Sumapaz
El Páramo del Sumapaz es considerado como el más grande del planeta con su extensión de más de 150.000 hectáreas. Presenta en su mayor parte características montañosas con diversas lagunas con agua de gran pureza y zonas aún inexploradas. En los años 70, se creó el Parque Nacional Natural Sumapaz, uno de los sitios de alta montaña más rico en géneros y especies de flora colombiana, poseedor de un gran número de organismos. Se encuentra ubicado en los departamentos de Cundinamarca, Huila y Meta, sobre la cordillera oriental.

Sumapaz está dividido en tres corregimientos: San Juan, Nazareth y Betania, veredas que están habitadas por campesinos, quienes se sustentan a través de actividades económicas como el cultivo de papa y la ganadería.

Sin embargo, la presencia del ser humano en el páramo se ha convertido en un problema que se agrava con el tiempo, pues las actividades han contribuido con el deterioro del páramo y el papel del gobierno nacional al momento de ofrecer alguna alternativa a los campesinos no ha sido exitoso. Aunque el páramo natural no ha sido habitado ni cultivado, San Juan y las otras veredas (en donde se toca una pequeña parte del páramo), la gente aún vive del cultivo y la ganadería.


Historia de Sumapaz
La historia del páramo más grande del mundo está enmarcada en las diferentes épocas de conflicto que ha vivido Colombia. Desde la segunda mitad del siglo XIX empezó la colonización de la región de Sumapaz, la cual desde sus inicios fue impulsada por la producción de papa, la expansión de ganadería y la explotación de los bosques.

Después de la colonización el territorio de Sumapaz se convirtió en el escenario de distintos conflictos entre colonos y arrendatarios. Debido a estos constantes problemas se conforma una organización campesina, dirigida por Erasmo Valencia, conocida como “Sociedad Agrícola de Colonia Sumapaz”, que buscaba igualdad para los campesinos. Sin embargo el nacimiento de esta sociedad no pudo disminuir los problemas de violencia, pues años después comenzaría la época de violencia bipartidista en el país, la cual tuvo fuertes consecuencias en los habitantes de Sumapaz.

Aunque Sumapaz ha sido históricamente un territorio de violencia y conflictos, los campesinos siempre han persistido en no perder sus tierras, ya que el cultivo y la ganadería son las actividades que sus antepasados les heredaron. Esta población no conoce otra actividad, los diversos conflictos que ha vivido el país y la falta de información por parte de las entidades oficiales no les han permitido encontrar otras alternativas.


Vida campesinos
La vida rural en Sumapaz se desarrolla en medio de los frailejones, ríos, neblina y prácticas agrícolas. Aunque son muchos los campesinos que han entrado en tensiones con el gobierno por la ganadería extensiva y cultivos en áreas protegidas, también han existido otros que al igual que Carlos Sosa han optado por prácticas amigables con el ambiente.

Desde hace dos años, el momento en que Carlos empezó a elaborar su propio abono, disminuir el número de reses y vender productos sin químicos; su vida tomó otro rumbo, pues accedió a información antes desconocida sobre la importancia del páramo, las implicaciones de explotar la tierra y el buen uso de los recursos naturales. Hoy en día, este campesino es la imagen de muchos otros que buscan ganarse la vida en la legalidad, pero que también saben las dificultades presentesen esa decisión, pues las alternativas son pocas y el Estado no brinda soluciones reales.

Actualmente, en el páramo más grande del mundo, los habitantes están en la mira de entidades como Parques Naturales y la CAR. Los campesinos manifiestan que no son ellos los que están generando el deterioro y por el contrario señalan que el verdadero problema radica en los militares. Sin embargo, más allá de esto, es claro que todavía hay explotación de la tierra y que campesinos como Carlos se juegan su hogar.

De acuerdo a José Gilberto Muñoz, ex alcalde de la localidad, el páramo se divide en tres corregimientos en los que históricamente se ha cultivado: Betania, Nazaret y San Juan. Cada uno de los espacios ocupa parte del páramo y produce verduras, hortalizas, hierbas medicinales, entre otros productos. Las tierras que hacen parte de la reserva del Parque Nacional Natural están protegidas por el Estado, pero siguen teniendo áreas en las que se siembra.


Daño ambiental
Cerca de 897 especies de flora y 400 de fauna tienen como hábitat el Páramo de Sumapaz. Entre las especies que se pueden encontrar están: laurel, yarumo, blanquillo, siete cueros, chigüiro, curí, venado de cola, tigre mariposo, tigrillo y zorro cangrejero.

Las actividades agropecuarias que se realizan en el Páramo de Sumapaz afectan los dos principales componentes del ecosistema: la biodiversidad y el agua. El cultivo, el pastoreo y la quema producen un deterioro en el suelo del lugar,lo que posteriormente se traduce en una afectación y disminución de la vida del ecosistema.

Los cultivos en el páramo causan el mayor impacto. Al adecuar el terreno para la siembra, los campesinos deben quemar el suelo para reducir su acidez y así poder cultivar. La quema no solo cambia la composición del suelo -impidiendo que las especies vegetales que necesitan de las condiciones naturales puedan volver a nacer- sino que también elimina la vegetación que ya se ha originado.

En la cría de ganado, el constante pisoteo de la vaca es la principal causa de la afectación. Por un lado, algunas especies que se encuentran en el suelo no resisten el pisoteo de la vaca y mueren. Es así, como el pastoreo transforma la diversidad, seleccionando especies que resistan a la actividad ganadera. Además, el pisoteo genera presión en el suelo afectando la capacidad de retención de agua. El ganado al ir pisando compacta las capas vegetales del suelo y le quita a este espacio poroso para acumular el agua. La pérdida de líquido causa un re-acomodamiento de la superficie y su vegetación, produciendo un cambio en las especies que conforman el suelo.


Normativa
El páramo de Sumapaz es uno de los recursos más importantes y envidiados que tiene el país, ya que son considerados como espacios únicos en el planeta (solo cinco países de América poseen páramos), se les conoce como una fábrica de agua, es por esto que existen normas con el fin de proteger y mantener su estado.

Considerando la importancia de contar con un organismo que se encargará de financiar y administrar el manejo de Parques Nacionales de Colombia, nace la Unidad Administrativa Especial denominada Parques Nacionales Naturales de Colombia. La cual se encarga de velar por el bienestar de las áreas protegidas del país. Esta entidad prohíbe que en áreas protegidas se realice cualquier tipo de actividad agropecuaria, minera, hidrocarburos, actividades hoteleras, entre otras.

Las normas que protegen los territorios de páramo se encuentran divididas: algunas aplican directamente a los territorios que son comprendidos como páramo, pero hay otros que se encuentran dentro de la categoría de parques naturales en donde las restricciones son diferentes por ese detalle.

En esta sección encontrará la entrevista a Carlos Lora, Jefe del parque Natural de Sumapaz, quien explicó en qué consiste esta diferenciación. Adicionalmente, encontrará una infografía en la que se explican las leyes y decretos que han aplicadoen el país para la protección de los páramos.

Alternativas
Las alternativas para quienes habitan en las veredas del Páramo de Sumapaz son pocas según ellos mismos. La presencia de entidades oficiales en el lugar es prácticamente nula y pese a que es un tema de preocupación pública, el contacto con los campesinos no es activo ni continuo. Algunos de ellos aseguran que es inexistente.

Como lo afirma Don Carlos Sosa, campesino de 70 años nacido y criado en estas veredas, “Eso sí ha sido un problema grande, lo del medio ambiente acá con las entidades, con el Estado ha sido un problema desde las colonias para acá, pues han querido sacar la gente de acá del páramo, porque no dan recursos, no dan para trabajar ni para nada entonces, han querido sacarnos, quitarnos el agua, todo eso ha sido una lucha constante con las entidades”. Carlos Sosa

En contraste con los testimonios campesinos, José Muñoz, ex alcalde de Sumapaz comenta “El Estado debería hacer una presencia diciéndoles: Señores, ustedes no toquen el páramo, nosotros les podemos ayudar. José Muñoz Cuando ustedes van y hablan con el campesino, él dice: ‘Si señor aquí han venido de la universidad no sé qué, del medio ambiente, de la secretaria de Ambiente, han venido de la CAR -que es la que rige los páramos a cierto nivel-, pero digamos todo se ha quedado en teoría, pero que le hayan traído a uno un programa directo y que le digan: “señor deje usted de cultivar la tierra que yo le voy a ayudar con esto’, no lo hay”. José Muñoz

De acuerdo con Carlos Lora, funcionario del programa de Parques Naturales de Colombia del Ministerio de Medio Ambiente, lo ideal sería buscar cómo relocalizar a la gente y generar acuerdos voluntarios para mejorar su calidad de vida.

Ante ello, Don Carlos responde que aunque es un tema problemático la reubicación, es más la falta de conciencia por parte de los entes gubernamentales que los visitan lo que no permite que se generen acuerdos con los campesinos. “No hace mucho salió un proyecto que decían que por allá en Bogotá no sé en qué parte, tenían un poco de casas para llevarnos y que desocupáramos, pero nosotros no vamos a hacer eso, porque a nosotros nos ha costado mucho trabajo estas tierras, tener lo que tenemos y nosotros reconocemos mucho de que no somos nosotros los campesinos los que estamos dañando el Páramo ni lo estamos destruyendo, los montes ni nada de eso sino ha sido el ejército”. Carlos Sosa