Bogotá se prepara para implementar un sistema de drenaje sostenible pensando en el medio ambiente. La Universidad de los Andes realizó la primera prueba piloto en la ciudad.
Entre el 2015 y el 2017 se desarrolló en la capital el proyecto SUDS (Sistema Urbano de Drenaje Sostenible), liderado por la Universidad de los Andes. La investigación, que pretendía encontrar alternativas para el uso de aguas lluvias dentro del sistema de drenaje convencional, fue pensado por el Acueducto de Bogotá junto a la Secretaría de Ambiente. Las entidades contactaron al Centro de Investigación de Ingeniería Ambiental de la universidad, para que estudiarán las posibilidades de implementar estructuras sostenibles con tres objetivos principales.
El primer propósito, según Martha Molina; de la Sub-dirección de Urbanismo de la Secretaría de Ambiente, es mejorar la calidad del agua escorrentía -lluvia que circula sobre el suelo hasta llegar a las alcantarillas- para que no desemboque con alto grado de contaminación en las vertientes hidrográficas, como ríos y quebradas. El segundo consiste en evitar la acumulación del agua en el sistema de alcantarillado tradicional que, al colapsar, provoca inundaciones. Y el tercer objetivo es cambiar el tratamiento de la escorrentía, para que pueda utilizarse en el mantenimiento de la vegetación urbana.
“Hace varias décadas se pensaba que esa agua de escorrentías no generaba problemas de contaminación. Pero, esa agua lava las superficies de la ciudad, que son altamente contaminadas, y afectan el ecosistema”, asegura Juan Pablo Rodríguez, ingeniero ambiental y director del grupo de investigación de la Universidad de los Andes. En el caso de Bogotá, esta agua drena por las tuberías del sistema tradicional sin ningún tratamiento y desemboca en quebradas, ríos y humedales, que se siguen contaminando. La calidad del agua de las 800 hectáreas de estas fuentes fluviales, ubicadas dentro del perímetro urbano, es precaria.
El sistema de alcantarillado está conformado por dos tuberías, una que transporta el agua lluvia y otra, los residuos. Los principales ecosistemas de Bogotá, cuatro ríos (Fucha, Salitre, Torca y Tunjuelo) y 14 humedales, se encuentran en condiciones críticas como consecuencia del manejo erróneo de la red de tuberías.“Desafortunadamente, existen muchísimas conexiones cerradas, porque las personas cuando remodelan sus casas o cuando hacen nuevas urbanizaciones se conectan a cualquier tubo”, explica Molina. Si esto sucede, los desechos se mezclan con el agua lluvia que termina en los vertientes.
Actualmente, el índice de calidad de agua (WQI por sus siglas en inglés) de estos ríos y humedales es pobre o regular en las cuencas alta, media y baja de cada uno, de acuerdo al registro establecido por la Secretaría Distrital de Ambiente. El indice de calidad varia, entre 0 y 40 es pobre, entre 40 y 60 es regular, y entre 60 y 95 es alto. En promedio, la mayor parte de las cuencas maneja un nivel que oscila entre los 40 a 60 puntos. A medida que el punto de monitoreo de los ríos esté más cerca a su nacimiento, ubicado hacia el oriente, la calidad del agua es mejor.
Actualmente, el índice de calidad de agua (WQI por sus siglas en inglés) de estos ríos y humedales es pobre o regular en las cuencas alta, media y baja de cada uno, de acuerdo al registro establecido por la Secretaría Distrital de Ambiente. El indice de calidad varia, entre 0 y 40 es pobre, entre 40 y 60 es regular, y entre 60 y 95 es alto. En promedio, la mayor parte de las cuencas maneja un nivel que oscila entre los 40 a 60 puntos. A medida que el punto de monitoreo de los ríos esté más cerca a su nacimiento, ubicado hacia el oriente, la calidad del agua es mejor.
Los Sistemas de Drenaje Sostenible proponen dinámicas de tratamiento desde la superficie, a partir de una serie de estructuras o trenes que retiene, infiltran, filtran y drenan el agua lluvia. Estos pueden ser privados o públicos de acuerdo a su implementación. Entre ellos se encuentran las cuencas secas de drenaje extendido, los alcorques inundables, los humedales artificiales, los pavimentos porosos, las cubiertas verdes y las zonas de bioretención, por nombrar algunos. Las cuencas secas, por ejemplo, funcionan como una cancha de pasto para uso público, que cuando llueve almacena el agua.“Que el agua esté detenida temporalmente permite realizar un tratamiento por sedimentación y retrasar la llegada de esa agua al sistema de alcantarillado”, explica Sara Jiménez, arquitecta e ingeniera del Centro de Investigaciones.
Los techos y cubiertas verdes en infraestructuras han sido uno de los tipos de trenes que más se ha popularizado en el mundo, pues no solo sirven para retener y drenar el agua naturalmente, sino que mejoran la calidad del aire en los centro urbanos. Estas son otras estructuras y sus funciones.
Este no es el primer caso de SUDS en el mundo, de hecho, Australia es considerado el principal impulsor y pionero de este sistema. Luego de una larga temporada de sequías, este país se planteó estrategias para obtener agua, racionarla y entender cómo el sistema de drenaje sostenible contribuye en esto. Otros países como Inglaterra y Estados Unidos se han comprometido con la idea de establecer un Sistema de Drenaje Sostenible para todo el territorio. 24 ciudades de Estados Unidos ya lo hacen y 27 en el Reino Unido.
Las ventajas de SUDS radican en categorías no solo ambientales, sino también sociales, inmobiliarias y de planeación urbana. Tratar el agua antes de su llegada a las vertientes hidrográfica disminuye los niveles de contaminación y la posibilidad de reutilizarla. Retener el agua lluvia en cuencas naturales mitiga islas de calor y disminuye el volumen que llega al alcantarillado, que a su vez evita las inundaciones y los posibles trancones en las vías públicas. Asimismo, para Mónica Giraldo, ingeniera e investigadora del proyecto, los trenes se convierten en una excusa para aumentar los espacios verdes de la ciudad y cambiar el paisaje urbano por uno más amigable.
Igualmente, hay un beneficio que no es evidente por el uso de estas estructuras verdes, y es la venta de los bienes inmuebles. Se ha visto en varios países donde luego de construir sistemas de drenaje urbano y mejorar la infraestructura verde de un barrio, empiezan a incrementar los precios de las viviendas. Esto ocurre porque las personas prefieren vivir en sitios donde el verde prevalece por encima del cemento, comenta Rodríguez.
“Los trenes se convierten en una excusa para aumentar los espacios verdes de la ciudad y cambiar el paisaje urbano por uno más amigable”: Mónica Giraldo
Sin embargo, la implementación de este sistema trae implícitos algunos riesgos que se deben considerar. Primero, la salud pública, que se refiere a tener en cuenta la calidad del agua que se almacenará cerca a la comunidad, ya que en los parques, el agua retenida está expuesta al excremento animal y la basura."Entender bien eso es importante. Es saber hasta qué punto es realmente seguro que yo tenga una estructura que almacene por períodos largos de tiempo agua. El riesgo no es que un niño se ahogue sino que tenga contacto directo con el agua", asegura Rodríguez.
Segundo, el mantenimiento posterior de las estructuras, que en el caso de Bogotá estaría a cargo de entidades públicas como el Acueducto, la Secretaría Ambiental y el Instituto Distrital de Recreación y Deporte. Tercero, la pedagogía ciudadana para que se respeten y apropien los espacios verdes creados tanto para el drenaje como para la convivencia.
Aunque la investigación a cargo de la Universidad de Los Andes ya finalizó, se continúa el monitoreo de la estructura piloto que se construyó en el Parque Metropolitano San Cristóbal de Bogotá. Vale resaltar que antes de la implementación de este proyecto se realizó una minuciosa revisión de otros casos a nivel mundial, un estudio de planeación con el propósito de escoger el tren más adecuado para la capital colombiana, el diseño de un plan de acción y, finalmente, la construcción de una cuenca seca de drenaje extendido en el barrio San Cristóbal.
Hay posibilidades de implementar más estructuras en zonas amplias donde el suelo tiene las características adecuadas, pero también existe la necesidad de hacerlo en zonas prioritarias donde el sistema de alcantarillado convencional no da a basto. Las 400 hectáreas de Lagos de Torca, al norte de Bogotá, ya incorporaron en su plan de desarrollo la implementación de SUDS, aseguró Martha Molina. Los espacios ideales para usar las estructuras, por su contribución son los corredores verde-azules (donde hay quebradas y bosque), separadores viales, andenes con árboles y parques.
Con apoyo de la Secretaría Distrital de Ambiente, la empresa de Acueducto, el Instituto de Desarrollo Urbano, el Jardín Botánico y Planeación Distrital, los ingenieros, arquitectos, paisajistas y urbanistas involucrados esperan seguir desarrollando más estructuras SUDS en la ciudad. Para Juan Pablo Rodríguez el éxito en Bogotá radica en la coordinación de todas las instituciones públicas involucradas, la participación del sector privado, el conocimiento especializado del funcionamiento de las estructuras, y lo más importante, la conciencia social.
Por Paula Hernández, Pablo Morales, Iván Salamanca y Juan Felipe Peña