Daniela Hurtado es una estudiante de ingeniería ambiental que realiza su tesis en Sutatausa. Para su estudio necesitaba practicar senderismo en los farallones, pues su trabajo es sobre ecoturismo. En el recorrido tuvo dificultades debido a que ella no sabía cuál camino tomar. Había intersecciones que, en vez de llevarla hacia los farallones, la dirigían a propiedades privadas, otras veredas y bosques desconocidos, además, no vio policías ni puestos de control.
Esta experiencia también la han vivido otros turistas que, por falta de información disponible, han llegado a la región sin planes turísticos. Entre el 2011 y 2018, aproximadamente 13.000 turistas fueron a Sutatausa anualmente según la dirección de turismo del Municipio. No se tienen cifras exactas que aseguren quiénes visitaron los farallones con planes de entidades privadas, quiénes con planes de la Alcaldía y quiénes fueron por cuenta propia.
Mary Luz Sierra, directora de turismo del Municipio, afirma que se está incentivando el ecoturismo en Sutatausa y en los farallones, los cuales están ubicados a 12 kilómetros al suroriente del municipio. Estos incentivos tienen el fin de articular los negocios y los emprendimientos de los sutatausanos en el programa general de ecoturismo del pueblo. Por un lado, se está socializando las normas de seguridad y calidad para los tenderos de restaurantes, hoteles y lugares icónicos. Por otro lado, la administración está ofreciendo el servicio guía para los visitantes que planeen ir hasta los farallones.
A pesar de los intentos de la Alcaldía, los habitantes de Sutatausa están inconformes con la oferta de actividades del municipio. “Los turistas traen su comida, contratan agencias de turismo y de esos gastos, nada queda para el pueblo. Toda la gente viene y sigue derecho. Suben a los farallones y en nosotros no hay inversión”, afirma Yamile Fernández dueña de una panadería del municipio. Además, cuenta que no están familiarizados con las normas de seguridad y calidad que la Alcaldía dice difundir.
Los sutatausanos también alegan la falta de infraestructura en el tramo hacia los farallones. Rafael Herrera, habitante y comerciante de Sutatausa, cuenta que, “las personas suben a los farallones y caminan por donde quieren. Muchos se pierden porque no hay señalizaciones y hay bastantes caminos que se pueden tomar. Muchas veces pasa que han entrado en terrenos privados y suceden accidentes con los perros guardianes”.
La inseguridad también se ha presentado en el camino a los farallones. Debido a la falta de señalización y al desconocimiento de las normas, se han dado casos de robo y secuestro. Según la Alcaldía, en los últimos cuatro años ocurrieron cinco casos de secuestro simple, es decir que las víctimas eran privadas de su libertad mientras los asaltaban. Según la patrullera de la Estación de Policía del municipio, Jenny Pérez, la Policía empezó a realizar controles de seguridad alrededor de los farallones. “Tres veces al día un grupo de patrulleros va y recorre la zona y si los turistas informan que van a realizar la caminata, se ofrece el acompañamiento gratuito”.
En cuanto a los problemas ambientales, los habitantes afirman que, debido a los turistas, en los farallones se ha aumentado los desechos pues se encuentra basura por los senderos, algo que según los habitantes no era común que sucediera. “No nos gustaría que sigan con el ecoturismo porque la gente no cuida. Tendrían que construir puestos de control, tiendas y más edificaciones que, con su sola construcción, ya le están haciendo daño a la naturaleza.” dice Lucía, habitante y dueña de un mercado de víveres en el pueblo.
Albeiro Noreña Ocampo, docente, consultor y asesor turístico afirma que el desacuerdo entre alcaldías y comunidades se da usualmente porque el Estado no involucra a los pobladores en los planes turísticos. “En Sutatausa pasa que la Alcaldía organiza planes para quienes vienen de zonas aledañas o de Bogotá, pero no se socializa el proyecto con la comunidad”, dice Noreña. Según el especialista, cualquier programa turístico debe tener en cuenta a la población porque ellos son administradores y beneficiarios.
Noreña afirma que involucrar a la población en los programas turísticos implica también contar con la guía de instituciones como el Sena. Lo anterior, para formar que la comunidad sea apta para administrar el turismo en su región. “Este acompañamiento debe perfilar e identificar quiénes atenderán los restaurantes y hoteles, y quienes serían los acompañantes y guías turísticos”. Así, el especialista dice que el turismo responsable debe proteger el patrimonio natural, cultural y social mediante la inclusión y formación de las comunidades que viven en escenarios turísticos.
A pesar de la inconformidad de los sutatausanos por el creciente aumento del turismo, la Alcaldía y algunas agencias de viajes independientes siguen desarrollado planes conforme a los gustos de los visitantes. A las quejas de la comunidad, la dirección de turismo responde que como es un plan jóven aún faltan varias cosas por implementar, pero que ya se está trabajando en mejorar los servicios para que sean beneficiados tanto los visitantes como el Municipio y sus habitantes.