En el campo los proyectos agro turísticos y agro ecológicos han tenido que cerrar sus puertas al turismo. También han visto perjudicados sus ingresos por la escasez de insumos. Esto es lo que la pandemia del covid-19 ha traído a los municipios de Cundinamarca donde se encuentran estos dos proyectos agroecológicos y agroturísticos. Tenasucá y Quinta Saroco. Esto sumió al país y en especial al agro en una crisis económica y de empleo sin precedentes, donde varias empresas y emprendimientos se vieron afectados. Es el caso del campo, específicamente de los proyectos agro turísticos y agro ecológicos que han tenido que cerrar sus puertas al turismo y han visto perjudicados sus ingresos por la escasez de insumos.
Estos proyectos tienen como objetivo principal cuidar el planeta a través de ideas amigables y sostenibles con el medio ambiente. Además, desarrollan una pedagogía enfocada en que las personas adquieran conocimientos, como por ejemplo, la disminución de su propia huella de carbono evitando el uso de plásticos de cualquier tipo. Algunos de estos proyectos, como la reserva natural Tenasucá y Quinta Saroco, se han visto perjudicados por las restricciones del Gobierno Nacional.
El covid-19 cambió el diario vivir de los colombianos en todos los aspectos. Muchas personas tuvieron que posponer sus planes, viajes y proyectos por el alto riesgo de contagio. De igual forma, varios sectores de la economía suspendieron sus labores cotidianas para salvaguardar la vida de los trabajadores.
Tenasucá se encuentra en el municipio de Tena en el departamento de Cundinamarca y hace parte de la red de reservas naturales de la sociedad civil de la laguna de Pedro Palo. Esta cuenta con una extensión de 42 hectáreas y hace parte de otras seis reservas que cuentan con diferentes servicios y que se encuentra en Bosques de la Falla del Tequendama. Este proyecto fue planteado por Roberto Sáenz, un ingeniero de sistemas conocedor y seguidor de la práctica de avistamiento de aves, por la pandemia tiene problemas con el turismo en la reserva y con la distribución de sus productos.
Quinta Saroco es una hacienda ubicada en el municipio de Silvania en el departamento de Cundinamarca. Este emprendimiento fue creado aproximadamente hace 10 años por Edwin Muñoz, un ingeniero que vio en esta idea la oportunidad de concientizar a las personas sobre el cuidado y preservación del planeta. Su proyecto se basa en dos ideas: el agro ecoturismo o turismo sostenible y la fabricación orgánica de alimentos. Desafortunadamente en los últimos meses, producto del covid-19, cambiaron sus planes y han resultado afectados tanto en la fabricación y distribución de sus productos como en el turismo.
En Quinta Saroco el proyecto agroturistico de Edwin ha tenido problemas en los últimos meses con el suministro de envases pues estos ha sido escaso para productos como el café, sirope de yacón, aceite de ajonjolí, entre otros. Según Edwin, estos materiales necesarios para el empaque de los productos se encuentran monopolizados en Bogotá por empresas que ante la alta demanda por la pandemia y ante el incremento del dólar, guardan los insumos para posteriormente venderlo a precios excesivos.
La elaboración de etiquetas, que sirven para la demarcación de los productos, ha sido otro de los problemas que han tenido que afrontar dado que en las zonas aledañas a Silvania no existen lugares dedicados a la impresión. Lo anterior, los obliga a buscasr soluciones en Bogotá donde el desplazamiento, tras las restricciones impuestas por el Gobierno Nacional, ha sido muy complejo. Los cultivos también se han visto afectados pero no en la misma medida pues la gran mayoría de los insumos para la siembra salen del mismo territorio de la finca. Otros insumos como las semillas han tenido que comprarlos a través de medios electrónicos. La “nueva normalidad” ha llevado incluso a reinventarse al campo.
Mientras tanto en el proyecto de Tenasucá, la producción desarrollada por Roberto Sáenz y la comunidad de Tena durante la pandemia ha sido diferente. Toda la producción de verduras y frutas se llevan a cabo con técnicas sostenibles que no dependen del uso de elementos del mercado. Abonos, semillas, empacado, etc. se dan en la misma zona, asegura Roberto. La idea de trueque establecida en la comunidad crea lazos en los que distribuyen los componentes de la producción.
Desde el inicio de la pandemia y por los cierres comerciales gran parte de la producción fue utilizada para consumo de la misma comunidad. La reserva Tenasucá y campesinos de la zona crearon una red de intercambios, a razón de trueque, de lo producido. Los procesos de comercialización de insumos orgánicos de la finca aseguraron que lo producido se diera y distribuyera sin inconvenientes.
En respuesta a la pandemia el Gobierno limitó el libre comercio de grandes y pequeñas superficies. Todos se han visto afectados. Emprendimientos agro ecoturísticos como Quinta Saroco y Tenasucá no han podido comercializar sus productos de forma física. A pesar de no tener una tienda en Bogotá, el sector de ventas para estos proyectos son los mercados campesinos que desde hace varios meses no han podido funcionar “La parte que verdaderamente se ha visto más afectada es la cadena de distribución en los mercados campesinos; pues las personas que allí distribuían nuestros productos no lo han podido hacer como se acostumbraba” dice Edwin.
Margarita Ramirez, directora de producción y competitividad para el campo de la Gobernación de Cundinamarca dice que los costos de producción subieron en todo el departamento debido al alza de los precios de los insumos y tecnologías. Como Gobernación han desarrollado diferentes estrategias para apoyar a los productores: “En los 116 municipios del departamento, cada funcionario apadrinó una provincia para verificar los problemas para el abastecimiento, seguridad alimentaria y los precios de los alimentos” asegura Ramírez
Sin embargo hay más problemáticas que afectan a estos proyectos. Por un lado, han tenido que reinventarse y encontrar otras formas para entregar sus productos por medio de mensajería convencional, cuando anteriormente eran ellos mismos los encargados de distribuirlos. “Hemos tenido que recurrir a enviar los productos por empresas de mensajería pero eso ha retrasado la efectividad de la entrega de los paquetes porque se ha incumplido con los tiempos de entrega a los clientes”, argumenta Edwin.
Tenasucá ha tenido problemas con la distribución, asegura Roberto, producto de la cuarentena. La reserva natural Tenasucá se dedica a distribuir quincenalmente los productos de la zona, este proceso se hacía anteriormente con mayor regularidad. Los problemas de transporte se han solucionado con la distribución productor-cliente con entregas casa a casa desde Tena hasta Bogotá. Las entregas son realizadas por Roberto quien junto a Victoria Molina, su esposa y cofundadora, han brindado el servicio de transporte de forma gratuita.
La constante en la distribución antes de la pandemia se daba por la participación principalmente en la ciudad de Bogotá en mercados agro universitarios como los realizados en la Universidad del Rosario, en la Universidad de la Sabana. Además los organizados por la Gobernación de Cundinamarca como el de la Plaza de Lourdes o el del Parque Alcalá junto con mercados independientes como La Bodega Agroecológica y la feria de Mercados Agroecológicos Tierra Viva.
Ismael Bolaños es ingeniero agrónomo de la empresa Rotam en Colombia y comenta que durante la pandemia no ha existido escasez para la distribución de la semilla. Por tanto, los proyectos agroecológicos no se ven directamente afectados en la producción de insumos para el consumo tales como frutas y verduras. Aunque los proyectos agro ecológicos manejan semillas “certificadas”, también se manejan semillas tradicionales de cada zona y estas no se han visto afectadas
Con la prohibición de la libre circulación de los ciudadanos y el cierre de vuelos nacionales e internacionales, el primer sector afectado económicamente fue el turismo. Proyectos como Tenasucá y Quinta Saroco, solo fueron algunos de los muchos que tuvieron que cerrar sus puertas. Según cifras del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, la cantidad de visitantes que ingresaron al país desde enero y hasta junio de 2020 fue de alrededor de 1.044.833 personas, durante el mismo periodo del año anterior ingresaron 2.216.043 turistas, esto quiere decir que hubo una disminución del 52,9%.
En los meses de marzo y abril del presente año el sector hotelero tuvo una caída en sus ingresos del 30,4% a comparación del año anterior, debido a las restricciones por la pandemia. Los proyectos agro turísticos reciben una gran cantidad de visitantes de todo el país y de diferentes partes del mundo, pero ante las restricciones impuestas por el Gobierno los han obligado a cerrar.
“Nos afectó totalmente desde el 19 de marzo. El turismo quedó nulo para nosotros, especialmente porque los planes que ofrecemos son de educación y concientización donde traemos universidades, corporaciones y entidades gubernamentales que venían a aprender de nuestro modelo de sostenibilidad, por la pandemia se cayeron varios de esos contratos” dice Edwin Muñoz.
Tenasucá, por su parte, ofrece servicios turísticos como caminatas ecológicas, cursos y charlas a visitantes en la adquisición de destrezas como la siembra y el aprender sobre viveros de árboles nativos y observación de aves. Los visitantes se encuentran con capacitaciones basadas en la conservación del ambiente y la restauración ecológica mediante la construcción de cercas vivas, la protección de nacimientos de agua y uniendo parches de bosque con especies nativas.
La reserva es reconocida por la observación de aves, la fotografía de naturaleza, el senderismo. Generalmente, desde el mes de agosto, se producen los avistamientos de aves. Por la pandemia los ingresos han disminuido cerca de un 70%, afirma Roberto. Se espera que en lo que resta del año se puedan retomar estas actividades con el mismo alcance de años anteriores, todo en el afán que causa la situación actual.
Estos proyectos además de lo producido en el campo, también tienen una oferta turística para sus visitantes en donde el cuidado, la preservación de la tierra y la concientización del uso de los recursos son ejes transversales. En Quinta Saroco se ofrecen planes de estadía y pasadía con un enfoque orientado a la protección de la cuenca del Río la Victoria, sin embargo, a raíz de la pandemia han tenido que restringir por completo el ingreso de visitantes al proyecto.
Sus ingresos económicos giran en torno a las visitas realizadas por estudiantes y aficionados que desean conocer sobre avistamientos de aves y agricultura ecológica. Los meses entre enero a abril y de septiembre a diciembre son las fechas indicadas para realizar avistamiento de aves, y por ende, las de mayor afluencia de público a la finca agroecológica.
Las ventas en Quinta Saroco han migrado a comercios electrónicos y redes sociales, dado que los mercados campesinos no se han podido llevar a cabo en los últimos meses. Contrario a lo que se creería en el caso de Quinta Saroco, las ventas han incrementado en más de un 100%. Según Edwin se debe a varios factores. Primero, por una red de clientes que desde hace años compran sus productos y han recomendado a otras personas, segundo; a la eficacia de sus productos para proteger el sistema inmune y tercero, porque las personas están haciendo mayor uso de las redes sociales.
“La venta se ha incrementado porque los productos que creamos son preventivos para el cuidado de la salud de las personas, bien sea para subir las defensas del organismo o para desinfectar las manos o superficies” - Edwin Muñoz.
La Gobernación de Cundinamarca, con la reactivación de sectores productivos desde el mes de septiembre, ha llevado a cabo circuitos cortos de comercialización donde se ha implementado el regreso de pequeños productores a mercados campesinos como el de Facatativá, Fusagasugá, Zipaquirá, Cáqueza, entre otros. Por su parte, Quinta Saroco ya se encuentra autorizado para recibir turistas desde el 14 de septiembre, después de que fueron aprobados los protocolos de bioseguridad.
Reportaje realizado por: Odan Havid Acero y Daniel Camilo Camargo