujer de 70 años que en el 2009 invirtió, junto a sus dos hijos, los ahorros que venía acumulando toda su vida en la gran obra arquitectónica que se alzaría años más tarde en el centro de Bogotá. Su sueño era ubicarse en el centro histórico y vivir cerca a la boutique de la que es dueña, en la carrera octava con calle 15. Para lograr reunir los 265 millones de pesos que costaba el apartamento de dos alcobas en el Bacatá, vendió la casa en la que vivía y se pasó a pagar un arriendo junto a su esposo, mientras terminaba la construcción.

El sueño de contar con las escrituras de este apartamento se hizo realidad hasta el año 2016, Alicia explica que en ese momento “de la emoción de ver el apartamento terminado nos confiamos y recibimos las escrituras sin revisar”. Al regresar a la propiedad, ubicada en el noveno piso del edificio, para verificar más detalladamente sus acabados, se dieron cuenta, entre muchos otros problemas, que las puertas de las habitaciones no encajaban en los marcos, el desagüe del balcón no funcionaba, y el espacio donde se ubicaba la lavadora era demasiado pequeño. vallis quam.

Semanas después de estar viviendo allí, los problemas se fueron incrementando debido a que la presión del agua no estaba regulada, y en tres ocasiones las llaves de los lavamanos estallaron e inundaron el apartamento. “Cuando yo llegué al apartamento ese día, el agua me daba a mitad de pierna”, dice Alicia. Para sacar toda el agua del apartamento, tuvieron que utilizar baldes, ya que el único desagüe que había, no funcionaba.


Además de Alicia, hoy en día hay más de 500 personas afectadas que siguen a la espera de que el proyecto llegue a feliz término para no perder toda su inversión. En un principio el BD Bacatá se les presentó como la inversión inmobiliaria más visionaria de Colombia, incluso de América Latina. Se proponía como una construcción que daría una mejor imagen al centro de la ciudad y donde se podría encontrar todo en un sólo lugar. Este edificio se planteó como un complejo arquitectónico formado por dos torres, una de 58 y otra de 67 pisos que tendrían cuatro usos diferentes: apartamentos, oficinas, centro comercial y hotel.

Hoy en día, según el diario La República, el Bacatá cuenta con un avance del 94% pero continúa con varias zonas en obra gris. Ante las problemáticas y la falta de comunicación por parte de la empresa promotora del proyecto hacia los inversionistas, Yaneth Pinilla, hija de Alicia Buitrago, decidió unirse junto con otros afectados para crear la Asociación de Propietarios e Inversionistas Bacatá, y así empezar a investigar qué había sucedido con el proyecto. De forma colectiva, le exigen respuestas a las entidades encargadas de administrar su dinero y a los ejecutores del proyecto.

El edificio Bacatá llegó a Colombia gracias a la gestión de Bogotá Downtown Promotores Colombia SAS y a la firma española de diseño y arquitectura Alonso Balaguer Asociados. De acuerdo con su perfil en Linkedin, BD Promotores es una empresa encargada del desarrollo integral de proyectos inmobiliarios innovadores que cuenta con más de 20 años de trayectoria, y siete años de presencia en Colombia. La firma española, de acuerdo a su página web, fue fundada en 1978 por Luis Alonso y Sergio Balaguer, dos hermanos arquitectos que han diseñado más de 100 construcciones, la mayoría de estas en América Latina y España.

El lugar donde se alzó el edificio era anteriormente el reconocido Hotel Bacatá, según el diario El Tiempo, fue construido en 1968, contaba con 207 habitaciones, y en su época de auge durante los años setenta y ochenta artistas como Celia Cruz y Miguel Bosé tuvieron la oportunidad de hospedarse allí.

Trabajo realizado por: Sebastián López, Guadalupe Hernández y Sara Pineda Peña