Veronica es una mujer de 30 años, vive con su hijo, su nuera y sus gatos, se dedicaba a hacer manicure a domicilio; un trabajo que le permitía mantenerse junto a su familia. Pero con el golpe que le dio la pandemia al comercio, la economía y el mundo laboral en general, tuvo que reinventarse, dejó de lado los esmaltes y las limas y ahora sale día tras día a las calles del sector de Hayuelos, al occidente de Bogotá se parquea en un camioneta Nissan Pathfinder blanca, y con el baúl abierto lleno de cubetas de huevos promociona su producto a los transeúntes que pasan por el barrio.
Desde que se decretó la cuarentena preventiva a nivel nacional para evitar los contagios masivos por la pandemia del covid-19, el comercio y la economía se vieron bastante afectados. Pequeños empresarios como Veronica, que trabajaban como independientes, en restaurantes, peluquerías o locales tuvieron que dejar de hacerlo temporal o definitivamente. Según el DANE, para julio del 2020 el desempleo en Bogotá es del 25.1% y la población ocupada informalmente del 39,8%.
Para el Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, la pandemia tuvo un impacto importante en las cifras de empleo y desempleo, en especial en el aumento de la tasa de informalidad, ya que, según este Observatorio en el país un 50% de la población trabaja bajo esta modalidad. Como Veronica, muchas personas que tienen algún grado de estabilidad recurrieron a la venta en sus carros, y que de alguna manera si bien les ha afectado el desempleo por la pandemia son menos vulnerables a aquellos que siempre se han encontrado en la informalidad.
“No fue nada fácil, la gente tiene desconfianza y las medidas de higiene siempre las mantenía”, explica Veronica con cierta tristeza en sus ojos, quien tuvo que vender pulpas de fruta, ropa y hasta almuerzos por encargo. Hasta que en su camino se cruzó David Vargas, un joven que trabajaba en el sector financiero, pero emprendió con la venta de huevos, negocio con el que actualmente ayuda a tres familias, una de ellas, la de Veronica.
Andrés García-Suaza, investigador del Observatorio Laboral, cuenta que en un primer momento en el mes de marzo recién se cerró en su totalidad el sector económico del país, se dieron cuenta que más de la mitad de empleos se verían afectados, debido a que no contaban con las condiciones para adaptarse al teletrabajo o porque pertenecen al sector informal. y así dos meses después en comparación con los datos del DANE, la tasa de desempleo subió un punto con relación al año 2019.
“Dos meses después en los reportes del DANE vemos reflejado que la tasa de desempleo aumenta de manera importante, incluso más que en otros paises de la región, la tasa de desempleo en Colombia se duplicó, de hecho alcanzando cifras históricas que nunca se vieron en la historia en los últimos 30 0 40 años”, afirma García.
Son muchos los casos de personas que han tenido que dejar de lado su ocupación habitual y reinventarse para no dejarse vencer por el impacto del coronavirus. Juan Pablo Galindo, es un padre de familia que conducía taxi, trabajo que tuvo que abandonar por la baja demanda, para junto a su esposa, comenzar a vender fruta en una camioneta.
“Al comienzo empezamos a vender en la calle y pues es bastante difícil porque nosotros nunca habíamos trabajado así en la calle, o por decir de vendedores ambulantes”, asegura Juan Pablo, aunque dice que hoy en día ya tienen bastantes clientes y la fruta que compran la llevan a sus compradores fijos.
Su esposa, Claudia Martínez explica que aunque llevaba casi 13 años trabajando en una empresa de ventas, por la pandemia le cancelaron el contrato “me quedé sin trabajo, mi esposo se quedó sin trabajo, entonces decidimos trabajar vendiendo fruta en una camioneta que era de mi suegro. Nosotros salimos a vender a la calle en nuestra camioneta nuestra fruta, al comienzo para mí fue difícil porque siempre estaba acostumbrado a vender soy vendedora pero vender en un punto de venta y no en la calle, fue difícil pero aprendí a hacerlo por amor a mis hijos y a mi esposo para tener una entradita de dinero”
Para Garcia personas como Veronica y Juan Pablo quienes venden en sus carros, en las estadísticas de empleo pasaron de la formalidad a la informalidad, siendo así que la informalidad en el país por la crisis económica ha aumentado. Aunque es incierto el futuro de esta población es muy posible que muchos no puedan volver a las mismas condiciones de antes.
La proyección que ha visto Garcia junto a su equipo es que buena parte de las personas de las grandes ciudades quedaron en el desempleo y deben buscar alternativas de empleo. “No hay una recuperación acelerada, no hay un aumento de demanda de ofertas de empleo y por lo tanto, deben buscar alternativas y una alternativa de ‘bajo costo’ es la informalidad”, dice el experto.
Es así como Veronica, de pie frente a una de las camionetas de David junto a las bandejas de huevos espera en una esquina la llegada de sus clientes. El punto donde se ubica Veronica es bastante estratégico. A las afueras del mini centro comercial ‘Treboli’ promociona este alimento, aunque el punto de venta también le ha causado muchos problemas, pues según ella muchas veces las personas de los supermercados y fruvers que se encuentran dentro del centro comercial se hacen pasar por ciudadanos del vecindario y se quejan de las ventas ambulantes.
Adicionalmente, la Policía muchas veces llega a su puesto y le pide que se retire del lugar por las quejas de la gente, lo que Veronica soluciona dando una vuelta por el sector más o menos unos 20 minutos en la camioneta y vuelve a estacionarse en el mismo lugar. Veronica es consciente de que la policía debe cumplir con su trabajo, sin embargo ella necesita el rebusque vendiendo sus huevos.
Al respecto, el patrullero del CAI de Hayuelos, Nestor Aguirre explica que tanto en la Constitución como en el Código de Policía los derechos del ciudadano terminan cuando se afecta los de otra persona. Es por eso que en el espacio público esta entidad debe velar por el bienestar de la comunidad.
Mediante la Resolución 0918 del 26 de agosto del 2020 el Distrito busca garantizar que los vendedores informales ejercerán su actividad económica desde el día miércoles hasta el día domingo, en el horario de 5:00 a.m. a 9:00 p.m. Los vendedores que no cumplan con estos horarios ni con las medidas de bioseguridad podrán ser sancionados por las Alcaldías Locales y la policía les puede decomisar sus productos.
Este patrullero pone ejemplos de vendedores ambulantes que se ubican en la misma calle en donde se encuentra el CAI. Un señor que vende quesos, yogures y demás productos lácteos y el cual los pone en un carrito al aire libre en medio de un calor de mediodía. Para el patrullero ese es el mejor ejemplo del porqué deben exigirles medidas de cuidado, ya que estos productos serán consumidos por la ciudadanía y deben contar con todas las garantías posibles.
Para el ingeniero mecánico Camilo Contreras quien trabaja en el área de supervisión de procesos de alimentos para varias aerolíneas la calidad de los alimentos, se puede ver afectada en la venta ambulante, debido a que estos no cumplen con las medidas de sanidad e higiene que exige la ley.
“En la venta ambulante podemos ver que hay muchas complicaciones a nivel de nuestra salud porque el material particulado que está en el ambiente tiene muchos virus para los alimentos. Una de las más constantes bacterias que nos afectan y se encuentran ahí es la salmonella, la cual genera síntomas como diarrea, vómito y si no se controlan pueden agravarse”, señala el ingeniero.
Para Contreras en la venta ambulante se suele minimizar procesos de calidad de los productos “cuando una persona decide empezar un emprendimiento ambulante suele comprar alimentos de bajo costo que no son de buena calidad y reduce procedimientos y procesos de transformación de los alimentos, los cuales deben cumplir unas normas de salubridad, para no poner en riesgo la salud de sus clientes”
Para los vendedores ambulantes es necesario brindar los productos que tienen al alcance porque con la crisis económica sus trabajos habituales ya no les dan los recursos suficientes para subsistir, a pesar de ser conscientes de que no cuentan con todas las medidas higiénicas y de salubridad que deben tener, buscan tener protocolos de seguridad y limpieza de los alimentos aunque sean mínimos.
La crisis económica que ha dejado el coronavirus a su paso por el territorio colombiano ha cobrado la estabilidad y calidad de vida que tenían personas como Veronica y Juan Pablo. Sin embargo es momento para reflexionar sobre la importancia de buscar alternativas en estas épocas de crisis, estar al tanto del comportamiento del virus y las medidas que tanto el gobierno distrital como nacional tomarán para frenar la propagación del virus y sus consecuencias a nivel económico.