Jorge Velásquez y su familia han vivido durante 30 años en el barrio Teusaquillo. Hasta hace seis años habitaban en una casa de conservación arquitectónica en la cual también tenían su propio negocio. En el año 2017, tras la decisión de cerrar su ferretería, Jorge y su familia vendieron su casa a la constructora de edificios Mileto, quienes, según ellos, para este año contaban con un permiso de la Alcaldía que les permitía construir un edificio de más de ocho pisos.
Este permiso hacia parte del decreto 562 de 2014, expedido por la Alcaldía de Gustavo Petro y Gerardo Ardila, secretario Distrital de Planeación de ese momento. Este documento permitía construir edificios altos, en ciertas zonas, para que Bogotá tuviera una transformación arquitectónica y urbana. Sin embargo, en la alcaldía de Enrique Peñalosa este decreto fue anulado, ya que varios ciudadanos no estaban de acuerdo con la construcción de estos edificios, al igual que algunas fuerzas políticas.
Cuando la constructora Mileto, le compró el terreno al señor Jorge, necesitaba un permiso especial de la Alcaldía para poder construir edificios altos. Lo logró mediante el decreto 1781 de 2021, el cual habla sobre dar unas licencias urbanísticas y de construcción con el objetivo de poder edificar. De esta forma ya no había una prohibición y, a pesar del inconformismo de los vecinos, se hicieron los apartamentos.
Teusaquillo, el barrio en el que planeaban construir una edificación de 19 pisos, no tenía hasta ese momento una de más de 8, no solo por norma arquitectónica sino también por gusto propio de la misma comunidad local, quienes amaban vivir en un lugar lleno de casas antiguas que parecían sacadas de películas, es decir, de casas viejas. Un sector que incluso siendo estrato 4 en la capital del país, pagaba servicios de estrato 1 por la conservación y estructura de las casas, pues las tuberías del acueducto y los sistemas de electricidad no han sido adaptados ni renovados de ninguna manera. Esto debido a que estos procedimientos son complejos, o en últimas, resultan deteriorando otros espacios como las paredes, los techos o las baldosas.
La construcción de este edifico sobre la calle 34 provocó diferentes incomodidades para los vecinos de la nueva obra. La mayoría de los residentes se quejaban de ver cómo el barrio en el que había vivido toda su vida estaba cambiando gradualmente su estructura, y su manera de vivir. Donde algunas de las viviendas aledañas se vieron afectadas por la nueva construcción.
“Había grietas en las paredes y la pintura de la casa se caía. El suelo, al ser viejo, mantenía una vibración constante porque la infraestructura de casas como la mía no está diseñada para este tipo de actividades”. Según Vilma Consuelo Cortés, peluquera y vecina de la casa de Jorge. Igualmente, ella menciona que muchos de sus clientes dejaron de sentirse cómodos en su peluquería debido al ruido de la construcción que, al ser de tal magnitud, tardó casi año y medio en terminarse.
Este era solo el comienzo de lo que sería el nuevo Teusaquillo. Otras empresas empezaron a construir nuevos edificios que remplazaron viejas casas con fachadas de lo que alguna vez se llamó “el barrio de las casas más prestigiosas de Bogotá”. Al desaparecer estas estructuras, no solo se iban hogares, también se iban negocios de años que para los vecinos eran sitios recurrentes y cotidianos.
Según los testimonios de algunos habitantes del barrio, la nueva arquitectura también tuvo un efecto directo en la parte social y cultural, y que, en parte, esa es quizá la razón más fuerte por la que la comunidad no ha aceptado del todo la modernización del lugar en el que viven. Para Jorge, incluso, se había convertido en una decisión radical, pues al vender su negocio para iniciar un emprendimiento virtual muchos de sus vecinos afectados no apoyaban su nuevo trabajo al no tener un punto de encuentro como era antes su ferretería.
Teusaquillo es clave para entender la arquitectura de Bogotá, pues es una de las zonas más reconocidas e importantes de la capital. Según la Alcaldía de la localidad, este fue uno de los barrios que marcó pauta para el urbanismo, es decir, para la planeación de la ciudad y el comportamiento de quienes la conforman. Desde 1927 fue además el sector residencial más elegante que adaptó un concepto de construcción en torno a espacios abiertos con estructuras arborizadas, antejardines y patios. Casas con esquemas coloniales que todavía cuentan las historias de lo que alguna vez fue el hogar de la clase alta del país. El barrio ocupa las manzanas entre las calles 32 y 37 y la Avenida Caracas y la carrera 19.
Al preguntarle en un derecho de petición al Instituto Distrital de Patrimonio Cultural acerca de los términos en los que se puede construir un edificio sobre el predio de una casa de patrimonio en el barrio Teusaquillo, la entidad contestó que “el barrio Teusaquillo está declarado como bien de interés cultural del grupo urbano del ámbito distrital, o sector de interés urbanístico con desarrollo individual. Por lo tanto, cualquier tipo de obra, en todos los inmuebles del sector, requiere la autorización del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural y debe atender las normas urbanísticas establecidas en el Plan de Ordenamiento Territorial, Decreto 555 de 2021.”
Además, El Plan de Ordenamiento Territorial le asigna al barrio Teusaquillo la categoría de Sector de Interés Urbanístico, teniendo en cuenta su declaratoria como bien de interés cultural del grupo urbano, y así mismo, asigna niveles de intervención a cada uno de los predios que hacen parte. Esto según las características físicas y los valores históricos, estéticos y simbólicos de cada uno de ellos. (Puede consultar esto en el Decreto 555 del 2021).
Con el paso del tiempo, las nuevas intervenciones han hecho de Teusaquillo un barrio lleno de oficinas y residencias universitarias, pues la mayoría de las casas de conservación no cuentan con el permiso de demolición hasta que su estado esté totalmente deplorable. Esto último también ha sido una buena razón para rentar estas casas, pues los servicios son económicos y los gastos de intervención, al ser poco permitidos, son prácticamente nulos.
Vilma Consuelo Cortés es precisamente el mejor ejemplo de esto. Es dueña de su casa de conversación hace 20 años y debido a su estructura amplia no solo tiene su propia peluquería, también tiene rentado 4 habitaciones de la casa. Dos de ellas son prácticamente aparta estudios, pues cuentan con su propio baño y cocina.
Vilma afirma que aun cuando tener esta casa le ha servido de sustento, se ha convertido también en un terreno muerto, pues ya nadie quiere rentarle su casa completamente y en el mejor de los casos, solo quieren comprarla para iniciar la construcción de un edifico. Al igual que ella, muchos de sus vecinos se niegan a vender sus propiedades, solo para no dejar en el olvido el barrio que han conocido toda la vida. Además de que vivir en su casa ya no es tan cómodo para ella desde que los nuevos edificios se han vuelto paisaje, al igual que el polvo y el ruido constante de las construcciones.
Uno de los inconvenientes por los que pasan las casas de patrimonio es la falta de políticas de intervención. Donde al Estado según el arquitecto Jaime Salcedo, en el texto Arquitecturas incomodas, le falta comprender lo patrimonial en relación con lo urbano y las dinámicas propias en las que convive la ciudad.
Normalmente, la demolición de las casas patrimonio se produce cuando ya no es rentable mantener el uso original en un edificio por cuanto el terreno que ocupa, por su localización, por el aumentado de valor y él incrementó que pueden generar terceros para demolerlo y hacer un uso más provechoso. De estos se han aprovechado las grandes constructoras de la ciudad, donde con tal de construir en barrios como Teusaquillo, deciden comprar estas casas para luego abandonarlas y que con el tiempo la única opción posible sea demoler la casa y construir en ella lo que más les convenga.
Según Juan Gabriel Mejía, arquitecto de la Constructora de Casas de Interés Social de Bogotá, las políticas de conservación urbanística se reglamentan de acuerdo con la finalidad del tratamiento, se dividen en tres categorías mediante los decretos 736 de 1993 y 1210 de 1997, en las que se afirma:
1a. Conservación Estricta: Rige para todas aquellas edificaciones que conservan intactas sus características de estilo, volumetría, ocupación y tratamiento de materiales. Dichas edificaciones constituyen documentos representativos del desarrollo urbano o de una determinada época de la ciudad y aportan formas valiosas de arquitectura para la consolidación de la identidad urbana, motivos por los que no se permiten demoliciones totales de las mismas.
2a. Conservación de Transición: Rige para todos los predios cuyas edificaciones no tienen valores especiales o se encuentran sin edificar dentro de una urbanización, los cuales requieren para su desarrollo normas específicas que mantengan inalteradas las relaciones volumétricas originales de la urbanización o las predominantes de un sector determinado. En esta categoría se permite la demolición de las edificaciones existentes, para ser reedificadas con sujeción a las normas del presente Decreto, a excepción de aquellos sometidos al tratamiento de conservación arquitectónica.
3a. Continuidad de Norma: Es la categoría orientada a mantener las normas originales que generan desarrollos homogéneos en cuanto a usos, volumetría y espacio público. Cumplen una adecuada función dentro de la estructura urbana, garantizando la consolidación en el tiempo de las diferentes áreas de la ciudad.
Estas políticas de conservación tienen como objetivo, mediante la adopción de normas específicas, regular adecuadamente el desenvolvimiento de las actividades urbanas, de las áreas que poseen valores urbanísticos, arquitectónicos, ambientales y de identidad urbana. La idea es garantizar la permanencia y recuperación de dichos valores, en edificaciones o zonas o conjuntos de edificios y su entorno.
Manuela María Vargas hace parte de la Junta de Acción Comunal de Teusaquillo. Con 56 años se ha encargado de escuchar a sus vecinos e incluso tiene una cuenta en Instagram en la que recibe quejas y sugerencias del barrio. Por mucho tiempo, ella ha pensado que este debe ser un barrio “solo de casas” y afirma que es un problema colectivo respecto a la estética del sector, que siempre se ha caracterizado como un barrio con mayor diversidad de patrimonio arquitectónico.
Incluso, se han convocado plantones por parte de la comunidad con el objetivo de demostrar su inconformismo, pero esto no ha sido escuchado. Ellos afirman que su calidad de vida se ha visto afectada y que los espacios que solían habitar son cada vez más difíciles de encontrar. En el año 2021 se presentó una demanda al Distrito por no proteger y descuidar el patrimonio cultural de Teusaquillo.
La Personería de Bogotá radicó una acción popular, en donde se exige que detengan la destrucción del patrimonio arquitectónico y cultural de Teusaquillo. La petición fue admitida por el Juzgado 35 Administrativo del Circuito de Bogotá y fue en contra de la Alcaldía Local de Teusaquillo, Alcaldía Mayor de Bogotá, Instituto Distrital de Patrimonio Cultural y las secretarías de Planeación, Movilidad, y Cultura, Recreación y Deporte. Sin embargo, no hay mayor registro de respuesta por parte de estas entidades respecto a este caso.
Jorge Cuervo, vecino aledaño de Jorge Velásquez, recuerda para un reportaje audiovisual encontrado en el repositorio de la Alcaldía de Teusaquillo, que la estructura del barrio como tal la componían casas demasiado grandes, máximo una cuadra, podía haber hasta tres o cuatro casas por su tamaño, pues ocupaban un área bastante grande. Una característica importante de las casas es que no eran de más de dos pisos, y solo algunas eran de tres pisos. Los cuartos eran muy amplios, al igual que las salas y cocinas. Además, que algo que resalta Cuervo son las tinas de gran espacio que contenían los baños.
Varias personas se han quejado de la situación en las redes sociales, especialmente en Twitter. Se han hecho varias manifestaciones para preservar el patrimonio cultural de Teusaquillo. Por ejemplo, Asovec, grupo conformado por vecinos de Teusaquillo, se encarga de defender el uso del suelo residencial de los barrios y han convocado a varias marchas y plantones en contra del POT.
Los vecinos siguen molestos por las construcciones que se han hecho en varios sectores del barrio. Como lo comenta la señora Vilma, peluquera del sector, y Manuela Vargas, quien hace parte de la Junta de Acción Comunal, la vida les empezó a cambiar de forma drástica. Además, desde que el señor Jorge Velásquez decidió vender su casa a la constructora Mileto, que construyó un edificio. Varias empresas buscan terrenos para sacarle provecho a estos inmuebles sin importar las consecuencias. La comunidad del barrio Teusaquillo ha realizado plantones y marchas para manifestarse, pero en ningún momento han sido escuchados.